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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Khorne medio sin fondo

Cerberus el Rebañacráneos, mascota de los Poderes Ruinosos, patrocina este espacio para honrar a sus demoníacos señores. Pulsa sobre él y te introducirá en los misterios del Caos.

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Sartak fue una vez Bibliotecario de los Garras Astrales, pero más tarde se convirtió en Hechicero del Caos de los infames Corsarios Rojos.

Durante los oscuros acontecimientos de Badab, Huron envenenó la mente de los Garras Astrales contra el Emperador, y Sartak, leal a su Señor del Capítulo como todo Marine Espacial debía, le siguió en la herejía. Junto a otros 200 Hermanos de Batalla, escapó de la destrucción al huir de Badab Primaris al final de la Guerra de Badab. Pero los años de delirios se cobraron su factura en el una vez idealista guerrero. Sartak sentía que había estado siguiendo el camino fácil demasiado tiempo. Como un hombre dormido devuelto a la consciencia, Sartak abrió los ojos a la depravación y la corrupción del hombre ahora conocido como el Tirano de Badab. Tras este chocante despertar, Sartak se dio cuenta de que sólo había manera de sacar provecho de su traición al Emperador.

El Marine Espacial fue encontrado inconsciente por el Sargento Arghun de los Cicatrices Blancas en el puente de un Crucero de Asalto que estaba siguiendo el rastro de una partida de los Corsarios Rojos. Sartak defendió que había dejado de ser un saqueador sanguinario y que había traicionado el juramento de lealtad al Tirano: si se le daba la oportunidad de infiltrarse en el buque insignia de Blakcheart y encontrar a su amigo Lothar, podría comunicar a los Cicatrices Blancas dónde tendría lugar el próximo ataque de los Traidores. El hermano Arghun y Sartak lograron llegar al Torbellino y acabaron por ser capturados por los Corsarios Rojos y llevados ante su Señor del Caos. El Tirano interrogó a Arghun por las razones que le habían llevado a traicionar sus juramentos de fidelidad al Emperador y, no convencido de las intenciones del supuesto traidor, ordenó a Sartak matar al Cicatriz Blanca para probar su lealtad. Con reservas, Sartak hizo lo que se le ordenó.

Tras la ejecución, Sartak buscó a su contacto en la nave de Blackheart, su amigo Lothar. Por desgracia, lo encontró en un combate público a muerte contra el Campeón de Khorne Crassus. Superado completamente, fue rápidamente derrotado y, justo antes de morir, Lothar informó a su amigo del próximo objetivo de los Corsarios Rojos: el planeta Razzia. Tras retirarse a sus aposentos, Sartak buscó en el éter de la Disformidad y encontró la mente de un Vidente de las Tormentas esperándole. Sartak le informó entonces del próximo objetivo del Tirano.

Después de mandar su mensaje astropático, Sartak se vio enfrentado a Garlon Comealmas, el maestro psíquico del Tirano, y al propio Blackheart. Ambos le informaron de que conocían su traición, y de que le habían usado para desviar a los Cicatrices Blancas de su verdadero objetivo, el planeta imperial Santiago. Enfrentado a su oscuro destino, Sartak atacó a Blackheart, pero perdió ambas manos por un golpe de la Garra del Tirano; a continuación, Garlon lo dejó inconsciente con un ataque psíquico.

Dreadnought Pilot

Piloto de Dreadnoght

Cuando finalmente despertó, Sartak se encontró confinado en una especie de contenedor en la más completa oscuridad. Sus extremidades estaban constreñidas, y diversos tubos le habían sido introducidos por la garganta. Al intentar proyectar su mente en la Disformidad, vio que sus poderes habían sido suprimidos. Sartak llegó a la desoladora conclusión de que había sido encerrado en algún tipo de cápsula de escape y enviado al espacio. Pero, para su propio horror, se dio cuenta de que el destino le había deparado algo mucho peor. Aterrorizado, comprendió que había sido enterrado en el sarcófago de un Dreadnought, que nunca sería colocado en el chasis de uno. Mantenido apenas con vida, se vería condenado a pudrirse lentamente por toda la eternidad. Con esta chocante revelación, la cordura de Sartak huyó de su mente con un grito silencioso.

Fuentes[]

  • En el Torbellino - En el Torbellino, por Chris Pramas.
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