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Warhammer 40,000
- "El Señor de la Guerra está sobre el cuerpo de un ángel roto. Detrás de él una visión de la torturada Terra ocupa toda la cúpula. Una burbuja preparada para ser atacada por la garra de Horus. Cuerpos de Marines destrozados están tirados por todas partes.
La cara brillando con una roja luz interior, Horus habla. "Pobre Sanguinius. Le ofrecí una posición de poder en el nuevo orden. Se podía haber sentado a la derecha de un dios. Ha escogido al bando perdedor."
El Emperador está transfigurado, intenta increpar a Horus. Pero al final solo es capaz de decir: "¿Por qué?"- —Extracto del encuentro entre Horus y el Emperador en la Batalla de Terra, al final de la Herejía de Horus
En el siniestro futuro del 41º Milenio, la Humanidad se encuentra al borde de la extinción. El Imperio del Hombre, que se extiende de un extremo a otro de la Galaxia, se ve amenazado por todas partes por feroces alienígenas y desde el interior por criaturas malignas y herejes rebeldes.
Los servidores del Emperador (los Marines Espaciales, las Hermanas de Batalla, la Guardia Imperial y las fuerzas de la Inquisición) consagran su vida a la salvaguardia del Imperio. La Galaxia está plagada de monstruosas criaturas que constantemente amenazan con devorar toda civilización o cultura distinta de la suya. Las fuerzas del Caos, un cáncer que ha minado el Imperio durante milenios, son un omnipresente peligro para la vida tal y como la conocemos. Diversas razas alienígenas luchan por destruir la Humanidad y ocupar su puesto dominante en la Galaxia.
No hay tiempo para la paz. No hay respiro. No hay posibilidad de olvidar. En el despiadado universo del lejano futuro solo hay guerra.
El Imperio de la Humanidad es el imperio galáctico que engloba a la mayor parte de la Humanidad. El fundador y gobernante del Imperio es el divino Emperador, el psíquico humano más poderoso hasta la fecha. Creó el Imperio hace diez milenios, en la Gran Cruzada del M30, y aunque enterrado e incomunicado en el soporte vital del arcano Trono Dorado, sigue siendo el líder nominal de la raza humana diez milenios después.
El Imperio es la entidad política más poderosa y amplia de la Galaxia, gobernando al menos un millón de mundos dispersos a lo largo y ancho de esta. Consecuentemente, un planeta imperial puede estar separado por centenares o miles de años luz de su vecino más próximo, y las dificultades de comunicación y desplazamiento hacen que todo se rija por una anquilosada y lenta burocracia, que en general permite que los Gobernadores Planetarios actúen por su cuenta en tanto cumplan a tiempo con sus diezmos, sus levas y su devoción al Dios-Emperador.
Varias razas alienígenas (Tiránidos, Eldars, Eldars Oscuros, Orkos, Necrones y Tau, entre muchas otras) y fuerzas malignas (las Legiones Traidoras, los Capítulos Renegados, los Perdidos y los Condenados, el Mechanicum Oscuro y los Demonios de la Disformidad, todos al servicio del Caos) se oponen a la supremacía del Imperio. Desde dentro, el Imperio es amenazado aún más insidiosamente por rebeliones, mutaciones, psíquicos descontrolados y cultos subversivos.
Sin la protección del Imperio, la Humanidad caería presa de las innumerables amenazas que la acosan. Estas son sus principales divisiones:
Marines Espaciales - Guerreros sobrehumanos genéticamente mejorados, son una fuerza de élite que acude rápidamente donde más se la necesita, asaltando planetas desde el espacio y destruyendo a enemigos que ningún otro ejército puede destruir.
Guardia Imperial - Tropas regulares, aunque muy variadas en apariencia y estilo de combate, que el Imperio desplaza en cantidades inmensas para lidiar con la mayoría de rebeliones e invasiones.
Armada Imperial - La división naval espacial de los ejércitos regulares del Imperio está mucho más estandarizada, y es totalmente independiente de la cadena de mando terrestre para asegurar que un ejército de Guardias Imperiales rebeldes no pueda apoderarse de medios de transporte que le permitan invadir otros planetas imperiales.
Adeptus Mechanicus - Guardianes de la estancada e incomprendida tecnología de los ancestros del Imperio, los siervos del Dios Máquina tienen a su disposición ejércitos enteros de Skitarii, servidores, Titanes y Caballeros Imperiales para proteger sus valiosos Mundos Forja y buscar nuevos restos del saber perdido de la Era Oscura de la Tecnología.
Inquisición - Esta sagrada organización responde solo ante el Emperador de la Humanidad y se encarga de asegurarse de que ningún hereje (Ordo Hereticus), fuerza corrupta (Ordo Malleus) o alienígena (Ordo Xenos) amenaza la supervivencia del Imperio en general, pudiendo emplear para ello casi cualquier método y recurso a su alcance.
