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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Cruceroasalto

Crucero de Asalto de los Marines Espaciales.

"Esto es absolutamente fascinante, gran almirante, absolutamente fascinante"

Ario Barzano, Iniquisidor del Ordo Xenos

El Vae Victus es el Crucero de Asalto de la 4ª Compañía de los Ultramarines, al mando del gran almirante Lazlo Tiberius.

Su casco estaba lleno de cicatrices de combates. Era un leviatán alargado de tipo gótico con unas turbinas de disformidad protuberantes. La antena que sobresalía por encima de la torre catedralicia llena de arcadas del puente de mando se alzaba justo desde su centro y se alargaba hacia los poderosos impulsores de plasma de la popa.

A cada costado de la proa angulosa y de los cañones de bombardeo se encontraban las entradas almenas de sus tubos de lanzamiento, de donde salían las cañoneras Thunderhawk y los torpedos de abordaje. Los costados de la nave estaban cubiertos en toda su longitud de baterías de armas con los cañones decorados con gárgolas y los tubos de lanzamiento de los torpedos normales.

El Vae Victus era muy antiguo. Había sido construido en los astilleros de Calth hacía ya tres mil años, y mostraba las florituras de diseño propias de los navieros de Calth, con las arcadas góticas típicas que rodeaban los tubos de lanzamiento y los arbotantes y contrafuertes de las carcadas protectoras de los motores.

Su casco mostraba orgullos las cicatrices ganadas en cada enfrentamiento. Los artificieros de los Ultramarines habían reparado con veneración cada avería y agujero, entregando de ese modo el honor de sus victorias al vasto espíritu que habitaba en el interior del palpitante corazón mecánico de la nave estelar.

Puente de mando[]

"¡Gran almirante, encienda los escudos y prepare las armas!"

Ario Barzano, Inquisidor de la Ordo Xenos

El puente de mando del Vae Victus, santuario del gran almirante Lazlo Tiberius, era una cámara amplia y luminosa, con un techo abovedado de unos quince metros de alto. Los claustros que se abrían a ambos lados de la plataforma de mando estaban repletos de bancos de imágenes holográficas resplandecientes y de antiguas pantallas llenas de símbolos rúnicos que emitían un zumbido continuado. Un servidor cibernético medio humano de cráneo afeitado estaba conectado por cables rígidos a cada uno de los sistemas de regulación y control de la nave. Una amplia ventana de observación dominaba la parte frontal de la estancia.

Unas pantallas más pequeñas situadas en las esquinas del ventanal mostraban la velocidad y el rumbo de la astronave, además de los objetos de la zona localizados por los detectores.

La amplia estancia estaba dividida en su parte posterior por un crucero con arcos donde se encontraban, a ambos lados, los puestos de detección y de disparo. Los oficiales de puente de los Marines Espaciales, con unas simples túnicas de arpillera sobre sus armaduras, también vigilaban cada uno de los puestos.

El aire reciclado estaba impregnado con el aroma de incienso ardiendo en los braseros que unos sacerdotes encapuchados balanceaban arriba y abajo, y un canto apenas audible flotaba por la cámara, procedente de la sacristía elevada y la cúpula del navegante, situadas detrás del púlpito del capitán.

Se alza un atril en el púlpito del capitán en el que se aprecian los trazados tácticos y donde aparecen a lado un visualizador-cronómetro mostrando el rumbo y el tiempo estimado de llegada. Del claustro contiguo se debían subir unos peldaños para llegar a la cámara de mando. Se puede recorrer el puente de mando para llegar a la Zona de Observación, con una gigantesca ventana de observación.

Bastantes de los puestos de control estaban atendidos por servidores, seres lobotomizados, alterados cibernéticamente e incapaces de notar la presencia de otros. Algunos controlan la variación de temperatura en el núcleo del motor de plasma; otro las unidades de reciclado del oxígeno en los puentes de las armas. Los puestos de vigilancia estaban al otro lado del crucero de la nave, donde los oficiales de los Marines Espaciales estaban de servicio al lado de los servidores inmovilizados. Allí había una mesa de trazado de rumbo con reborde de piedra situada en el centro de aquella estancia. En ella se podían ver la enorme cantidad de datos tácticos que mostraba la placa montada con teclados de introducción de datos y los bancos lógicos de aquella parte del puente de mando.

La tripulación[]

"¡Control de detección! Quiero un barrido amplificado de toda la zona. ¡Que alguien me diga, en el sagrado nombre de Terra, qué es lo que hay ahí fuera! ¡Baterías de costado a estribor, fuego a discreción!"

