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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Cuarto Clasificado en el I Certamen de Relatos. Escrito por Uriel Ventris.
Personajes Principales
  • Caballeros Estelares
    • Señor del Capítulo: Altair.
    • Capellán Mayor: Acrux.
    • Bibliotecario Mayor: Vega.
    • 1 Capitán: Sirio.
    • 2 Capitán: Gomeisa.
    • 3 Capitán: Proción.
    • 4 Capitán: Kornephoros.
    • 5 Capitán: Archenar.
    • 6 Capitán: Capella.
    • 7 Capitán: Polux.
    • 8 Capitán: Algol.
    • 9 Capitán: Beltelgeuse.
    • 10 Capitán: Castor.
    • Hermano Dreadnought Venerable Polaris.
    • Dreadnought Mira.
    • Dreadnought de Hierro Altinak.
    • Escuadra táctica Protos:
      • Sargento Antares.
      • Sham.
      • Alchiba.
      • Shaula.
      • Alshain.
      • Labrum.
      • Menkent.
      • Kaitos.
      • Alpheratz.
      • Tarazed.
    • Capitán del Dragón: Aldhibain.
    • Capitán Estrella de Luz: Edasich.
  • Legio Solar
    • Titán Imperator: La Luz del Emperador.
      • Princeps: Walmer Turmir.
      • Moderati: Boruk Clousen.
      • Moderati: Ralser Adrien.
    • Titán Warlord: Tormenta de Fuego.
    • Titán Warlord: Llama de la Verdad.
    • Titán Reaver: Fuego de la Pureza.
    • Titán Reaver: Sabiduría Cegadora.
  • Guardia Imperial:
    • 412 Tercios de Hispania
      • General: Valens Vinesi.
      • Comisario: Istronas Dursan.
      • Soldado: Alvar Gondser.
      • Soldado: Rubnid Surlas.
      • Soldado: Jhonas Lorser.
      • Soldado: Xavier Hinojs.
    • 385 Tercios de Hispania
      • Soldado: Carls Martz.
      • Soldado: Joss Chincer.
      • Soldado: Paulus Canets.
    • 149 Tercios de Hispania
      • Soldado: Marius Olver.
    • 259 Tercios de Hispania
      • Soldado: Xexu Gilsd.
  • Marines Espaciales del Caos:
    • Mil Hijos:
      • Gran Hechicero: Farsi.
    • Devoradores de Mundos
      • Vlad el Empalador.
    • Guerreros de Hierro:
      • Incus.
    • Amos de la Noche:
      • Nebula

Antares se encontraba en su pequeña habitación que le habían asignado en la Estrella de Luz. Su nueva espada sierra estaba colocada sobre un soporte y su pistola bólter estaba en una pequeña repisa. Estaba nervioso, aquella era su primera misión como sargento y encima con aquellos malditos caóticos que nunca ponían las cosas nada fácil. Intentó relajarse, tenía que dirigir a sus hermanos con la cabeza y con el corazón y no permitiría que nada enturbiase sus ideas.

Alguien llamó a la puerta y cuando la abrió se encontró con Alshain, su hermano de honor y uno de los hombres a su mando.

-Vamos Antares, el capitán nos convoca en el armorium principal.

-No lo había oído, estaba pensando en la batalla que se avecina.

-Deja eso de pensar a Alpheratz, y no te preocupes, todo va a salir bien, estamos aquí todo el capítulo, que podría pasar.

-No lo sé. Hay algo que me inquieta.

-Tu deberías ser el que menos estuviese preocupado, ya querría yo tener una espada sierra con la que mostrar mis dotes como espadachín.

-Ya sé que te gustaría tenerla, pero el sargento soy yo. Tú limítate a rajar con tu cuchillo.

Aquellas palabras provocaron que Alshain empezase a reírse y Antares también lo hizo, relajando le un poco.

Mientras se acercaban al armorium, Antares pensó que era mejor reunirse con sus hombres antes de llegar allí, a si que abrió un canal de comunicación y avisarles.

-Hermanos, el capitán nos ha llamado al armorium principal, pero antes quiero que nos encontremos todos en el piso cuatro, sección delta.


Antares y Alshain disminuyeron la marcha para dar tiempo a los demás a llegar. Cuando entraron en aquella sala, todos estaban allí, charlando entre ellos.

-Hermanos, en posición de firmes, el sargento va a entrar-dijo Alshain con una voz seria pero llena de ironía.

Todos se pusieron en fila y alzaron la vista al techo cuando entró su nuevo líder. Al unísono todos le saludaron y un segundo más tarde empezaron a reír.

-Hermanos basta ya de bromas, lo que se avecina es muy serio-les reprendió Antares aunque él también se estaba riendo y sus soldados tampoco pararon.

Pasados unos minutos todos se tranquilizaron y se pusieron en marcha hacia el armorium principal.

En el trayecto, Alpheratz se acercó a Antares y le dijo que ganarían la batalla y el honor de ser los primeros en entrar en la ciudadela enemiga sería de su escuadra.

-No me hagas reír otra vez, cómo vas a saber tú eso con tanta exactitud, se que vamos a ganar, pero que nosotros entramos los primeros en la ciudadela enemiga, no será así. Los que seguramente lo hagan serán Altair, Acrux o Sirio con toda su escuadra detrás. Si, ese honor recaerá en ellos.

-No, te digo que lo he visto.

-Y cómo vas a ver tu eso, dímelo ya o te asigno un castigo por desobediencia a un oficial superior.

-Aunque se, que nunca castigarías a uno de tus hombres, te lo diré, lo he visto en mis sueños.

Y Alpheratz se adelantó unos pasos para entrar en la sala donde se encontraba el capitán, dejando a Antares allí quieto, atónito.


Cuando entraron el resto de la compañía ya estaba dentro. Cuando los vio entrar, el capitán Kornephoros se puso en pie y dirigiéndose a toda la escuadra les dijo:

-Habéis tardado mucho, ¿Qué estabais haciendo?

-Nada mi capitán, solo quería que nos encontrásemos todos antes de llegar aquí.-le respondió Antares.

-No pasa nada, ahora sentaos, os voy a dar el plan de batalla.

El capitán Kornephoros se subió a un pequeño estrado que había en la sala y con una voz que transmitía confianza dijo:

-Hermanos, he hablado con el Señor del Capítulo y con el capellán y bibliotecario mayor, y me han dicho lo que ahora mismo os diré. Lo primero que tenemos que hacer para que el despliegue salga como hemos previsto es ganar la batalla en el espacio, para ello las barcazas de batalla se encargaran de recibir la mayor parte del daño, mientras que los cruceros de ataque se encargaran de perseguir y destruir las naves más rápidas enemigas. Tras esto nos situaremos en órbita baja y nos lanzaremos en cápsulas de desembarco. Sargentos preparen a sus soldados para la batalla espacial y estad atentos cuando de la orden de que montemos es cápsulas de desembarco.-

-Como usted ordene, capitán-respondieron todos los sargentos al unísono.

Cuando todos habían abandonado la sala Kornephoros llamó a Antares:

-Hijo, ven un momento, demos un pequeño paseo mientras andamos.

-Si mi capitán.

-Antares, ha llegado a mis oídos que estás muy preocupado por la batalla que se avecina, por favor se franco y dime todo lo que pienses.

-Señor, le seré franco. Desde que salimos de Lumen hacia Sigma V, no he dejado de pensar que no podré dirigir a mis hombres en el fragor del combate.

-Antares, no te preocupes, si el gran Masym te nombró como su sucesor, es que tenía motivos suficientes para hacerlo.

-Lo sé, Señor, pero es que no me puedo quitar de la cabeza que lo voy a hacer mal.

-No, Antares se que lo harás mejor que ninguno de nosotros, sino recuerda la evacuación de la colmena Vormaf, la victoria sobre los orkos en los cañones de Malandris, y en tú última batalla cuando Masym calló. Tú asumiste el mando y tu escuadra consiguió una victoria aplastante, así que no te martirices y lucha con el corazón.

-Gracias, señor me ha sido de gran ayuda.

Y tras esta pequeña conversación Antares corrió a encontrarse con su escuadra.


Aldhibain se encontraba de pie en el puente de mando del Dragón justo detrás de su atril de mando. Un oficial se le acercó con una placa de datos. Faltaba media hora para situarse a distancia de tiro de la flota enemiga.

-Carguen todas las armas de la nave, que los tiradores se preparen para la orden de abrir fuego.

La puerta del puente de mando se abrió, solo entró Altair, el Señor del Capítulo. Iba con la armadura de exterminador puesta y el casco lo llevaba cogido con el brazo derecho. Aldhibain también se fijó de que tenía a Helios envainada.

-Capitán informe de la situación.

-Señor, estamos a media hora de poder entablar combate con la flota enemiga. Todas las armas están cargadas y los artilleros listos para que usted de la orden.

-Muy bien. ¿Ha comunicado esto a las otras naves?

-No, señor. Ahora mismo lo hago.

Abrió un canal con el resto de la flota:

-A todas las naves, faltan aproximadamente veinte minutos para la batalla. Preparen los escudos y que los artilleros estén listos.

Altair asintió y fue a saludar al resto del puente de mando, pero mientras se alejaba le miró fijamente y le dijo:

-Prepara el “Aliento del Dragón” quiero que su nave insignia quede reducida a cenizas.


Durante los siguientes veinte minutos, la gran mayoría de la tripulación de cada nave estaba nerviosa. Solo los capitanes y los veteranos sabían que nada podía hacer frente a la flota de los Caballeros Estelares.

Justo antes de llegar a distancia de tiro se adoptó la formación. El Dragón formaría la punta de una cuña y a cada lado se situarían tres y tres de las barcazas de batallas restantes. Los cruceros de ataque se desplegarían entre estas naves, preparadas para perseguir a las naves enemigas que intentasen huir.

El puente de mando del Dragón estaba completamente en silencio. Aldhibain miró el panel principal, todas las naves se habían colocado correctamente en la formación y estaban a distancia de tiro.

Un cosquilleo le subió por la espalda al pensar en lo que iba a decir. Con esa orden, destruiría a una flota enemiga, acabando con miles de vidas de aquellos miserables condenados que le habían dado la espalda al Emperador. Si, ese era su momento para vengarse de todos los horrendos actos que habían cometido.

Abrió un canal de comunicación con toda la flota:

-Capitanes abran fuego.

-El primer disparo lo efectuó el Dragón, lanzando una andanada de lanzas de energía que destrozó a una pequeña fragata enemiga demasiado alejada del resto y que no había activado los escudos. A esta andanada le siguieron muchísimas más, todas disparadas con una precisión que muchos artilleros imperiales quisiesen tener.

Muchos de los disparos dieron en su blanco, provocando fuertes explosiones en los cascos de las naves que no tenían los escudos activados y descargas de luz al impactar en las naves que si habían conseguido activar los escudos a tiempo.

La flota de los Caballeros Estelares consiguió destruir muchas naves enemigas con la primera andanada, pero sus enemigos ya estaban preparados y dispuestos para devolver el fuego.

La mayoría de la flota enemiga abrió fuego contra las barcazas de batalla enemigas, dando tiempo a que los cruceros de ataque de dispersasen y se acercasen más a las naves enemigas.


La Estrella de Luz, la nave de la 4ª compañía se encontraba en estos momentos a máxima velocidad, acercándose cada vez más hacia una nave de tamaño considerable enemiga que armada con un Cañón Nova, había neutralizado gran parte de los escudos del Cisne y si seguía así podría causarles grandes daños. El capitán Edasich se puso en contacto con la Titán Solar, la nave de la 3ª compañía y le propuso que ellos atacarían por babor y la Estrella de Luz por estribor. El capitán Thuban aceptó encantado ya que estaba viendo coma aquella nave estaba frenando al Cisne.

El capitán Edasich se encontraba agarrado fuertemente a su atril, gritando órdenes continuamente. Tenían que llegara a tiempo si no querían ver la destrucción del Cisne, y la posible pérdida de aquella bella nave era una idea que a Edasich no se le pasaba por la cabeza.

Cuando se encontraban a treinta y cinco kilómetros de la proa de aquella nave, una fuerte sacudida hizo que la nave se tambalease y saltasen las alarmas. Edasich miró en una de las pantallas y vio como una nave de tamaño similar a la que iban a atacar les había disparado una tremenda andanada de proyectiles que habían destruido casi todos los escudos y provocado feos daños en el lateral donde les habían dado. Tenían que neutralizar aquella nave o acabarían destruidos. Un par de andanadas como aquella y acabarían convertidos en basura espacial. Edasich vio que otra andanada de misiles iba dirigida hacia ellos, pero esta vez fue más rápido y ordenó que girasen la nave hacia la izquierda, consiguiendo que muchos misiles enemigos pasasen rozando el casco pero los demás les dieron otra vez.

Edasich contactó con la Hidra y le pidió al capitán Dhanab que les ayudase:

-Dhanab, aquí capitán Edasich necesitamos que destruyas el objetivo “beta-tres-kappa”, nos está destrozando-gritó por el comunicador Edasich al ver que la nave estaba preparando una tercera andanada.