Adepta Sororitas - Esta división encuadra a las pías Hermanas de Batalla, Hermanas Dialogantes, Hermanas Famulatas y Hermanas Hospitalarias, devotas del Dios-Emperador y enemigas de los herejes que le dan la espalda.
Oficio Asesinorum - Los Asesinos Imperiales, divididos en los Templos Eversor, Vanus, Callidus, Vindicare, Venenum y Culexus, se encargan de llevar a cabo ejecuciones (espectaculares, ignominiosas o sutiles, según el estilo de cada uno) de aquellos que se han apartado de la ortodoxia y obediencia al Imperio, o simplemente representan una amenaza para su continuidad.
El Caos es el océano infinito de energía emocional y espiritual que define a la Disformidad, la dimensión infernal paralela que permite a las naves del Imperio ignorar las leyes de la física y llegar en semanas a planetas situados a miles de años luz. La suma de los peores aspectos de las psiques humanas y alienígenas dio lugar hace milenios a cuatro poderosos Dioses Oscuros (Khorne, Dios de la Sangre y la rabia; Tzeentch, Señor de la Mutación y las intrigas; Nurgle, Padre de la Plaga y la decadencia; Slaanesh, el Príncipe Oscuro del hedonismo y los excesos), entidades malignas que tratan de influir en los mortales del Espacio Real (pues necesitan de su devoción para alimentarse) tanto con sutiles formas de corrupción como mediante el despliegue de poderosos ejércitos:
Demonios - Estos malignos y retorcidos seres pueblan la Disformidad y se agrupan por su alineación con los cuatro Poderes Ruinosos. Su nivel de poder les divide en escalafones que van desde los impresionantes Grandes Demonios hasta las estúpidas pero feroces Bestias Demoníacas que a veces cabalgan los Demonios Menores. Son capaces de influir en la mente de los mortales del Espacio Real, e incluso de abrir desgarrones en el tejido de la realidad a través de la mente de psíquicos mal defendidos para invadir planetas enteros o infiltrarse en la sociedad a fin de favorecer sus terribles planes de destrucción.
Marines Espaciales del Caos - Procedentes bien de las nueve Legiones Traidoras originales de la Herejía de Horus, bien de los Capítulos Renegados posteriores, estos antaño orgullosos defensores de la Humanidad se han refugiado en terribles Tormentas Disformes como el Ojo del Terror o el Torbellino para escapar de la venganza del Imperio. Allí se han convertido en piratas y tiranos, ansiosos por acumular poder y satisfacer sus más bajos instintos, a sabiendas de que cuanto más se entreguen a ellos más favor recibirán de sus Dioses.
Los Perdidos y los Condenados - Millones de herejes, mutantes, psíquicos descontrolados y Guardias Imperiales Traidores se han rendido al poder del Caos y atacan en hordas o se infiltran como cultos prohibidos en el Imperio.
Mechanicum Oscuro - Renegando de los dogmas y limitaciones del Culto Mechanicus ortodoxo practicado en el Imperio, estos Tecnoherejes producen buena parte de la tecnología demoníaca que usan las Fuerzas del Caos, y pueden desplegar a las terribles Legiones Titánicas Traidoras para destruir a sus enemigos.
Los Eldars son una antigua raza en la galaxia que se encuentra en decadencia. Sus excesos hedonistas provocaron el nacimiento del Dios del Caos Slaanesh, y el Ojo del Terror engulló sus territorios nativos. Sus intentos de sobrevivir son cada vez más difíciles debido a las amenazas de las fuerzas del Caos y del Imperio de la Humanidad. Están divididos en cuatro facciones principales:
Mundos Astronave - Son los mundos artificiales de los Eldars. En ellos se refugiaron los Eldars que renunciaron a los excesos pero no a su tecnología, confiando en la práctica de Sendas para conservar la vida y el alma. Sus habitantes suelen intervenir en múltiples escenarios de la Galaxia atravesando la Telaraña para modificar el curso de los acontecimientos a fin de retrasar la extinción final de su raza, siguiendo los consejos de sus Videntes.
Exoditas - Estos orgullosos Eldars rechazaron completamente la degeneración de su cultura tiempo antes de la Caída de los Eldars, y se marcharon a Mundos Vírgenes para practicar vidas sencillas y sufridas lejos de la tentación del lujo y los placeres.
Arlequines - Estos misteriosos Eldars, adoradores del Dios Que Ríe Cegorach, ocultan sus rostros tras máscaras y disfraces y recorren todos los dominios de los Eldars para representar ante ellos danzas mitológicas e instructivas, sin importar la afiliación de su audiencia.