Lazlo Tiberius, Gran Almirante del Vae Victus, de la Cuarta Compañía de los Ultramarines

Los tripulantes envueltos en túnicas estudiaban continuamente sus sensores rúnicos, explorando el espacio que se abría ante ellos con toda clase de detectores y de aparatos de augurios. Tiberius sabía que el capitán de una nave estelar era sólo tan bueno como buena era la tripulación de la que estaba al mando. Todos los conocimientos tácticos de la galaxia no servirían de nada si le proporcionaban información inexacta o sus órdenes no eran obedecidas con prontitud y sin duda alguna por los miembros de la tripulación.

Tiberius contaba con una de las mejores tripulaciones de la flota de Ultramar. Puestos a prueba una y otra vez en el fragor del combate, sus miembros siempre habían cumplido hasta el más mínimo detalle todas sus órdenes. El Vae Victus había librado algunas batallas desesperadas, pero su tripulación siempre se había comportado con honor. Tiberius exigía que todos y cada uno de los tripulantes mantuvieran la máxima capacidad de rendimiento en todo instante, desde el operario de cualquier nivel inferior hasta los oficiales de cubierta. Era un reflejo de la dedicación y de la lealtad existente entre los servidores de los Ultramarines, que constituían la mayor parte de la tripulación de la nave.

Capilla de la Cuarta Compañía[]

La capilla de la Cuarta Compañía estaba ubicada tres niveles por debajo del puente de mando del Vae Victus. El aire resonaba suavemente con el sonido de las plegarias de los Marines Espaciales. La estancia era amplia y de techo alto, capaz de admitir con facilidad a todos los hermanos de batalla de la Compañía. Una nave de suelo de piedra pulida conducía hasta un altar negro y vítreo y al atril de madera del otro extremo de la capilla. Detrás del atril, en un hueco hay instalada una placa de datos donde poder consultar las misiones.

Las ventanas de vidrios de colores de tonalidades maravillosas y de enorme majestuosidad dominaban la parte superior de la capilla. Cada ventana estaba en el interior de una pequeña arcada con forma de hoja, y las antorchas eléctricas colocadas detrás de ellas iluminaban de un modo fantasmal a los guerreros allí reunidos. Cada una de las ventanas mostraba un período de larga historia del Imperio: la Era de los Conflictos, la Era de la Apostasía, el Emperador Deificado y el Emperador Victorioso. Las condecoraciones otorgadas a la Compañía tras ganarlas en una docena de cruzadas colgaban bajo los ventanales, cada una de ellas un testamento a la tradición de valor y coraje que se extendía a lo largo de diez mil años.

Los guerreros de la Compañía permanecían de pie, en posición de descanso, bajo la parpadeante luz de las antorchas eléctricas, con los ojos posados en el pulido suelo de la capilla. Cantaban una letanía de agradecimiento al Emperador en la Tierra mientras meditaban sobre su sagrado deber hacia el Dios-Emperador.

Al otro extremo de la nave, habían unas puertas con refuerzos de hierro.


Torretas defensivas[]

Cada torreta de defensa cercana era manejada por un servidor equipado con sus propios augurios, lo que le permitía apuntar a los torpedos enemigos que pudieran acercarse de modo individual e independiente.

Historia[]

A lo largo de su dilatada carrera, el crucero de ataque había cruzado la galaxia de un lado a otro varias veces, y había librado innumerables combates contra enemigos, tanto humanos como alienígenas. Se había enfrentado a los Tiránidos en la Batalla de Macragge, destruido la nave insignia del renegado Ghenas Malkorgh, infligido el golpe de gracia al viejo cascarón Orkos Kaptor de Vicios. Hacía poco había arrasado las defensas orbitales de Thracia en la Cruzada Appolyon.

En su camino a Pavonis sufrió una emboscada por la astronave de los eldars oscuros Jinete de la Tormenta, de la Kábala de la Espada Hendedora y capitaneada por el arconte Kesharq. En ese asalto por sorpresa varios trozos de adamantio de varios metros de grosor habían sido arrancados de la estructura de la nave como si fueran papel de aluminio, y unos tendones irregulares de acero quedaron al descubierto en las zonas de la sección de proa donde habían impactado los disparos de las lanzas de energía de la astronave eldar. En ese asalto murieron varias docenas de servidores colgando sin vida de sus sillas. Los escudos de vacío estaban sobrecargados y tenían brechas en el casco desde el nivel siete hasta el nueve. Habían dejado inutilizados momentaneamente los cañones de bombardeo de proa y el hangar de lanzamiento principal había recibido un impacto directo. El viraje que ordenó el gran almirante Tiberius antes de la andanada los salvó, gracias al aviso del Inquisidor Ario Barzano. Del impacto de los fragmentos y metralla de un torpedo enemigo acabaron destruyendo una torreta de defensa, arrancando una antena de detección y partiendo unas cuantas estatuas. 

Fuentes[]

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