-Como digas, amigo mío, la Hidra acabará con ese molesto zángano-dijo Dhanab entre risas.

Edasich no comprendió como podía reírse uno en aquellos momentos, pero una sonrisa se dibujó en su rostro cuando la Hidra giró sus cañones y destrozó la nave enemiga.

En cuanto se pusieron justo a estribor, y vieron que la Titán Solar también estaba en posición, ambas naves dispararon andanada tras andanada por todo lo largo de la nave enemiga y cuando acabaron vieron que solo quedaba una nave enemiga en pie, la nave insignia de aquella flota.

Como se ordenó, se disparó el “Aliento del Dragón”, el terrible proyectil de la nave insignia de los Caballeros Estelares.

El gran proyectil cruzó el frío espacio y impactó justo debajo del puente de mando enemigo. Unos segundos después, el proyectil estalló liberando su fuerte carga explosiva, convirtiendo a su objetivo en no más que unos cuantos desechos espaciales.


Antares junto a su escuadra se dirigió hacia el hangar de lanzamiento en cuanto vio la destrucción de la última nave. Había sido un espectáculo digno de ver y la potencia del “Aliento del Dragón” le había asombrado.

Cuando llegaron al hangar, le preguntó a un servidor cual era la cápsula que le habían asignado a su escuadra. El servidor les indicó una que se encontraba justo en medio de las otras y fueron allí para prepararse. Mientras sus hermanos llegaban comprobaron su equipo y sus provisiones.

Justo antes de que todos los astartes se metiesen en sus cápsulas, el capitán Kornephoros les dijo a voz en grito:

-Luchad con el corazón y que la luz de las estrellas ilumine nuestro camino.

-Qué la luz de las estrellas ilumine nuestro camino- respondieron todos los demás en único grito que resonó por todo el hangar.

Antares y la escuadra Protos se subieron a su cápsula. Shaula que llevaba la placa de datos les informó que en un minuto soltarían las cápsulas. Pasado este tiempo, se abrieron las puertas del lanzamiento y miles ce cápsulas provenientes de todas las naves bajaron hacia la superficie de Sigma V.

Al poco tiempo de salir, en todas las cápsulas se escuchó la voz de Altair, que habló con una voz clara y que transmitía confianza y coraje:

-Hermanos, hoy vamos a realizar un hito en la historia del Imperio, esta batalla memorable será recordada y un estandarte de la victoria que aquí obtendremos colgará en los muros del Acrocorinto. Qué la luz de las estrellas iluminen nuestro camino.

Todos los astartes gritaron de júbilo y todos respondieron a la llamada de su señor.


Alvar Gondser se encontraba en una trinchera, era de noche y hacía frío. No sabía cuánto llevaba allí, siempre era de noche y esa noche no tenía estrellas, aquello era horrible. Escuchó la voz de otro compañero suyo, que les gritaba que otra carga de guardia renegada se acercaba a su posición. Como había hecho con las otras cargas enemigas, apoyó el rifle láser en el borde de la trinchera y esperó a que sus enemigos llegasen.

-A mi señal abrid fuego-gritó el comisario Dursan- y quién no lo haga le ejecuto por incompetencia.

Alvar odiaba a Dursan, ya había matado a siete miembros de su escuadra por no haberle obedecido a la primera. Miró por la mirilla y vio que aquella oleada ya estaba a tiro.

-Preparados, ¡¡¡¡¡¡Fuego!!!!!!-gritó Dursan al mismo tiempo que empezaba a disparar sus pistola bólter.

Alvar disparó su rifle a la ingente masa de enemigos y vio como uno de los rayos le daba en la cabeza. Sonrió para sí y siguió disparando.

-Cuidado, tienen morteros- avisó su amigo Xavier.

Uno de los proyectiles cayó cerca de donde se encontraba Alvar y le tiró al suelo. Cuando se iba a levantar vio un puntito luminoso en el cielo, como si fuera una estrella. Pensó que su vista le estaba engañando por la fuerte caída, pero apareció otro y luego otro, y en un instante el cielo se llenó de estrellas. Alvar se levantó cogió su rifle láser y lleno de alegría comenzó a gritar:

-Mirad el cielo, las estrellas han vuelto. ¡Estamos salvados!

Pero su estallido de júbilo duró poco. Una rápida estela le pasó rozando e impactó a un compañero suyo, reventándole el pecho.

Alvar miró en todas las direcciones buscando a quién hubiese disparado y cuando lo encontró se le heló la sangre y empezó a sudar. Era un marine del caos, que con su bólter estaba matando a muchos de sus compañeros, pero no estaba solo, con él iban otros nueve más que en pocos segundos aniquilaron a una escuadra que se encontraba cerca de él. Sus compañeros comenzaron a huir despavoridos cuando aquellos marines se acercaron hacia ellos con los bólters y las espadas apuntando hacia ellos. De repente un disparo sonó en mitad del frenético combate y vio como un soldado caía al suelo con el pecho destrozado, justo delante del cadáver estaba el comisario Dursan que le había matado mientras estaba huyendo.

-¡Todos vosotros sufriréis el mismo destino si intentáis huir, perros cobardes!- dijo Dursan al tiempo que decía esto, desenvainaba la espada de energía y se lanzaba a por los marines del caos. Todos los soldados le imitaron por temor a que también los matase y con sus cuchillos y bayonetas se lanzaron a la carga.

Dursan con su espada consiguió cortar el brazo de uno de los marines, pero con el otro le dio un puñetazo que le destrozó el cráneo. Con Dursan y la gran mayoría de los soldados que se lanzaron a la carga muertos, el resto huyeron despavoridos. Alvar y Xavier escaparon juntos por una de las trincheras secundarias. Cuando ambos creían que estaban a salvo, apareció uno de los marines y empezó a perseguirlos. En la carrera Alvar tropezó y cayó de bruces al suelo. Xavier intentó cogerle pero una ráfaga de disparos de bólter le hizo esconderse tras una caja. Alvar cogió su rifle láser y comenzó a disparar al marine pero contempló asustado como todos los rayos rebotaban en la armadura sin causarle ningún daño,

-Xavier huye tú, yo me quedaré aquí para darte tiempo.

-¡No! Alvar saldremos los dos de esta como siempre hemos hecho.

-Esta vez no amigo, sálvate tú y ve a hablar con el comandante para pedirle refuerzos.

-No, Alvar, no puedo dejarte solo-.

-Claro que si- Alvar cogió una granada de su cinturón y la lanzó a unas cajas que estaban en un borde de la trinchera. Las cajas cayeron taponando el camino y creando una barricada para que Xavier pudiera huir.

Tras ver que Xavier había echado a correr, miró otra vez hacia adelante para volver a disparar al marine, pero se encontraba justo encima suya con el bólter apuntándole a la cabeza.

Alvar sabía que iba a morir y antes de que el marine abriera fuego, cerró los ojos y rezó una última oración al Emperador. Alvar esperó a que se oyese el disparo, pero nunca llegó a producirse, en vez de eso escuchó un chirriante sonido de una sierra rasgando el metal y un aullido de dolor. Abrió los ojos y alzó la vista, frente a él seguía estando el marine pero con una gran herida abierta en el pecho de donde salía le salía sangre a raudales. El marine cayó al suelo y Alvar vio a su salvador. Era un marine espacial, con la espada sierra todavía goteando sangre en una mano y una pistola bólter en la otra. Iba seguido por otros nueve marines, siete de ellos con bólter, otro con un rifle de plasma y el más grande y corpulento de los diez llevaba un bólter pesado.

Alvar se arrodilló ante aquellos semejantes héroes. El que lo había salvado dio un paso hacia adelante y le hizo un gesto con la mano para que se levantase. Alvar obedeció y le hizo el signo del águila en muestra de gratitud.

-Soldado dime tu nombre y tu regimiento-le dijo su salvador.

-Mi nombre es Alvar Gondser y pertenezco al 412 de los Tercios de Hispania. Mi escuadra fue masacrada por unos marines y huí con un amigo mío, hasta que tropecé y caí al suelo , le di tiempo a mi amigo a escapar, mientras yo lo entretenía- señaló con la mano el cadáver que estaba en el suelo-Luego aparecisteis vosotros.

-Yo soy el hermano-sargento Antares de la 4ª compañía de los Caballeros Estelares. Eres un noble soldado, Alvar Gondser. Solo un corazón puro como el tuyo puede dar la vida por sus amigos así que toma esto, en compensación de lo que acabas de hacer- Antares se quitó uno de los sellos de pureza que llevaba en la armadura y se lo puso en la hombrera izquierda del soldado. Alvar le miró con cara de asombro y felicidad ya que se había ganado el respeto de un marine espacial.

-Señor, sabe usted algo de las estrellas que se vieron en el cielo hace una media hora-

-Si Alvar- le respondió Antares con una sonrisa-Hemos sido nosotros, que nos hemos lanzado desde nuestra flota que está en órbita.

-¡Qué vuestra flota está en órbita!, pero si la flota enemiga estaba vigilando el planeta- le interrumpió Alvar cada vez más asombrado de lo que le estaba contando el marine.

-Nuestra flota destruyó a la enemiga y después nos lanzamos en cápsulas especiales para llegar directamente al combate. Ahora debemos seguir avanzando, así que ve con tu compañero y sigue luchando por el Imperio.

-Como ordenes, señor- acto seguido Alvar fue por donde se había ido Xavier.


Tras el diálogo entre Antares y Alvar, la escuadra Protos avanzó por las trincheras matando a toda la guardia renegada.

-Cuando vamos a encontrarnos con algún marine del caos, aquí solo hay, escoria renegada-les dijo Alchiba.

-Paciencia Alchiba, no menosprecies a los marines del caos, son tan buenos en combate como tú y yo, y podemos acabar muertos sin no vas con cuidado-le reprendió Labrum.

-Yo estoy con Alchiba- respondió Menkent, al mismo tiempo que disparaba su bólter a un pequeño grupo de renegados que se encontraban delante- además no dices que quieres ser apotecario, pues cuando nos hieran a Alchiba y a mí, puede empezar a entrenar.

-Hermanos, el Emperador ha respondido a vuestra súplica, tenemos a un grupo de diez marines del caos justo a nuestra derecha- les comunicó Shaula por el comunicador.

-¿Dónde Shaula, no los veo?- le dijo Alshain mientras escrutaba el terreno.

-Justo hay- Shaula estaba señalando un edificio destrozado- Hay cinco en el piso de arriba y los otros están apostados tras el muro de la planta baja.

-Ya les veo, es que estáis ciegos-les dijo Tarazed.

-Sí, hay están ¿Antares puedo abrir fuego?-preguntó Sham, mientras activaba su rifle de plasma y apuntaba a uno de los marines de la planta de arriba.

-No, espera, haremos lo siguiente: Sham, tú te quedaras aquí, con Kaitos, los dos os encargaréis de los cinco de arriba, por si algún disparo fallara, Labrum; Shaula y Alpheratz os quedaréis con ellos. El resto vendréis con migo, escoged a uno y matadlo lo antes posible.

-Si mató al mío rápido, como seguramente pasará. ¿Me puedo encargar del tuyo Antares?-le preguntó Shaula

-No, tú elige uno y mátalo de la manera que mejor te parezca Shaula-le respondió Antares mientras metía un nuevo cargador en su pistola bólter y agarraba con firmeza la espada sierra. Cuando queráis hermanos.

-Estamos preparados-contestaron todos a la vez.

-A la de tres: una....dos....y tres ¡A la carga!

Antares y los que le seguían se lanzaron corriendo hacia las ruinas. Vio como los dos pulsos de plasma de Sham cruzaban el aire y ambos impactaban en la cabeza de dos marines. La puntería de Sham era envidiable y no pasaría mucho hasta que entrase en veteranos de la guardia. Tras los dos primeros, les siguieron una ráfaga disparado por Kaitos con su bólter pesado. Consiguió abatir a dos, reventándoles el pecho. El que quedaba en el piso superior se puso a cubierto y les devolvió el fuego. Los cinco de abajo ya se habían dado cuenta de que iban a por ellos y estaban preparados con los bólters apuntando hacia ellos.

-Lanzad granadas hermanos, hay que sacarlos de su posición- gritó Antares al mismo tiempo que cogía una granada de fragmentación y le quitaba la anilla.