Eldars Oscuros - Estos Eldars nunca renegaron de sus pérfidas costumbres tras la Caída, sino que se refugiaron de la debacle en Commorragh, la Ciudad Siniestra oculta en la Telaraña. Desde allí realizan macabras incursiones en el Espacio Real para capturar esclavos y deleitarse en el dolor ajeno, algo que les mantiene jóvenes a lo largo de siglos.
Los Orkos, también llamados pielesverdes, son una salvaje y belicosa raza de humanoides de piel verdosa que se extiende por toda la galaxia. Son vistos como toscos e incivilizados por sus enemigos (prácticamente todas las otras razas inteligentes), pero en la práctica han resultado ser la especie más exitosa, superando en número a todas las otras, incluida la Humanidad (con los Tiránidos como la única excepción plausible).
Los pielesverdes son una de las razas alienígenas más peligrosas que plagan la galaxia. Increíblemente numerosos y siempre ansiosos de luchar y conquistar, representan una amenaza para todas y cada una de las razas inteligentes. Entre constantes e hirvientes mareas de guerra y matanzas, los imperios Orkos se alzan y caen. Afortunadamente la mayoría duran poco, destruyéndose rápidamente desde dentro en torbellinos de violencia y conflictos internos, pero si alguna vez los Orkos se unificaran completamente, serían capaces de aplastar cualquier oposición.
La inagotable sed de conflicto de los Orkos siempre ha resultado ser su perdición: a lo largo de toda la historia, los Klanes Orkos han pasado más tiempo luchando entre sí que contra otras razas, librando brutales guerras en las que solo los más fuertes sobreviven. Ocasionalmente emerge un líder lo bastante poderoso como para derrotar a sus rivales y unir a las tribus enfrentadas bajo su puño de hierro. Su éxito atrae a otras tribus hacia él, y pronto todas emprenden un gran ¡Waaagh!: mitad migración, mitad guerra santa, estas avalanchas de destartaladas naves atestadas de pielesverdes pueden arrasar Sectores enteros.
Dado que los Orkos apenas usan la escritura, y muchas tribus Orkas nacen de esporas liberadas por los cuerpos de antiguos invasores pielesverdes que o bien murieron o bien se marcharon hace mucho, sería difícil que mantuvieran un nivel tecnológico capaz de amenazar a las demás razas, pero merced a sus conocimientos "instintivos" de mecánica y medicina inscritos en su ADN, y a su tenaz práctica del ensayo y error, pueden lograr crear objetos de destrucción masiva que desafían la lógica de las leyes naturales (de hecho, muchos funcionan solo porque sus dueños creen que deben hacerlo).
Los Necrones son guerreros metálicos no muertos, creados a partir de la raza Necrontyr. Han yacido durmientes en sus tumbas de estasis durante millones de años. Son viejos más allá de lo imaginable, más antiguos incluso que los Eldars. Al fin, no obstante, están empezando a despertar, buscando reestablecer la supremacía de las Dinastías Necronas sobre la galaxia una vez más.
Hace 65 millones de años, la Triarca que regía a los cada vez más divididos Necrontyr decidió entrar en guerra con los Ancestrales para conseguir un enemigo común y quizá robarles el secreto de su extrema longevidad. La Guerra en el Cielo resultó inicialmente un desastre para ellos, pues a pesar de su tecnología superior carecían de poderes psíquicos y de acceso a la Telaraña. Desesperada, la Triarca se alió con unas misteriosas entidades espaciales devoradoras de estrellas, los C'tan, quienes diseñaron para ellos cuerpos robóticos casi indestructibles y dieron a la Triarca el control absoluto sobre todos los recién creados Necrones. No obstante, perdieron sus almas en el proceso, devoradas por los "Dioses Estelares".
Desollador Necrón.
Con fuerzas ahora inagotables y con el apoyo de los inmensos poderes de los C'tan, los Necrones empujaron a los Ancestrales a la extinción, y estos fueron devorados por Esclavizadores surgidos de la cada vez más agitada Disformidad. Mientras los C'tan se daban un festín con los últimos Ancestrales, el Rey Silente Szarekh ordenó a todos los Necrones atacarles, reduciéndolos a meros Fragmentos capturados en Laberintos Teserácticos. Acto seguido, para evitar ser presa de los vengativos Eldars, Orkos y demás razas psíquicas creadas por los Ancestrales, hizo retirarse a todas las Dinastías a sus Mundos Necrópolis para dormir en estasis durante 65 millones de años, les encargó reconstruir la gloria de los Necrontyr, y después destruyó los protocolos de control que le daban poder sobre ellas. Hecho esto, partió en un exilio autoimpuesto más allá de la Galaxia.