Todo su grupo lo imitó, y a los pocos segundos, los marines del caos se tiraron al suelo para evitar el estallido de las granadas. Con el asalto asegurado, los cinco saltaron el muro derruido y se trabaron en combate. Shaula fue el primero en acabar con su oponente, lanzándose a por él y tras derribarlo, le clavó el cuchillo en el cuello. Menkent le precedió, dándole una fuerte patada en el casco a su oponente, tirándole al suelo y arrancándole el casco. Tras esto de un fuerte pisotón le aplastó el cráneo. Alshain fue el siguiente en acabar con el suyo, que tras realizar una serie de florituras con su cuchillo y despistar a su oponente, acabó lanzando una mortífera estocada que decapitó al marine del caos. Tarazed acabó casi al mismo tiempo con el suyo, cuando el marine del caos se lanzó a por él y Tarazed previendo este movimiento, lo esquivó y le hizo perder el equilibrio, con el marine en el suelo, le vació medio cargador de bólter. Antares fue el último, y al que más trabajo le costó. El marine del caos que también llevaba una espada sierra le lanzó un corte que pretendía partirlo por la mitad, pero tuvo suerte y la armadura evitó el golpe. Aprovechando esto, Antares alzó su espada sierra y lanzó un potente tajo hacia abajo, que desgarró el pecho de su enemigo. Antares miró arriba y vio una ráfaga acababa con el último marine.

-¿Quién lo ha matado?-le preguntó Antares al resto de su escuadra.

-He sido yo- Shaula lo dijo con una voz llena de orgullo porque había acabado con un enemigo de la Humanidad.

-Felicidades Shaula, venid rápido ya nos queda menos para tener a vista a la fortaleza.

En cuanto se hubieron reunido todos, avanzaron unos pocos metros, acabando con otro pequeño grupo de guardia renegada que se encontraron. Llegaron a un pequeño saliente en el terreno. Lo que tenían delante suya era una imagen que a un hombre normal le habría hecho perder la cordura ante la imposibilidad de lo que aquello presentaba. Ante ellos se extendía una gran llanura, atestada de bunkers, trincheras y todo tipo de defensas, plagadas de marines del caos, guardia renegada y miles de tanques. Flanqueando este campo infernal, había dos pequeños macizos montañosos, donde el enemigo había desplegado centenares de piezas de artillería. Lo que más pavor causaba era aquella maldita fortaleza de color negro que se alzaba hacia el cielo como una flecha envenenada.

-¿Cómo vamos a conquistar eso?- preguntó Labrum señalando a la fortaleza.

-Pues con el bólter y la espada sierra. Entraremos en la fortaleza y acabaremos con todos sus ocupantes- comentó Kaitos, haciendo gala de su valentía una vez más.

-Pero necesitaremos alguna ayuda, el Capítulo y los regimientos que hay en el planeta no pueden hacerlo.

-Mira al cielo, ahí viene la ayuda- añadió Alpheratz señalando a unos grandes cilindros que iban seguidos de estelas blancas.


Ralser Adrien, escuchó el gran estruendo al chocar con la dura superficie de la llanura, unos pocos segundos después las grandes puertas se abrieron y la Luz del Emperador salió de su transporte. Ralser Adrien se conectó al titán, sintiendo un ligero dolor cuando las agujas y cables se le clavaron en el cuello, pero aquel dolor no era nada comparado a la emoción y a la grandeza de poder manejar un titán Imperator.


-Escudos de vacío al máximo, armas preparadas y movilidad al 100%-dijo Boruk Clousen, el otro moderati que había en la cabina.

-Bien, llevemos la luz a los enemigos del Emperador, yo tomaré el control del aniquilador de plasma y el cañón terremoto, Boruk, tú controlaras las armas situadas en el castillo y Ralser, tú te encargarás de los escudos, la movilidad y las comunicaciones- dijo el princeps Walmer.

-De acuerdo Señor-respondieron ambos moderati al unísono, aunque la voz de Ralser sonó más débil ya que no iba a poder disparar ninguna de las potentes armas.

-Señor el Tormenta de Fuego y el Llama de la Verdad acaban de aterrizar justo atrás nuestra-dijo Ralser.

-Bien, dile a sus princeps que nos sigan y acaben con los blancos que nosotros no podamos. Dile también que, los tres titanes nos encargaremos de la parte más cruda de la batalla- dijo Walmer.

-De acuerdo, señor. Señor los Reavers y los Warhounds están llegando. ¿Les digo alguna cosa señor?- le dijo Ralser.

-Pueden moverse por donde quieran, pero siempre en grupos de dos o tres, y que mantengan un canal de comunicación abierto con nosotros.

-Como ordene, señor-dijo Ralser.

Mientra Ralser, estaba contactando con los demás titanes, la Luz del Emperador y los dos Warlords que le seguían se pusieron en movimiento y al poco tiempo tuvieron a tiro a la gran mayoría de tropas enemigas que se encontraban más alejadas de la fortaleza. La Luz del Emperador y los otros dos titanes abrieron fuego con todas sus armas y masacraron a casi todos los enemigos contra los que dispararon. Cuando acabaron con la primera línea de enemiga, se pusieron en marcha disparando contra todos los que encontraban. Sin previo aviso una potente salva de disparos impactó contra el titán acabando con la mitad de sus escudos de vacío.

-¡Qué coño ha sido eso!-exclamó Boruk.

-¡Ralser, restituye esos escudos, no podemos quedar tan expuestos! ¡Ya!-gritó Walmer Turmir.

-Sí, señor. Acabo de recuperar tres escudos. El Llama de la Verdad me informa que también le han dado-dijo Ralser mientras tecleaba algo en la consola que tenía enfrente.

De repente, recibieron otra andanada, que les dejó con solo dos escudos.

-Joder, que capullo está disparando contra nosotros, hay que acabar con ellos ya, o acabaremos muertos-exclamó Boruk.

-Señor, el Tormenta de Fuego me comunica que los disparos provienen de una división completa de artillería, situada en un macizo a nuestra derecha-le dijo Ralser a Walmer.

-Boruk, calcule la distancia a la que se encuentran y abra fuego, yo me sumaré en unos instantes-dijo Walmer.

-Mierda, están fuera de nuestro alcance. Por el Emperador, han disparado otra andanada-exclamo Boruk mientras descargaba las armas que controlaba contra una columna de tanques cercana.

-Ralser, mueve al titán, para que no nos alcancen-gritó Walmer al mismo tiempo que disparaba contra la andanada de misiles.

Ralser consiguió mover el titán a tiempo, pero algunos misiles le impactaron terminando con sus dos últimos escudos y produciéndole algunos daños en el blindaje frontal.

-Ralser, contacta con el Señor del Capítulo de los Caballeros Estelares y que envíe a alguien a destrozar aquellas piezas de artillería-dijo Walmer.

-Como ordene, señor. Abriendo comunicación.


-Hermanos acabo de recibir un mensaje del capitán, dice que debemos destruir las piezas de artillería que se encuentran en aquel macizo-dijo Antares a su escuadra mientras se ponían en marcha.

-Pero no podemos acabar con tantas piezas nosotros solos, Antares. Son demasiadas y nosotros solo somos diez-le dijo Menkent.

-La escuadra Defensores del Risco de nuestra compañía, Martillo de la Justicia de la tercera, Destructores del Núcleo de la quinta y Tormenta de Llamas de la novena también participaran.

-Seremos los primeros en destruir las piezas de artillería- dijo Alchiba.

-Hermanos, nuestra función aquí es ayudar a los titanes y luchar con valentía-dijo Alshain.

-Claro que si hermano, pero se te olvida que el coraje es fundamental-dijo Kaitos entre una carcajada.

-Muy bien, estamos a cien metros del primer grupo de artillería, ¿Cuál es el plan, sargento?-preguntó Shaula.

-Nosotros nos encargaremos de acabar con el primer grupo. La escuadra Martillo de la Justicia se encargará del segundo grupo, los Defensores del Risco del tercero, Tormenta de llamas junto con Destructores del Núcleo se encargarán de los 3 últimos.

La escuadra Protos avanzó con rapidez hasta situarse justo detrás de las piezas de artillería. Había cincuenta en total entre basiliks, colosus y medusas. Estaban controlados por casi un centenar de guardia renegada y tres decenas de marines del caos.

-Por el Emperador, no podemos matar a tantos marines nosotros solos, sin contar con toda la milicia-dijo por el comunicador Labrum.

-Si se nos ha encomendado esta misión debemos cumplirla, aunque nos cueste la vida-le reprendió Kaitos.

-Kaitos, debemos pensar un buen plan antes de actuar si queremos salir vivos todos-le dijo Alpheratz.

-Yo tengo un plan-dijo Tarazed- Shaula, Sham y yo bajaremos y pondremos todas nuestras bombas de fusión en las piezas de artillería más cercana, mientras el resto nos cubrís matando a sus defensores, que solo son guardia renegada. Después detonaremos las cargas y nos esconderemos, esperando a que venga un grupo de marines junto con guardia renegada a investigar, les tenderemos una emboscada y acabaremos con ellos. Tras esto, nos apostaremos en aquellas rocas, disparando una precisa andanada al segundo grupo de marines y por último nos lanzaremos a por el tercero. Cuando todos los marines y guardia hayan muerto o huido, usaremos la munición que ni haya explotado para destruir las últimas piezas que queden.

-Bien, hagamos lo que ha dicho Tarazad-contestó Antares.

Tarazad junto con Sham y Shaula fueron agachados moviéndose de cobertura en cobertura, mientras el resto acababa con la guardia que veían con disparos precisos de bólter. Tras poner y detonar las bombas de fusión, diez marines del caos y veinte soldados acudieron a ver qué había ocurrido. Los diez Caballeros Estelares se escondieron y a la orden de Antares salieron de sus escondites y rápidamente mataron a todos los marines del caos a disparos, justo después se lanzaron a la carga y en un rápido y violento combate mataron a todos los soldados. Después avanzaron contra el siguiente grupo cubriéndose con las rocas, hasta que estuvieron muy cerca de otros diez marines del caos y descargaron una potente andanada que los destrozaron. A continuación salieron de este escondite y se lanzaron al combate, Tarazed consiguió matar a dos marines del caos realizando sus fintas. Alshain mató a dos más decapitando a uno y rajándole la coraza a otro. Sham y Shaula mataron a uno cada uno, mientras Antares mató a otros dos con potentes tajos de la espada sierra. Los dos últimos huyeron pero Menkent y Labrum les persiguieron y les mataron.

Con todos sus enemigos muertos, la escuadra encontró la munición que no se había disparado y la agrupó de tal manera que con un disparo de plasma de Alchiba destruyeron la mitad de las piezas restantes y debido a la fuerte explosión, el risco donde se encontraban se resquebrajó, cayendo varios centenares de metros las últimas piezas y aplastando a un gran grupo de enemigos que se encontraban justo debajo.

-Tarazed, un plan excelente. Tras la batalla hablaré con el capitán para que te den una mención de honor por lo que has planeado-dijo Antares, orgulloso de lo que su amigo acababa de hacer.

-Muchas gracias, sargento. Solo cumplo con mi deber-dijo Tarazed mientras inclinaba la cabeza en señal de gratitud.

-Sargento, me comunican que los otros grupos ya han acabado con el resto de piezas. ¿Cuál es nuestro siguiente movimiento?-dijo Shaula.

-La fortaleza. Escalaremos sus muros y entraremos en la fortaleza-le respondió Antares mientras miraba aquella colosa construcción.


Alvar y Xavier estaban junto al comandante Valens Vinesi, esperando nuevas órdenes. Tras el encuentro de Alvar con los marines espaciales, el comandante le había dicho que permaneciesen en su escuadra a la espera de encontrar un nuevo pelotón al que asignarles. En ese tiempo, habían llegado a la llanura que había antes de la fortaleza y al ver aquella imagen, se le heló la sangre al ver que no podrían conquistar aquello, pero con la llegada de los titanes y la aparición de más Caballeros Estelares, pensó que nada ni nadie les pararía.

-Soldados, tenemos que acabar con ese complejo de bunkers que hay a nuestra izquierda, pero no lucharemos solos, el 385 regimiento combatirá con nosotros. Recordad que son nuestros camaradas y que luchamos por un mismo objetivo. ¡Por el Emperador!-dijo Valens Vinesi a voz en grito, llenando de confianza a sus hombres.


Alvar y Xavier estaban los dos sentados en el suelo a la espera de la llegada del otro regimiento.

-¿Quién te ha dado eso?-le preguntó a Alvar un soldado del otro regimiento que señalaba el sello de pureza que llevaba.

-Un marine que me salvó antes. Me lo dio por haber salvado a mi amigo, aquí presente-respondió Alvar- ¿Cómo te llamas, camarada?

-Soy Carls Martz y estos dos son Joss Chicer y Paulus Canets- le dijo Carls.

-Hola, yo soy Xavier Hinojs y este es mi amigo Alvar Gondser.

-Bien, cuándo vamos a entrar en esos bunkers, tengo ganas de aplastar cabezas y reventar pechos-digo Joss a la vez que metía un puñetazo al aire.

-No sé, creo que dentro de poco-respondió Xavier.

-A ver si podemos entrar los últimos, así no tendremos que luchar tanto y tendremos más posibilidades de sobrevivir-dijo Paulus

-Si te oyese un comisario, seguro que te metía un tiro por cobardía, Paulus- le digo Carls.

-No, lo que pasa es que no quiero que me maten-respondió Paulus.

-Amigos, el comandante me informa de que debemos ir a nuestra posición, nos vemos dentro-dijo Xavier mientras él y Alvar se levantaban.


Cuando los dos amigos llegaron a la posición que les habían indicado se encontraron con una escuadra que no conocían.

-Soldados, soy el sargento veterano Vlor Fathe y habéis sido asignados a mi escuadra-les dijo el nuevo sargento-Mi escuadra acaba de colocar cargas de demolición en esa pared de ahí. Realizaremos una incursión y entraremos en el bunker. Cuando acabemos con sus ocupantes, nos desplazaremos al siguiente bunker que nos asignen. ¿Habéis entendido?

-Señor, si señor-contestaron ambos soldados al unísono.

-Sargento, me informan de que en un minuto exacto debemos proceder a la incursión-gritó el soldado que llevaba el equipo de comunicaciones.

-Bien, soldados preparaos para la incursión-gritó el sargento.

Alvar y Xavier se situaron a la derecha de la puerta y cuando explotaron las cargas, fueron de los primeros en entrar en el bunker. Justo cuando entraron Alvar y Xavier se apartaron de la puerta, corriendo a cubrirse tras una consola cercana.

Alvar asomó la cabeza y un disparo láser le pasó rozando, y se volvió a cubrir.

-¡Xavier, movámonos hacia la consola de la derecha, creo que tendremos más ángulo desde allí!-le dijo Alvar en el fragor del tiroteo.

-¡De acuerdo, sal tú primero mientras te cubro!-le respondió Xavier.

Alvar salió corriendo y se lanzó tras la siguiente consola. Mientras Xavier corría hacia su posición, Alvar se irguió y mató a un soldado enemigo de dos rayos en el pecho.

Tras cinco minutos de tiroteo, la escuadra de Alvar consiguió tomar el bunker. Habían muerto tres veteranos de la escuadra y Alvar había conseguido acabar con otros dos soldados más. Xavier había acabado con otros soldados.

-Sargento, me informan de que junto a otras dos escuadras debemos tomar el bunker que se encuentra justo después de este-dijo el soldado de las comunicaciones.

-Bien, avancemos a por nuestro objetivo-dijo el Vlor mientras se encaminaba a la puerta del bunker.

La escuadra llegó a un largo pasillo y cuando iban a la mitad, un pitido les sobresaltó

-¡Qué coño ha sido eso!-dijo un veterano al tiempo que se detenía a mirar de donde provenía el ruido.

A los pocos segundos una explosión se escuchó a lo largo del pasillo y el techo se derrumbó. Xavier se abalanzó a por Alvar para evitar que un gran trozo de ferrocemento le cayese en la cabeza. Toda la escuadra consiguió avanzar y escaparon del derrumbe, pero Xavier y Alvar se quedaron atrás debido a que Xavier había salvado a su amigo.

-Gracias Xavier, le diré a Antares que te de un sello de pureza cuando lo vea-dijo Antares.

-Bien, pero ayúdame. La pierna se me ha quedado atrapada entre un montón de rocas-dijo Xavier mientras intentaba sacar la pierna-Además, tu antes me has ayudado.

¿Está rota?-le preguntó Alvar.

-Creo que no-le respondió Xavier.

-Qué cabrones, nos han tirado el bunker encima para evitar que lo conquistemos.

-¿Quién hay ahí?-preguntó una voz que les era conocida.

-Somos Alvar Gondser y Xavier Hinojs del 412 de Tercios de Hispania, necesitamos ayuda-dijo Alvar.

-Hola Alvar soy Carls, ¿Qué os ha pasado?-

-Los cabrones del enemigo nos han echado el techo encima, Xavier me salvó pero una roca le cayó en la pierna y quedamos atrás.

Carls, Joss y Paulus llegaron y entre Alvar sacaron a Xavier.

-¿Y a vosotros que os ha pasado?-preguntó Alvar.

-Entramos y tomamos un bunker y mientras avanzábamos por un pasillo, nos emboscaron y mataron a toda nuestra escuadra, Paulus huyó y nosotros le seguimos, le contestó Carls.

-Bien, lo que debemos hacer ahora es salir de aquí, matando a todos los que veamos-dijo Joss, al mismo tiempo que metía un nuevo cargador- Paulus esta vez no huyas.

-Solo quiero que no me maten-replicó Paulus.

Los cinco amigos salieron de aquel pasillo y buscaron una salida. A mitad de camino se encontraron con una patrulla de diez guardias, les tendieron una emboscada y mataron a dos cada uno. Tras un rato andando se encontraron con una salida. Cuando salieron se llevaron una sorpresa al ver que el camino que tomaron les había llevado a entrar en la fortaleza.


El Luz del Emperador se encontraba a trescientos metros de la gran muralla de la fortaleza. Gracias a la ayuda prestada por los Caballeros Estelares que habían eliminado las piezas de artillería, pudieron avanzar y eliminar a centenares de unidades en su camino hacia la fortaleza.

-Señor, tengo una petición del Señor del Capítulo Altair, dice que abramos varias brechas en la muralla para que ellos y el ejército puedan entrar-le dijo Ralser al princeps Walmer.

-Comunícale de mi parte que en pocos minutos, tendrá abierta las brechas que pide-le respondió Walmer- Comunica también al Tormenta de Fuego y al Llama de la Verdad que ellos también abran brechas en las murallas, en los puntos que ahora voy a indicarte.

Walmer señaló varios puntos en las murallas para que los dos titanes disparasen y Ralser se lo comunicó a los morderati de ambos Warlords.

Tras una devastadora andanada de disparos, varias secciones de la muralla se resquebrajaron y los marines espaciales y la guardia imperial comenzaron a entrar por ellas.

-Señor, acabo de detectar señales térmicas importantes dentro de la fortaleza, lo único que se me ocurre que puede ser son titanes enemigos-dijo Ralser.

-Pues sean titanes o no, caerán destrozados y un nuevo estandarte de victoria ondeará en los salones de la Legio Solar.

-Si son titanes enemigos hay que andar con cuidado. Boruk ten preparadas las armas y Ralser, avisa a los demás titanes de esto y ten a punto los escudos de vacío-ordenó Walmer.

-Como ordene señor-respondieron los dos moderati al unísono.

Los tres titanes principales avanzaron por la fortaleza, destruyendo bastiones y edificios para facilitar el camino a las tropas de tierra.

¡Señor!, acabo de recibir un mensaje de la Guardia Imperial, han visto titanes enemigos-dijo Ralser Adrien con la voz cargada de emoción.

-¿Dónde?-le preguntó Walmer.

-En el octavo nivel, parece que nos están esperando-respondió Ralser.

-Ralser, ¿Te han dicho de qué clase eran?-le preguntó Boruk.

-No, pero por su descripción, hay dos warlords, cinco reavers y ocho warhounds, creo que también puede haber un imperator.

-Bien, que la Llama de la Verdad y el Tormenta de fuego nos sigan. Nosotros nos encararemos de los warlods y el imperator. Que los reavers y los warhounds se encarguen de sus homólogos enemigos. Ralser ponte en contacto con los Caballeros Estelares y la Guardia Imperial para que les presten ayuda.

-Como ordene, señor-respondió Ralser.

La triada de titanes avanzaron por los niveles que les faltaban hasta llegar al octavo donde se encontraban los tres titanes principales enemigos.

El primero en abrir fuego fue el imperator enemigo que disparó todas sus armas contra el Tormenta de Fuego, acabando con todos sus escudos de vacío. Los dos warlords enemigos fueron los siguientes, disparando contra el Luz del Emperador y la Llama de la Verdad, perdiendo algunos escudos, pero resistiendo. La triada del Emperador, respondieron con fuerza, pero sus enemigos estaban preparados y ninguno perdió todos sus escudos.

-Joder, hay que cubrir al Tormenta de Fuego, si el imperator le vuelve a disparar, se lo cargará-dijo Boruk.

-Sí, no podemos perderlo. Ralser, contacta con ellos y dile que se pongan detrás de nosotros hasta que recuperen sus escudos-le ordenó Walmer, sudando por la concentración a la que estaba sometido.

-Como ordene, señor-respondió Ralser.

El Tormenta de Fuego, hizo lo que le dijeron, pero aquello hizo perder un titán, desequilibrando la balanza.

-¡Qué mierda, está haciendo ese Warlord, está abandonando el combate!-exclamó Boruk.

-Boruk. Vamos a por él, si le quitamos los escudos, le daremos de lleno en el blindaje posterior.

-Señor, seguro que es una trampa. Pretenden que les demos línea de tiro al Tormenta de Fuego-les reprendió Ralser.

-Ralser, tú superior soy yo, y yo decido como debemos actuar. Si estás preocupado de que destruyan al Tormenta de Fuego, dile que la Llama de la Verdad lo cubra-le ordenó Walmer.

-Como ordene, señor-le contestó Ralser.

El Luz del Emperador se giró y empezó a disparar contra el warlords que escapaba, eliminando sus escudos y produciéndole grandes daños en el blindaje posterior. Con un rápido movimiento, el warlods se giró y disparó contra el Llama de la Verdad, al mismo tiempo que le disparaba el otro warlord enemigo. El plan enemigo salió como esperaban y el Imperator aprovechó que habían dejado solo al Tormenta de Fuego y lo destrozó con su aniquilador de plasma. Una potente explosión, los envolvió a todos y en medio de la tormenta de fuego, los titanes enemigos aprovecharon para romperle una pierna al Llama de la Verdad.

-¡Por el Emperador!, han destruido al Tormenta de Fuego y han inmovilizado al Llama de la Verdad, que hacemos señor-dijo Ralser, mientras recuperaba los escudos de vacío perdidos.

-Destrozaremos a ese warlord y después acabaremos con el Imperator. Boruk prepárate para volver a disparar contra nuestro objetivo-ordenó el princeps.

-Jodamos a ese cabrón-dijo Boruk.

De una única y precisa andanada, el Luz del Emperador acabó con uno de los warlords, y se giró para disparar al otro.

-Señor, acaban de aparecer los reavers Fuego de la pureza y Sabiduría Cegadora. ¿Qué les digo?-preguntó Ralser, aliviado por la aparición de los titanes.

-Que apoyen al Llama de la Verdad. Boruk prepárate para enfrentarte al imperator.

Los dos reavers consiguieron acabar con los escudos del warlord enemigo y el Llama de la Verdad tras dos andanadas destruyó al último warlord.

Los dos titanes imperator se miraron y empezaron a dispararse el uno al otro, destruyendo sus escudos uno a uno. De repente un gran misil fue lanzado desde la ciudadela de la fortaleza e impactó en su objetivo, el Luz del Emperador.

-¿Qué mierda ha sido eso?-preguntó Boruk.

-Nos han lanzado un misil-le dijo Ralser

-Mierda, Ralser. ¡Recupera todos los escudos!¡Nos han hecho perder tiempo para que solo nos atacasen ellos! ¡Boruk, fuego a discreción contra ellos!-gritó Walmer.

El Luz del Emperador, consiguió terminar con los últimos escudos del imperator del caos, pero, su enemigo le provocó graves daños, especialmente en el puente de mando.

Ralser vio como los disparos enemigos entraban en el puente de mando. Se tiró hacia el suelo para evitar los disparos, aunque al saltar, se arrancó las conexiones del cuello produciéndole un gran dolor y que la sangre le comenzase a caer por la espalda. Se miró las manos, estaban sucias y llenas de sangre. Llamó a Boruk y al princeps pero no obtuvo ninguna respuesta. Escuchó otra estruendosa andanada que pretendía dar con el núcleo, pero el blindaje lo protegió. Tenía que ser rápido si quería acabar con su enemigo. Avanzó a duras penas hasta llegar al asiento del princeps. Cuando llegó allí dio un grito ahogado al ver el cuerpo destrozado de Walmer.

-Que el Emperador acoja tu alma-dijo Ralser mientras rezaba una oración al Emperador.

Miró hacia la derecha y vio a su amigo Boruk, manchado de sangre. Se relajó cuando vio que respiraba y decidió encargarse de su amigo después de lo que iba a hacer. Ralser Adrien se conectó al titán en el puesto del princeps. Tomó el control de todas las armas y las recargó al máximo. Ralser apuntó con las armas principales al titán y abrió fuego eliminando las primeras capas de blindaje. El imperator del caos intentó contraatacar pero le cogió desprevenido y no pudo hacer nada. Ralser Adrien rugió de ferocidad y se levantó con las manos en alto, cuando los pulsos de plasma dieron de lleno en el núcleo del titán enemigo y estalló en una enorme explosión en forma de hongo.

Corrió a ayudar a su amigo. Se rajó el uniforme y con los jirones le cortó la hemorragia. Tras unos minutos, Boruk se despertó y le preguntó:

-¿Qué ha pasado?

-Hemos ganado, el imperator enemigo ha caído-le contestó Ralser con una sonrisa, que provocó otra en su amigo.


La escuadra Protos, escaló por un fragmento de la muralla y entró en la fortaleza. En la muralla libraron un rápido e intenso combate contra cinco marines del caos. Gracias al Emperador, ninguno resultó herido. La escuadra bajó de la muralla y empezó a ascender por los distintos niveles de la fortaleza. En el sexto nivel de la fortaleza, la escuadra quedó atrapada en una plaza y se atrincheraron a la llegada de refuerzos resistiendo oleada tras oleada de enemigos.