Ahora, en el 41º Milenio, cada vez más Dinastías se alzan de su sopor y empiezan a expandir de nuevo sus antiguos dominios. No obstante, el paso del tiempo ha hecho mella en sus mentes, y muchos han degenerado en asesinos nihilistas, locos caníbales o simplemente en seres seniles que viven en el pasado, como el Némesor Zahndrekh. Eso no quiere decir que sean menos peligrosos: su armamento y tecnología siguen sin tener rival, y si bien han vuelto a perder su unidad política, todos conservan su propósito de imponerse sobre las demás "jóvenes razas" que usurparon su puesto dominante.
Los Tau son una raza joven, humanoide, inteligente y tecnológicamente avanzada que procede de la Franja Este de la Galaxia y que lucha por extender su imperio interestelar y un concepto filosófico al que llaman el Bien Supremo. Los Tau afirman ser una raza pacífica siempre que les es posible, pidiendo a otras que se unan a su causa voluntariamente en lugar de luchar. Sin embargo, si sus acercamientos son rechazados, pueden decidir conquistar sus planetas por el Bien Supremo, acribillando a cualquiera que se interponga en el camino de su benigna expansión. La sociedad Tau está dividida en cinco castas: la Casta del Fuego (soldados), la Casta de la Tierra (productores y científicos), la Casta del Aire (pilotos espaciales), la Casta del Agua (diplomáticos y mercaderes) y la Casta Etérea (gobernantes-filósofos). El ideal motivador central de los Tau es que todos los miembros de su imperio, sin importar su raza u origen, trabajará por el bienestar colectivo de todos los demás.
Ataque Kroot
Los Tau son la raza dominante en el Imperio Tau, una entidad política interestelar compuesta por varias especies distintas, entre las que destacan los Kroot de Pech, los Aguijones Alados de [[Véspid (Planeta)|]], los psíquicos nómadas Nicassar y, desde hace poco, varios planetas humanos conquistados al Imperio de la Humanidad. Su población ha quedado impresionada por el concepto del Bien Supremo y son conocidos como Gue'vesa en el lenguaje Tau, mientras que en el Imperio son considerados los peores traidores y herejes. Los Tau son una raza relativamente joven (hace solo seis mil años que los Exploradores del Adeptus Mechanicus indicaron que dominaban el fuego y la rueda), pero han evolucionado rápidamente en los últimos milenios. A diferencia de otras jóvenes razas de la Galaxia, han hecho grandes avances tecnológicos y ahora representan una auténtica amenaza al dominio imperial en su región del espacio.
Flota Enjambre Tiránida atacando a la Armada Imperial.
Los Tiránidos son una raza extragaláctica compuesta por odiosos alienígenas, que en realidad componen un ecosistema capaz de viajar en el espacio formado por innumerables formas de vida basadas en el mismo tema genético. La raza Tiránida se dedica exclusivamente a garantizar su propia supervivencia, propagación y avance evolutivo. En conjunto, conforma un monstruoso superorganismo que viaja a través del universo en sus grandes Flotas Enjambre de Naves Enjambre biomecánicas, consumiendo sistemáticamente toda otra biomasa para fomentar su propia evolución y reproducción. Todos los organismos Tiránidos son sinápticos, y cada uno de ellos comparte y contribuye a la Mente Enjambre común, lo que permite a los trillones de seres que viajan en las Flotas Enjambre comunicarse y organizarse instantáneamente a una escala abrumadora.
La mentalidad del enfoque bélico de los Tiránidos puede resumirse con la frase "la cantidad tiene su propia calidad". Desde el "inferior" Devorador hasta el letal Tirano de Enjambre, todos intentan arrasar a sus enemigos por puro peso numérico, reproduciendo números dantescos de organismos muy virulentos en un tiempo récord a partir de la sopa bioquímica que destilan de los mundos que devoran. Los componentes de una Flota Enjambre Tiránida se mueven casi exclusivamente en grandes grupos conocidos como enjambres que poseen criaturas biomecánicas especializadas en la destrucción y consumición de una amplia variedad de presas. Los Tiránidos han desarrollado evolutivamente sofisticados métodos para facilitar la transferencia genética de una especie a otra, por lo que uno de sus grandes objetivos es adquirir nuevos rasgos biológicos útiles de otras formas de vida, que después serán usados por la Mente Enjambre para potenciar la efectividad de los Tiránidos a la hora de consumir nuevos mundos. Todos los Tiránidos son reproducidos por unas formas de vida femeninas altamente inteligentes conocidas como las Reinas Nornas. Las Reinas Nornas de una Flota Enjambre son las criaturas más importantes del conjunto, pues si fueran heridas o destruidas los Tiránidos no podrían seguir reproduciéndose a partir de la biomasa capturada. Por tanto, solo se las puede encontrar en las mayores y más defendidas Naves Enjambre de la flota.
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