-Shaula, como van los refuerzos-gritó Alchiba.

-No lo sé, no me han dicho nada-le respondió.

-Morid escoria renegada-aulló Kaitos mientras abría fuego con el bólter pesado.

-¡Sham!, hay dos marines del caos, en la cuarta planta del edificio de enfrente-le digo Tarazed.

-Los veo-le respondió. Justo después lanzó dos pulsos de plasma que ambos impactaron en la cabeza de los caóticos.

-Sham, el Emperador te ha tenido que tocar con su mano. No conozco a nadie que tenga tu puntería-le dijo Alshain mientras disparaba a un marine que se lanzó a la carga.

-Se hace lo que se puede-le respondió.

-Antares, hay que hacer algo, no aguantaremos mucho más-le dijo Alpheratz- Nos estamos quedando sin munición.

-Pasad a armas de combate cuerpo a cuerpo. Por las estrellas, Shaula, ponte en contacto con alguien. Antares desenvainó la espada sierra y se la clavó a un marine del caos que acababa de saltar la trinchera. Antares escuchó un fuerte grito de dolor y se giró a ver de dónde provenía. Menkent estaba tirado en el suelo con un marine del caos clavándole una espada sierra en el estómago. Tarazad se abalanzó contra el marine para apartarlo y Alpheratz le clavó su cuchillo su cuchillo en la cabeza.

-Labrum, ayuda a Menkent, gánate tu primer honor de apotecario- le gritó Shaula.

-Haré lo que pueda pero necesitaría un narthecium- le contestó.

-¿Cómo pinta esa herida, Labrum?-le preguntó Antares.

-No pinta muy bien, pero creo que puedo detener la hemorragia-le respondió Labrum.

-Pero no se supone que a los marines espaciales se nos detienen rápidamente las hemorragias- preguntó Shaula.

-Sí, pero a ese rápido cicatrizado le ayuda la servoarmadura y resulta que en la parte donde tiene la herida está rota. Necesito que me busquéis algún recipiente-pidió Labrum.

Alpheratz le dio una granada de mano vacía. Labrum echó una serie de ungüentos y líquidos que siempre llevaba en el recipiente y tras removerlos se los aplicó a Menkent. Para asombro de todos, la herida dejó de sangrar en poco tiempo.

-Labrum, tras la batalla te propondré para que entres en el apotecarion, tu habilidad como sanador es increíble-le dijo Antares mientras decapitaba a un soldado que intentaba saltar la trinchera.

-Gracias, Antares. Es un sueño que siempre he tenido-le respondió.

-¡Argh!, mierda me han dado-aulló Kaitos.

-¡Qué te ha pasado!-le dijo Shaula.

-Me han dado en la axila izquierda-le respondió.

-¿Necesitas ayuda?-le preguntó Alshain.

-No. Ningún disparo puede conmigo-le respondió. Kaitos se levantó y apoyó el bólter pesado en un soporte improvisado y empezó a escupir balas mientras gritaba:

-¡Morid, perros! ¡Vuestra hora a llegado!.

-Mierda, se me han acabado los cargadores de plasma-les gritó Sham.

-Shaula, ¿Se sabe algo de los refuerzos?-gritó Tarazed.

-No, nada todavía-le contestó.

-Están a punto de llegar-les dijo Alpheretz con una sonrisa.

Justo después de decir esto, un muro que se encontraba a la derecha se derrumbó por un potente golpe y del humo salió un torrente de balas de gran calibre que atravesó las armaduras de los soldados con una facilidad sorprendente. Del humo emergió el hermano dreadnought Mira, mientras continuaba disparando su cañón de asalto. Su imponente figura hizo retroceder a los caóticos e hizo gritar de júbilo a los Caballeros Estelares. Después se detuvo cuando se le acabó la munición y con tres grandes zancadas llegó a la posición enemiga, donde se puso a golpear con su potente puño a los marines del caos destrozándolos y matándolos con una facilidad que pocas armas podían igualar.

-El hermano dreadnought Mira, ha venido a ayudarnos, corramos a combatir junto a él-dijo Antares.

-Por las estrellas y por el Emperador-gritó Alshain mientras la escuadra Protos se lanzaba a la carga y se trababa en combate.

Tras un intenso combate los Caballeros Estelares, acabaron con sus enemigos y le agradecieron a Mira su ayuda. Antes de irse les dijo:

-Traigo información del capitán Kornephoros: el líder de los marines del caos es un hechicero de los Mil Hijo llamado Farsi. Hay tres comandantes más a las órdenes de Farsi, Vlad el Empalador de los Devoradores de Mundos, Nebula de los Amos de la Noche e Incus de los Guerreros de Hierro.

-Un Devorador de Mundos mandado por Mil Hijo. Me resulta extraño-dijo Antares.

-Posiblemente le haya prometido la demonicidad o algún artefacto-le dijo Alpheratz.

-Todavía no he terminado-les dijo Mira con su voz antinatural y mecánica- El bibliotecario mayor Vega ha mirado en el Inmaterium y ha visto que el objetivo de Farsi es alcanzar la demonicidad. Ahora mismo está en la cúspide de la fortaleza realizando un ritual para que sea ascendido a Príncipe Demonio, por lo que debemos ser rápidos y acabar con el hechicero en cuanto antes-

-¿Y los demás comandantes enemigos?-preguntó Menkent.

-También están en la ciudadela, pero no dudes que Farsi los lanzará al combate si ve que peligra su ritual-le contestó el dreadnought.

-¿Qué va a hacer ahora, hermano dreadnought?-le dijo Antares.

-Yo avanzaré por los bastiones del séptimo nivel y después me dirigiré a la puerta de la ciudadela en el octavo-le contestó.

-De acuerdo. Nosotros subiremos por las murallas -le respondió Antares-

-¡Qué la luz de las estrellas ilumine nuestro camino!-le dijo el dreadnought mientras avanzaba a grandes zancadas hacia el séptimo nivel.

-Vamos hermanos, la ciudadela nos espera-les dijo Antares, señalándola con la espada sierra.

-¡Sí! A por la victoria-rugió Kaitos.


La escuadra Protos avanzó por la muralla del sexto y séptimo nivel, matando a todos los enemigos con los que se encontraban. Cuando llegaron al octavo nivel se bajaron de la muralla y se metieron dentro de un conjunto de edificios derruidos en su camino hacia la puerta de la ciudadela. Mientras avanzaban por aquellos edificios un torrente de proyectiles de bólter pesado se dirigió hacia ellos, mientras una lluvia de mortero les caía desde el cielo.

-¡Proyectiles de mortero, a cubierto!-gritó Tarazed.

-¡Andanada de bólter pesado, buscad cobertura!-gritó también Alchiba.

Alpheratz,Tarazed,Shaula,Alchiba y Sham se pusieron a cubierto tras un edificio derruido, pero los otros cinco miembros quedaron atrapados, en mitad de la calle.

-¡Mierda, hay que ponerse a cubierto!-gritó Kaitos.

-Shaula, donde están-le dijo Antares.

-Los bólteres pesados están en las primeras y segundas plantas de los edificios de tus 2 flancos, los morteros están en la última planta de los mismos edificios-le contestó.

-Hermanos-dijo Antares por el comunicador- Los que estáis con migo saldremos uno a uno, los demás lo cubriremos y los que ya estáis a cubierto haréis lo mismo.

El resto de la escuadra asintió y se prepararon para hacer los que su sargento les dijo. El primero en salir fue Labrum y en pocos segundos llegó con el resto de su escuadra, después salió Menkent, que todavía le dolía la herida, pero tras una rápida carrera, saltó el muro y se puso a cubierto. El tercero en salir fue Kaitos que recibió varios impactos ya que tuvo que andar más lento por el peso del bólter pesado, pero llegó a su destino sin ningún daño. A regañadientes, Alshain fue el cuarto en salir. Cuando Antares estaba corriendo para reunirse con sus hermanos de batalla, un rayo de cañón láser le pasó rozando el casco y impactó en el suelo, cristalizando esa zona.

-¡Corre Antares, si te da el cañón láser no lo cuentas!-le gritó Alchiba.

Antares se levantó y se puso a correr con más ímpetu pero un proyectil de bólter le dio en la pierna y le hizo caer al suelo. Ya no tenía ninguna posibilidad de escapar salvo que un milagro ocurriese.

Antares se giró y vio como la punta del cañón comenzaba a brillar...


Alvar Gondser y sus amigos salieron de la sala por donde entraron y vieron a un soldado de los Tercios de Hispania tirado en el suelo. Alvar y Carls se acercaron a ver quién era.

-¿Estás bien?-le preguntó Carls.

-Si...¿Quiénes sois?-respondió el desconocido.

-Soy Alvar Gondser del 412 y este es mi amigo Carls Martz del 385. Aquellos de allí son Xavier Hinojs del 412, Paulus Canets y Joss Chincer del 385¿Qué te ha pasado?

-Yo soy Marius Olver del 149. Mi escuadra consiguió entrar en la fortaleza por una de las brechas de los titanes y un poco más adelante los mataron a todos, yo conseguí escapar y cuando llegué aquí perdí el conocimiento-le respondió.

-¿Quieres venirte con nosotros?-le preguntó Carls.

-Vale, pero necesito munición-le contestó Marius.

-No pasa nada, tenemos munición de sobra-le dijo Alvar.

-Sabes en qué nivel estamos-le preguntó Paulus.

-Este es el cuarto, por lo que me dijo mi sargento hay que llegar al octavo.

-Pues seamos rápidos. Solo nos faltan 4 niveles-comentó Joss.

El grupo subió por los niveles que les quedaban sin encontrarse apenas resistencia, lo que más se encontraron eran centenares de cadáveres enemigos.

-Parece que vamos un poco rezagados-comentó Xavier.

-Mejor, así habrá menos enemigos a los que combatir-dijo Paulus.

-¡Por el Emperador!-dijo Joss con un suspiro-si eres soldado deberías estar orgulloso de poder combatir contra estos malditos renegados.

-Sí, pero prefiero sobrevivir-le contestó.

Marius le dio un empujón a Paulus y le dijo:

-Se buen soldado y lucha por el Emperador. No huyas del combate o te meteré un tiro.

-Pero si no eres comisario-le dijo Xavier, extrañado.

-Pero seguro que si le dices a un comisario que has ejecutado a un incompetente, te de una medalla-dijo Carls y todos se echaron a reír.

-Escuchad, debe de haber un combate aquí cerca -dijo Xavier.

-Vayamos a ver lo que está pasando-dijo Carls.

Todos miraron a Paulus y dijo:

-Vamos, pero vamos a cubierto.

Los amigos avanzaron por una serie de edificios en ruinas y se subieron a un edificio que parecía encontrarse en buen estado. Alvar subió a la última planta y los demás se quedaron entre las dos siguientes.

-Alvar ¿Qué ves?-le preguntó Marius.

-Hay bólter pesados enemigos y morteros apostados unos edificios más adelante. ¡Un momento! Están disparando contra una escuadra de marines espaciales. Hay que ayudarles-les dijo.

-Con nuestros rifles láser no conseguiremos llegar Alvar- le dijo Carls.

-¡Chicos! Esta es la escuadra que me ayudó en las trincheras. Tengo que devolverles el favor-les gritó Alvar.

-Pero que nuestras armas no llegan-le replicó Joss.

-¡Mierda! El sargento que me salvó la vida va a ser vaporizado por un cañón láser-les gritó impotente al ver que iban a matar al sargento.

Alvar alzó las manos al cielo y le pidió al Emperador que le ayudase. Cuando bajó los ojos, vio que en el edificio de enfrente había un francotirador del 283 muerto con un rifle en las manos. Tras agradecer al Emperador su ayuda, se armó de valor y saltó a la azotea del otro edificio, cogió el rifle de francotirador y apuntó al artillero del cañón láser.

-¡Oh Gran Emperador, que riges nuestros destinos! Ayúdame en este aciago momento-susurró Alvar. Tras esto apretó el gatillo...


Antares estaba preparado para morir, rezó una última oración al Emperador y a Sol. Antares esperó a que se oyese el disparo, pero nunca llegó a producirse, en vez de eso escuchó el impacto de una bala en el cuerpo de un soldado seguido de un aullido de dolor. Alzó la vista, frente a él se encontraba el artillero del cañón láser, con un agujero abierto en el pecho provocado por un francotirador. El soldado cayó al suelo con el pecho lleno de sangre y su compañero corrió a esconderse por miedo de que también le disparasen. Antares se dio la vuelta para ver a su salvador y vio en la azotea de un edificio a un soldado que conocía con un rifle francotirador en los brazos.

Gracias al Emperador y a Sol pensó. Luego se dirigió a su escuadra y les dijo:

-Vamos hermanos, matémosles a todos.

La escuadra Protos abandonó su cobertura y se lanzó al combate, escalando los edificios para luego acabar con la guardia renegada con potentes descargas de bólter y despiadados cortes con sus cuchillos. Justo después se dirigieron a ver quién había aparecido para ayudar a Antares y se encontraron con cinco soldados de los Tercios de Hispania.

-¿Quién me ha salvado la vida?-preguntó Antares.

-He sido yo-dijo una voz que provenía de un edificio cercano.

Antares se giró y vio que el soldado que había conocido en las trincheras, Alvar, estaba bajado por un edificio. Le dijo:

-Gracias por salvarme la vida. Te mereces otro sello de pureza.

-No. Tú me la salvaste antes y no te di nada-le respondió-Solo te he ayudado como tú lo hiciste con migo.

-Bueno, de acuerdo. Dime ¿Quiénes son estos?-

-Ese es Xavier Hinojs, de mi regimiento, antes me salvó la vida- Xavier vio con cara de asombro como uno de los marines, que dijo que se llamaba Shaula le daba un sello de pureza por lo que hizo antes.-El siguiente se llama Paulus Canets del 385. Es un soldado que aunque escapa del combate para que no le maten, ha salvado de una muerte segura a sus amigos cuando iban a por él- Paulus también se quedó absorto cuando otro marine, Labrum, le daba un sello de pureza-Este es Joss Chincer del mismo regimiento. Es un soldado muy valiente y que siempre va al combate y busca luchar en primera línea y con este comportamiento a llevado a sus amigos a la victoria-Cuando vio que Kaitos se acercaba a ponerle también un sello de pureza, se puso en posición de firmes y recibió el sello con una inclinación de cabeza-Este es Marius Olver del 149, y aunque lleva poco tiempo con nosotros y no le conocemos tanto, nos ha ayudado pirateando las consolas enemigas en lo que llevamos juntos y creo que es capaz de luchar por nosotros-Marius recibió con una sonrisa el sello de pureza que le dio Tarazed- Este último es Carls Martz del 385, un gran soldado y gran estratega que desde lo que llevamos con él, sus planes nos han hecho sobrevivir y ganar- Carls aceptó con orgullo el sello de pureza que le dio Alshain.


Los seis soldados fueron hacia el octavo nivel ya que Marius les dijo que todos los soldados debían reunirse allí.

-Antares, venid aquí. He encontrado un túnel- les gritó Alpheratz, que se encontraba en el sótano de un edificio.

La escuadra se dirigió hacia allí y vieron que entre Alphertaz y Alchiba sostenían un gran panel que tapaba un agujero que había en el suelo.

-¿A dónde llevará eso?-preguntó Labrum.

-Te crees que lo sabemos-dijo Alchiba con voz sarcástica.

-Creo que deberíamos entrar y ver hacia donde nos lleva-dijo Sham.

-Y si es una trampa-le dijo Labrum.

-No sabremos que es una trampa hasta que entremos. Hermanos, tenemos que ser valientes-dijo Kaitos.

-Sargento, qué hacemos-le preguntó Shaula.

-Entraremos por el agujero y veremos hacia donde nos lleva-respondió.

La escuadra avanzó por el túnel durante varios minutos y al final se encontraron que había otro panel tapando la salida.

-Esperad, oigo voces al otro lado-dijo Tarazed, pegando el oído a la puerta.

-Poned la visión térmica-les dijo Antares.

Descubrieron que había veinte renegados, cargando cajas de munición en unas carretas.

-Esperad a mi señal-les dijo Antares, mientras indicaba con la mano como debían situarse -¡Ahora!

Kaitos le dio una fuerte patada al panel que salió disparado e impactó con un soldado, matándolo. Los marines salieron del túnel disparando con precisas ráfagas y con los cuchillos listos por si era necesario. Los soldados intentaron ponerse a cubierto y devolverles los disparos, pero los Caballeros Estelares habían sido demasiado rápidos y no les dieron ninguna oportunidad, mataron a quince de los soldados y los otros se tiraron al suelo con las manos en alto suplicando clemencia.

-¿Qué hacemos con estos, Antares?-le preguntó Tarazed mientras se ponía detrás de ellos apuntándoles por si hacían algo raro.

-Yo creo que deberíamos matarlos, son escoria renegada que adora a unos dioses malignos. Además si les dejamos vivos, pueden avisar al resto de sus compañeros-dijo Shaula.

-No morirá nadie más en esta sala. Se han rendido y debemos atenernos a lo que esto conlleva.-le dijo Antares.

-Antares. Lo siento, me he dejado llevar por mi furia- le respondió Alchiba.

-No pasa nada. Recuerda que hay que pensar con la cabeza pero también con el corazón-

-Maniatadlos y taparles la boca. Kaitos y Shaula, metedlos dentro del túnel y tras la batalla decidiremos qué hacer con ellos-les dijo Antares.

Los dos marines hicieron lo que su sargento les dijo y se dispusieron a abandonar la sala.

-¿Dónde estamos?-preguntó Sham.

-Posiblemente en un pequeño almacén del octavo nivel-le respondió Alshain.

La escuadra salió y se encontraron que tenían una muralla justo detrás.

-¡Amigos!, fijaos estamos dentro de la ciudadela-dijo Labrum.

-Es verdad, tenemos el honor de ser los primeros en entrar-dijo Alchiba.

-Recibiremos una mención de honor por esto-dijo Sham con la misma alegría que el resto de la escuadra.

-Antares, te dije que íbamos a ser los primeros en entrar-le dijo Alpheratz con una enigmática sonrisa.

-No sé como lo has predicho, pero te felicito por ello-le respondió mientras le daba una palmada en la hombrera.

-Antares. Cuando has perdonado a los renegados, has pronunciado las palabras del primarca.

-De Sol, no me había dado cuenta.

-Es bueno que hayas dicho eso, eso indica que eres un auténtico Caballero Estelar.

-Sargento, vayamos a las murallas. Tenemos que dejar entrar al resto del Capítulo-le gritó Shaula.

La escuadra se subió a una de las murallas, donde se encontraban tres basiliks con sus respectivos artilleros, los mataron y fueron a ver que ocurría. Lo primero que vieron fue un gran titán que se encontraba frente a la puerta, cerca había otro algo más pequeño circundado por otros dos más pequeños todavía. En el suelo se hallaban los restos de un titán leal y tres del caos.

-Mirad, el Venerable dreadnought Polaris junto a al gran capellán Acrux están subiendo-les dijo Sham.

-Sargento, están abriendo la puerta-le dijo Shaula.

El capellán y el dreadnought se situaron enfrente de la puerta y de ella salió un marine del caos con una armadura de exterminador de color metálico y con un gran martillo en sus manos.

-¡Quién osa, entrar en esta ciudadela!-dijo el marine del caos.

Acrux dio un paso adelante, cogió su crozius y se irguió completamente. Su negra armadura de exterminador le daba un aspecto amenazante.

-Soy Acrux, el capellán mayor de los Caballeros Estelares y vengo aquí para matarte en nombre del Emperador y de Sol.

El marine del caos se y apuntando con el martillo a Acrux le dijo:

-Ya que estamos con las presentaciones, soy Incus, herrero de guerra de los Guerreros de Hierro. Serás tú el que mueras y ofreceré tu alma a la Forja de Almas.

Los dos líderes corrieron a enfrentarse. Incus agarró con firmeza su martillo, lo echó hacia atrás y lanzó un potente golpe contra Acrux, el capellán previó el golpe y se apartó. Aprovechando eso, Acrux le dio un golpe con el corzius a Incus en la espalda, pero un campo de energía evitó el golpe. Incus se giró y le dio un puñetazo en el casco a Acrux, haciéndole perder el equilibrio, tras esto le dio un fuerte golpe con el martillo. Acrux cayó al suelo y gracias al rosarius no perdió la vida, se quitó el casco que estaba destrozado.

-Muere, perro imperial-le gritó Incus dándole una fuerte patada en la cabeza.

Acrux cayó al suelo momentáneamente y Polaris dio un paso para ayudarle.

-No, venerable Polaris- le dijo Acrux haciéndole un gesto con la mano para que se detuviese-Le mataré con mis propias manos.

Acrux lanzó lejos su crozius y embistió a Incus, dándole una serie de poderosos puñetazos en la parte del estómago. Incus intentó alejarle dándole un golpe a Acrux, pero este agarró el asta del martillo, se lo arrancó de las manos y lo partió. Incus furioso se lanzó a por el capellán y ambos comenzaron a usar sus puños y sus piernas para derribar al otro. Ambos cayeron y se levantaron luchando con más furia y haciendo que sus armaduras comenzasen a romperse. Incus zancadilleó a Acux, y cuando se lanzó para darle un pisotón en la espalda, Acrux se levantó y agarró a Incus lanzándole contra la muralla. Después le volvió a agarrar y le arrancó el casco, tras esto comenzó a darle un puñetazo tras otro en la cara, hasta que le mató. En cuanto le mató lanzó el cuerpo de Incus contra la puerta y gritó:

-Abrid ahora mismo, escoria del caos, vuestro líder a muerto y le seguiréis todos vosotros.

Una voz resonó en la mente de todos los que encontraban cerca de la puerta y les dijo:

-Capellán, te felicito. Has matado a uno de mis comandantes pero solo era un peón en el gran juego de Tzeentch. Creéis haber alcanzado la gloria por haber acabado con Incus pero he protegido la puerta con encantamientos y solo puede abrirse desde dentro. Imperiales vuestra hora a llegado y me alimentaré de vuestras almas cuando el Arquitecto del Destino me convierta en uno de sus paladines.


-Sera un hechicero muy poderoso, pero no ha predicho que ya hay alguien dentro de la ciudadela para abrir la puerta-rió Menkent.

-Vamos a abrir la puerta hermanos-dijo Antares.

La escuadra Protos se introdujo en una sala de la muralla donde estaba el mecanismo de apertura de la fortaleza. En la sala había cinco marines del caos custodiando el mecanismo y fueron eliminados rápidamente ya que no se esperaban que alguien hubiera entrado.

-¿Cómo funciona este mecanismo?-gruño Shaula mientras intentaba accionar la consola de apertura.

-Si la maña no puede abrirlo, lo hará la fuerza-dijo Kaitos dándole un fuerte puñetazo a la consola que hizo que se abriese la puerta.

La escuadra Protos corrió a unirse con el resto de sus hermanos y cuando llegaron a la puerta el capellán Acrux le preguntó:

-¿Habéis abierto vosotros la puerta?

-Sí, mi señor. Es una larga historia, se la contamos tras el asalto-le dijo Antares al mismo tiempo que se echaba a correr junto con los demás.

-Mi señor. Muy buen combate con el Guerrero de Hierro-le dijo Alchiba.

La escuadra subió por el noveno nivel combatiendo al lado de sus otros hermanos, acabando con marines y guardia del caos por igual. Ellos junto a otras dos escuadras, una de la 8ª compañía y la otra de la 7ª entraron en un complejo de edificios para limpiarlos de enemigos. Decidieron separarse y encontrarse más adelante.

-Esto no me gusta-les dijo Labrum- Esta niebla repentina nos impide ver.

-Pues pasad a visión térmica-les dijo Antares.

-¿De dónde habrá salido?-preguntó Menkent.

-¿El qué?-dijo Kaitos.

-La niebla, que va a ser Kaitos-le respondió Sham.

-Seguramente sea un hechizo que intenta intimidarnos y hacernos retroceder-les dijo Alshain.

-Seguramente, pero tened cuidado. Tengo un mal presentimiento-les dijo Alpheratz.

De repente escucharon un grito y todo volvió a estar en silencio.

-Por las estrellas ¿Qué ha ocurrido?-dijo Shaula.

-Un momento, me voy a poner en contacto con los otros sargentos-les dijo Antares- Mierda, no hay señal. Hermanos andad con cuidado.

Escucharon dos gritos más y los marines se juntaron para cubrirse entre ellos.

-Mirad, hay delante hay una sombra-les dijo Shaula.

Sham disparó en la dirección que le señalaba su amigo con su rifle de plasma. Se escuchó un grito ahogado y un marine del caos cayó al suelo con el pecho vaporizado.

-Hermanos. Es un marine de los Amos de la Noche, expertos en emboscadas y usar la oscuridad para esconderse-les dijo Alpheratz- Tened mucho cuidado o veréis vuestra cabeza rodando por el suelo.

La escuadra consiguió salir de las calles abatiendo ha dos marines más gracias a la visión de Shaula. Tras salir se encontraron con un edificio y en la última planta un marine de los Amos de la Noche con dos sables de energía llenos de sangre. Alrededor de él, había otros diez marines más.

El marine se quitó el casco y con una sonrisa ladina les dijo:

-Os felicito, habéis conseguido salir de mi trampa y sin morir ninguno-dijo el desconocido mientras se reía-Habéis sido los primeros que lo conseguís en todos los siglos que llevo haciéndolo.

-Es que ninguno de esos marines tenía un vínculo de amistad tan fuerte como el nuestro-le dijo Alshain- Qué has hecho con nuestros hermanos.

-Esperaba que me lo preguntaseis-dijo. Hizo un gesto a los demás marines y lanzaron al suelo trece cabezas- El resto consiguió escapar, aunque alguno mejor que otro.

-¿Quién eres, caótico?-le preguntó Labrum.

-Soy Nebula, comandante de los Amos de la Noche de esta fortaleza. Para vosotros soy vuestra perdición.

Nebula saltó de su posición y cayó al suelo. Tras esto comenzó a correr con una velocidad increíble y en su carrera activó las dos espadas de energía.

-Hay que salir de aquí. No podemos enfrentarnos con eso-les dijo Labrum.

-Labrum, no seas cobarde. Si tenemos que luchar se lucha-le increpó Kaitos.

-Además, esas espadas aunque sean de energía, no tienen un aspecto muy amenazante- le dijo Alchiba.

Nebula esgrimió las espadas y como si les hubiese escuchado rasgó una puerta blindada con la que se encontró.

-Hermanos, retrocedamos de manera ordenada mientras le devolvemos el fuego-les dijo Antares.

Los marines comenzaron a retroceder y cuando todos excepto Antares habían vuelto a las calles vio que Alshain seguía allí.

-Alshain que haces, te va a matar-le gritó Antares.

-Corred, os estoy dando tiempo. Soy el único que tiene alguna posibilidad de enfrentarse contra él-le respondió.

Antares miró a los ojos de Alshain y le dijo:

-Hermano, recuerda nuestro juramento. Toma la necesitarás- Antares le lanzó la espada sierra y Alshain la cogió al vuelo, colocándose en una posición de duelo.

-¿Dónde está Alshain?-le preguntó Sham.

-Se ha quedado para darnos tiempos para escapar-le respondió.

-No os preocupéis. Alshain es uno de los mejores espadachines que conozco-les dijo Menkent.

La escuadra Protos continuó corriendo entre los edificios cuando Shaula gritó:

-Mirad hacia arriba, los Amos de la Noche nos persiguen.-

Antares miró hacia la azotea que tenía atrás y vio a uno de sus perseguidores. Saltó hacía el suelo con una espada sierra empuñada pero Antares le disparó con su pistola, matándolo en el aire.

-Sargento, nos han cercado. Están por todas partes-le dijo Tarazed.

Una docena de Amos de la Noche estaban apostados en las azoteas, apuntándolos con sus bólters. De repente una andanada de disparos de bólter vino de un callejón cercano y abatió a cuatro marines.

-¡Ayudemos a nuestros hermanos!-dijo una voz.

El capitán Kornephoros con su escuadra de mando Corazones de Lumen salió del callejón y mataron a otros cuatro marines del caos más.

-Hermanos, luchamos bajo la sombra de nuestro estandarte. ¡A por ellos!-gritó Antares.

La escuadra Protos acabó con el resto de Amos de la Noche y Kornephoros se acercó a Antares preguntándole:

-Veo que estáis todos bien, pero dime, ¿Dónde está Alshain?-

-Se ha quedado combatiendo con el comandante de los Amos de la Noche para darnos tiempo a escapar.-

-Entonces, vamos a ayudarle.-

Las dos escuadras corrieron hacia donde estaba Alshain y lo encontraron tambaleante con grandes cortes en la armadura de donde salía mucha sangre.

-Alshain, retírate. Yo me encargo de matarle. Apotecario Aford encárgate de Alshain- dijo Kornephoros.

-Hola soy el capitán Kornephoros de la cuarta compañía de los Caballeros Estelares y vengo a matarte escoria del caos.

-No me hagas reír, imperial. Tu dios cadáver verá como decoro mi armadura con tu cabeza.

Ambos comandantes se lanzaron con las espadas en ristre. Los filos rojos de las espadas de Nebula chocaban con el celeste de la espada de Kornephoros. Ambos eran expertos en el manejo de la espada y se lanzaban tajos y cortes que pretendían acabar con su oponente. Tras cinco intensos minutos, ambos pararon para tomar un respiro. La armadura plateada de Kornephoros estaba sucia y llena de tierra. Por el pecho le caían dos regueros de sangre producidos por cortes de su rival.

-Vamos, aguilucho. Tengo prisa en acabar contigo.

-No te daré ese placer. El caos no triunfará en este combate.

-Eso ya lo veremos.

Los dos volvieron a trabarse. Nebula daba rápidas estocadas y cortes laterales mientras Kornephoros paraba los golpes con una precisión exquisita y se los devolvía con perfectas e intrincadas fintas que terminaban con precisos golpes a su cuello. Con un rápido movimiento, Nebula le clavó en el corazón a Kornephoros una de sus espadas y le hizo caer aunque consiguió sostenerse con una rodilla. Antares dio un paso adelante pero Dipha el sargento veterano de los Corazones de Lumen le dijo:

-Antares, no vayas. Ahora verás de lo que es capaz el capitán.

Nebula alzó la espada que le quedaba y dio un corte descendente buscando el cuello de su rival. Cuando estaba a escasos milímetros de alcanzar su objetivo, Kornephoros alzó un brazo y agarró la hoja de la espada. En la cara de Nebula apareció una mueca de horror al ver lo que estaba haciendo el capitán y como se ponía de pie, pese a las grandes heridas que le había infringido. Kornephoros se alzó completamente y mirando fijamente a Nebula le dijo:

-Caótico. Tus dioses podrán apagar todas las estrellas que brillan en el firmamento pero mientras quede una, los Caballeros Estelares nos alzaremos para combatiros y para acabar con vosotros. Ahora muere, escoria.

Acto seguido, Kornephoros lanzó una estocada al cuello de Nebula y segundos después su cabeza cayó al suelo. Después se giró a todos los hombres a su mando y les dijo:

-Escuadra Protos subid hacia el último nivel y acabad con esta batalla. Mi escuadra y yo nos quedaremos un momento aquí, necesito descansar del combate y sanar mis heridas.

-Como ordene, capitán-le dijo Antares.-Vamos hermanos, tenemos una batalla que ganar.


Alvar Gondser estaba tirado en el suelo con un gran corte en la frente. Le dolía todo el cuerpo. Alzó la mirada y vio como sus compañeros eran masacrados por una línea defensiva de marines del caos. Agarró su rifle láser y comenzó a arrastrarse hacia donde se encontraban sus compañeros.

-Está bien, compañero-le dijo un soldado con aspecto regio.

-Creo que si-le respondió.- ¿Quién eres?

-Soy Xexu Gilds del 259 de Tercios de Hispania.

-Yo soy Alvar Gondser del 412.

Xexu acompañó a Alvar al puesto de mando de su regimiento. Cuando llegó vio que Xavier se encontraba al lado se su comandante y le produjo una gran alegría que su amigo estuviese vivo.

-Comandante, el asalto ha sido un fiasco-le dijo Alvar.

-Llevamos lanzadas tres oleadas pero ninguna ha conseguido acercarse a las posiciones enemigas-dijo un veterano de la escuadra de Valens.-¿Qué hacemos, Señor?

-No puedo lanzar a mis hombres a una muerte segura. Necesitamos apoyo aéreo.-

-Alvar, el veterano de comunicaciones ha muerto, ponte tú en contacto.

-Ahora mismo señor- Alvar cogió el aparato de comunicaciones- Hola... Aquí soldado Alvar Gondser del 412 de Tercios de Hispania de infantería.

-Teniente Xavier Ayial del 23 de Tercios de Hispania de Thunderbolt.

-Necesitamos que bombardeen la línea defensiva de los marines del caos del 9 nivel de la ciudadela.

-De acuerdo, estamos allí en un minuto.

-Señor, en un minuto comienza el ataque.

Los soldados esperaron y vieron como los cazas ametrallaban la posición. De repente un caza cayó derribado y los soldados vieron como los marines del caos empezaban a derribar cazas con armamento antiaéreo. Uno de los cazas recibió un disparo y planeó hasta realizar un aterrizaje forzoso en mitad del campo de combate.

-Hay que ayudarle-dijo Xavier.

Los dos amigos salieron corriendo hacia allí y por el camino se les unió Marius Olver. Cuando llegaron sacaron al soldado y lo llevaron a un sanitario, para que le echase un vistazo. Tras terminar se acercó a agradecer su rescate a sus tres amigos.

-Gracias por lo de antes. Soy el teniente Xavier Ayial.

-Hola Xavier, soy Alvar. Este es mi amigo Xavier Hinojs de mi regimiento y este es Marius Olver del 149. Esos que se acercan por allí son Paulus, Carls y Joss del 385.

-Hola amigos ¿Qué pasa?-le preguntó Xavier.

-Nada bueno. El comandante Cardens Sonder, encargado de dirigir todos los regimientos que hay en el planeta ha ordenado lanzar una gran oleada con todos los soldados que estemos disponibles contra la línea defensiva enemiga.-les dijo Carls.

-Pero eso va a ser una carnicería-le dijo Alvar.

-Eso pienso yo, pero parece que se ha traído un regimiento de comisarios para disparar a quien intente escapar-le dijo Paulus.

-Ojalá lo matasenen la carga-comentó Marius.

-No. Cardens se quedará en el centro de mando mientras ve como morimos-le dijo Paulus.

-Soldados, id a vuestras posiciones os ejecuto aquí ahora mismo-les dijo un comisario.

Los amigos se encaminaron a situarse con el resto de soldados y Alvar vio que Xexu estaba cerca de ellos.

-Hoy se hará historia. Hoy soldados os lanzaréis a una carga gloriosa y conquistaran una posición fuertemente defendida de marines del caos y yo seré el comandante que dirigirá esta operación- dijo Cardens Sonder mediante unos altoparlantes - ¡ A la carga!-

Los soldados se lanzaron a la carga y fueron masacrados. Alvar cayó al suelo y vio como muchos de sus compañeros caían abatidos. Tenían que acabar aquello, tenían que acabar la carga pero necesitaban inspiración. Alvar se levantó y se dirigió a todos los soldados que seguían vivos:

-Hoy hermanos, nos enfrentamos a un combate que cambiará la reputación de los Tercios de Hispania y no solo la nuestra, porque que se también se encuentran entre nosotros los Guerreros Jaguar de Mexica, las Hordas de la Jungla de Inca, las Tropas de Liberación de Argentum también alcanzarán la gloria. No importa de qué regimiento seamos, de que planeta origen, de qué color, sexo, edad y una infinidad de cosas en que no me puedo entretener. Lo único que importa es que todos somos soldados del Imperio y luchamos bajo la misma bandera, el Emperador. Hoy tomaremos esta fortaleza y nuestra victoria será narrada en todos los mundos del imperio. Si uno de nosotros caes, miles de manos irán a ayudarle. Si uno de nosotros resulta herido, miles de manos irán a sanarle.-

Alvar vio como todos los soldados se alzaban del suelo y se preparaban para luchar de nuevo. Vio como sus amigos se situaban a su lado.

-Todos somos uno. ¡A por la victoria!-gritaron todos los soldados al tiempo que se lanzaban a una nueva carga.


Antares vio los restos de un gran combate que había ocurrido en la línea defensiva que había antes de la puerta del décimo nivel. Vio a soldados de los Tercios de Hispania y de otros regimientos por todas partes. Se preguntó cómo estarían Alvar y sus amigos, aunque seguro que se encontrarían bien. La escuadra Protos entró en el décimo nivel y se prepararon para entrar en combate. Avanzaron unos pocos metros cuando vieron que una gran fuerza de Caballeros Estelares dirigidos por el primer capitán Sirio.

-¡Hermanos! Estamos nuestro objetivo final. Tras esa puerta se encuentra Farsi. En estos momentos está realizando un ritual demoníaco y nuestro deber es impedirlo. Caballeros Estelares ¡Qué las estrellas iluminen nuestro camino!-rugió Sirio.

-¡Qué la luz de estrellas ilumine nuestro camino!-gritaron los marines allí presentes.

De repente las puertas se abrieron y de ellas salieron una oleada de berserker de Khorne liderados por un comandante con armadura de exterminador y dos estacas de energía.

-¡Sangre para el dios de la sangre!-rugió aquel comandante.

-Vlad es mío. Matad vosotros a los demás-dijo por el comunicador Sirio.

La escuadra Protos se vio inmersa en un salvaje combate cuerpo a cuerpo con los berserker.

-Hermanos, el combate contra los berserker se basa en no dejar que ellos nos ataquen primero-les dijo Alpheratz- Si lo consiguen, resultan imparables.

-Y cómo quieres tú que seamos nosotros los primeros en asaltar-le dijo Kaitos- Esos sanguinarios se lanzan a la carga como sea.

-Otra forma es tomar posiciones y disparar con nuestros bólters- dijo Labrum.

-Bien. Kaitos, Labrum, Sham, Alpheratz y Shaula retroceded hacia aquella barricada y disparad contra los berserker. El resto vendrá conmigo al combate-les dijo Antares.

-¿Creéis que el primer capitán se encontrará bien?-preguntó Menkent.

-Seguramente. Su resistencia es asombrosa-le dijo Alshain.

-Sí, pero está luchando contra un comandante psicópata y sediento de sangre-le dijo Alchiba.

La escuadra avanzó unos metros y vio a Sirio enfrentándose con Vlad. Sirio llevaba rota la armadura y tenía una serie de grandes heridas por todo el cuerpo provocadas por las estacas de Vlad. Aun así, seguía luchando sin retroceder ni un instante.

-Clavaré tu cabeza en esta estaca. Y luego me cubriré mi armadura con tus entrañas-dijo Vlad con una risa psicótica.

-Serán mis cuchillas las que te rajen, maldito caótico-le respondió Sirio.

Sirio se abalanzó y le clavó una cuchilla relámpago en el estómago y la otra en el pecho. Vlad riendo como un poseso y escupiendo sangre se incrustó más las cuchillas y se pegó a Sirio. Tras esto le agarró con un brazo y con el otro le clavó a Sirio las dos estacas de energía en la gorgera. Sirio intentó soltarse, pero Vlad lo tenía fuertemente agarrado y se las clavó aun más, hasta que las puntas le salieron por la espalda. Para sorpresa de todos los marines, Sirio continuó de pie.

-Muérete ya, escoria del Emperador-le gritó Vlad.

De un fuerte tirón, Sirio se apartó de Vlad para placarle acto seguido. Cuando Vlad estuvo en el suelo, Sirio dio un gritó salvaje y le clavó las cuchillas a Vlad repetidamente por todo el cuerpo. Después se dirigió a los berserker y les dijo:

-Vuestro lider ha muerto. Vosotros le seguiréis.-

Sirio se abalanzó contra los berserker y comenzó a matarlos.

-Habéis visto como el primer capitán ha matado al comandante enemigo.-les dijo Labrum con cara de asombro.

-Ha sido visceral y muy violento. Típico de Sirio-dijo Alshain.

-Cuando entre en veteranos de vanguardia-dijo Alchiba- Pienso pedir un par de cuchillas relámpago.

-Que te crees tú que vas a ser veterano. Seguro que acabas con un tiro en la cabeza antes de que termine la batalla-le dijo Kaitos.

-Kaitos, ninguno de nosotros va a morir hoy-dijo Antares. ¿Qué hacemos? Limpiar esto de escoria del caos o combatir contra el hechicero y su escolta.

-Sargento, Sirio y parte de sus hombres pueden de sobra contra los berserker. Vayamos al asalto definitivo y consigamos la gloria de haber participado en él-le dijo Shaula.

Antares vio que todos sus hermanos de batalla estaban de acuerdo e implorando a Sol y al Emperador para que les ayudasen en esa batalla. Se dirigieron al encuentro con el hechicero.


La escuadra Protos comenzó a subir y a mitad de camino Kaitos les dijo que se detuvieran. Antares se giró para ver que ocurría y vio que Altair, el Señor del Capítulo estaba subiendo, rodeada de su guardia de honor.

-Hermanos, os digo que acabaré siendo el Campeón del Capítulo-dijo Alshain mientras veía a Aquilon el actual campeón.

-Sin duda alguna que llegaras a serlo. Tu habilidad con la espada es increíble-le dijo Antares.

La escuadra Protos se situó a diez metros de Altair. Fueron llegando más escuadras y todas se situaron a la espalda de su líder. Cuando llegaron a su destino, vieron que la ceremonia de ascensión a príncipe demonio de Farsi realizándose. Farsi se encontraba en mitad de la estancia descubierta. En el suelo habían pintado con sangre una serie de extraños símbolos que brillaban de una manera fantasmagórica. Al rededor de Farsi, se encontraban diez hechiceros de menor categoría y todos entonaban un cántico que le heló la sangre a Antares. Farsi se giró y mirando fijamente a Altair le dijo:

-Altair, has tardado mucho en llegar. Me estaba poniendo nervioso.

Farsi miró a Helios, la espada de Altair y dijo:

-Esa espada es lo único que me falta para mi ascensión.

-Antes tendrás que matarme y sabes que eso no ocurrirá-dijo Altair mientras desenfundaba a Helios y se preparaba para el combate con su imponente armadura de exterminador.

-Si no me la das por las buenas. Entonces lo haremos por las malas.

Farsi alzó una mano y acto seguido aparecieron un gran número de exterminadores del caos.

-Caballeros Estelares. ¡Qué la luz de las estrellas iluminen nuestro camino!-gritó Altair al tiempo que se lanzaba al combate.

Todos los Caballeros Estelares lo imitaron y en poco segundos, Antares se vio inmerso en un descomunal combate. Vio como los exterminadores enemigos resistían todos los golpes que los marines les daban sus puños y cuchillos para contraatacar dando fuertes golpes que casi siempre acababan con un Caballero Estelar. Antares vio como la guardia de honor del capítulo se introducía en la zona más cruenta del combate y mataban a cuatro hechiceros y a nueve exterminadores con precisos golpes con sus armas de energía. Altair estaba luchando contra Farsi, Helios chocando contra el báculo del hechicero. Su señor parecía estar ganando y con cada golpe que daba hacía retroceder a Farsi. Una mano le agarró de la armadura y le tiró hacia bajo. Alzó la vista y vio como un exterminador acababa de intentar matarlo con su puño de combate. Miró hacia atrás y con un gesto de cabeza agradeció a Alshain haberle salvado. Se encaró contra el exterminador y comenzó a golpearle con la espada sierra, vio como la armadura de su enemigo no mellaba. El exterminador lanzó otro puñetazo contra él y por los pelos consiguió evitarlo. Volvió a golpearle con la espada sierra, pero esta vez con más fuerza y contemplo con satisfacción como la armadura comenzaba a romperse. Aplicó más fuerza y atravesó al exterminador completamente pero no llegó a toparse con la carne de su enemigo. En vez de eso, vio como un puñado de polvo salía del agujero de la armadura. Antares se giró para ver como se encontraba Altari, y vio que tenía la espada alzada para darle el golpe de gracia a Farsi. Cuando Helios estaba descendiendo, Farsi sacó una daga de su armadura, la encantó y se la clavó a Altair, haciéndole caer de rodillas y soltando a Helios.

-Me llevaré tu alma-le dijo Farsi a Altair.

Antares vio como su señor estaba cada vez más débil y que necesitaba su ayuda. Corrió hacia donde se encontraban y golpeó en la espalda a Farsi, lo que hizo que soltase la daga. Pero Farsi se dio la vuelta y golpeó a Antares en el pecho con un poder psíquico lanzándole varios metros por los aires. Antares cayó al suelo y vio que su placa pectoral estaba destrozada. Notaba como las fuerzas le abandonaban el cuerpo y contempló como Altair aprovechó su intervención para recuperar a Helios y clavársela a Farsi, matándolo al instante.

Altair corrió hacia él y le agarró con sus brazos.

-¿Cuál es tu nombre?

-Sargento Antares, de la escuadra táctica Protos. Cuarta compañía. Señor.

-Me has salvado, Antares. No sé como puedo agradecértelo.

-Al menos hemos ganado-escupió sangre-Señor. Abandonaré este mundo viendo como el capítulo acabo con uno de los enemigos de la humanidad.

-No vas a morir Antares, hoy no- Altair se levantó y gritando: ¡Apotecarios! Acudid a mi posición, debemos salvar a un héroe.

Antares vio como los miembros de su escuadra y unos cuantos apotecarios corrían hacia él. Tras esto, perdió la consciencia.


La thunderhawk plateada se encontraba a pocos metros de la zona de aterrizaje. Con una suave maniobra viró y se posó en el suelo. La rampa se abrió y por ella bajaron los miembros de la escuadra Protos. Todos llevaban las armadura en perfectas condiciones y lucían con orgullo las insignias y los honores que se habían ganado en la batalla. Antares bajó el último, con su nueva placa pectoral ya que la antigua era inservible. Llevaba pintada una estrella en la rodilla izquierda, un honor que solo se les concedía a los que habían realizado un sacrificio por el capítulo, como el suyo al salvar a Altair.

Alshain le contó a Antares que tras quedar inconsciente, los apotecarios le habían aplicado un primer tratamiento y le habían llevado rápidamente al apotecarion del Dragón donde el mismísimo Alkes, el Señor del Apotecarion le había tratado. Tras estar varios días de reposo le habían dado permiso para bajar a la superficie.

-Sargento ¿Qué estamos buscando?-le preguntó Shaula.

-Buscamos a Alvar y a sus amigos, quiero saber cómo les fue- le respondió Antares.

-Entonces lo mejor es dirigirnos al primer emplazamiento de la guardia imperial y preguntar dónde se encuentran los barracones del 412 de Tercios de Hispania- dijo Alpheratz.

Los marines se encaminaron al primer puesto de mando y les indicaron donde se encontraban los barracones del 412.

Cuando llegaron allí le preguntaron a un soldado donde estaban Alvar y Xavier. Este con una sonrisa les indicó que ahora mismo se encontraban en el décimo nivel de la fortaleza. Le agradecieron la información y ascendieron hasta allí. Cuando llegaron, vieron que Alvar y los demás se encontraban rodeados de soldados de distintos regimientos. Al verlos, se acercaron a ellos y Marius les dijo:

-Hola, señores. Nos alegra verles.

-A nosotros también nos alegra que os encontréis bien-le dijo Labrum.

-Decidme ¿Qué hacéis aquí, con estos soldados?-le preguntó Antares.

-Estamos reclutando tropas para el 1 regimiento de fuerzas mixtas-le dijo Joss con a voz llena de orgullo.

-Vaya, felicidades. Y esto a que se debe-pregunto Shaula.

-El comandante supremo Cardens Sonder nos envió a todas las fuerzas de las que dispuso de los Tercios de Hispania y los demás regimientos a una carga suicida para conquistar la línea defensiva que había donde nos encontramos ahora-les dijo Xavier.

-¡Cómo! Malditos comandantes, prefieren una medalla a que sus hombres sobrevivan-le dijo Alshain.

-Señor, Cardens está muerto. Mientras nos lanzábamos a la carga, los marines del caos lanzaron una andanada de artillería donde se encontraba y se lo cargaron-dijo Marius con una sonrisa.

-Bien. Xavier continúa por favor-le pidió Antares.

-Sí, durante la carga los marines del caos abrieron fuego contra nosotros, matando a casi todos los que iban delante y causando más bajas. Alvar se levantó y dando un discurso que nos renovó las fuerzas y el coraje, nos lanzamos a una nueva carga y con esta conseguimos llegar hasta las posiciones del caos y matamos a los marines que allí se encontraban-

-Tras la conquista de la línea defensiva, Carls tuvo la idea de fundar un regimiento que resultase de la combinación de infantería, artillería, tanques y aeronaves de combate. Al alto mando le pareció bien y ahora estamos reclutando tropas para nuestro nuevo regimiento.-

-Os deseo lo mejor y que vuestro nuevo regimiento gane muchas batallas-le dijo Antares con una sonrisa.

Antares se acercó a Alvar y le dijo:

-Veo que tú y los demás habéis ganado un buen número de medallas por el asalto.

-Sí, pero las medallas solo sirven para jactarte de tus actos. Yo solo quiero luchar por el Imperio y por todos sus habitantes.-

-Eso es cierto, debemos luchar por las personas del Imperio, no por nosotros mismos. Veo que todos vosotros lleváis insignias de sargento.

-Todos hemos sido ascendidos a sargento de este nuevo regimiento. El comandante Junus Austrica se ha hecho cargo del regimiento. Si no llega a ser por Carls ahora mismo estaría en los barracones del 412.

-Carls ha tenido una buena idea. Es un buen estratega, te convendría tenerlo cerca. Alvar, te daré un consejo de sargento a sargento: Debes dirigir con la cabeza, con la mente fría buscando siempre la victoria. Pero también debes dirigir con el corazón, pensando en la seguridad de tus hombres y de los demás ya que todos tenemos la misma dignidad y nadie merece morir en el combate por la incompetencia de un oficial.

-Lo tendré en cuenta, señor.-

-Cuando abandonéis el planeta. ¿A dónde os dirigiréis?.

-Iremos a Hispania, nuestro planeta para terminar de reclutar soldados. Luego no se qué haremos. ¿Volveremos a vernos?

-Claro-dijo con una sonrisa.-Aunque el Imperio es enorme, volveremos a vernos. Cuando eso ocurra espero que ya seas un comandante respetado y conocido por todos.

-Yo espero que usted sea capitán.

Carls le hizo una señal a Alvar.

-Señor, tengo que irme. Vamos a reclutar nuevas tropas en otros puntos de la fortaleza-

Ambos de despidieron con un fuerte apretón de manos y Antares vio como Alvar y Carls charlaban animadamente.

Antares se acercó a los miembros de su escuadra. Miró al cielo, ya empezaba a oscurecer. Vio como las estrellas comenzaban a aparecer. Suspiró, mientras una de aquellas estrellas continuase encendida los Caballeros Estelares se alzarían para combatir cualquier amenaza y él estaría ahí para luchar.

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