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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Malcador el Sigilita Warhammer 40k

Malcador el Sigilita poseía un trono decorado con sendos cráneos marcados con los numerales de los Primarcas Perdidos.

Hay dos Primarcas Perdidos de la Primera Fundación de Legiones de Marines Espaciales. Estos son los Primarcas de las Legiones II y XI. Se refieren a ellos como "los olvidados y los purgados" y se sabe que los Primarcas y sus Legiones están listados como "borrados de los registros imperiales". Esta censura y borrado formales de los registros oficiales son conocidos como un Edicto de Erradicación, lo que en la Antigüedad Clásica se llamaba "Damnatio Memoriae" (condenación de la memoria): una política de destrucción deliberada de cualquier registro, icono, símbolo o monumento perteneciente a un individuo u organización, normalmente destacado, que ha sido declarado Excommunicate Traitoris por el Emperador de la Humanidad (antes de ser enterrado en el Trono Dorado), los Altos Señores de Terra o la Inquisición. En un imperio galáctico que exige a sus élites fidelidad y lealtad al Emperador a cambio de ascensos, aclamación y salvación espiritual, quizás sea uno de los castigos más severos. El borrado completo y absoluto de todos los registros de las Legiones II y XI es considerado por los historiadores imperiales el Edicto de Erradicación más exitoso jamás llevado a cabo.

Historia[]

En el relato "La Torre del Rayo", cuando el Primarca de los Puños Imperiales, Rogal Dorn, se encuentra en el Distrito de Kath Mandau en el Palacio Imperial, se encuentra con una serie de columnas con pedestales que contienen estatuas de tamaño real de todos los Primarcas de las Legiones de Marines Espaciales. En la historia se dice: "Los pedestales segundo y decimoprimero habían estado vacíos durante mucho tiempo. Nadie osaba hablar de los dos hermanos ausentes. Sus tragedias individuales eran aberrantes. ¿Acaso habían sido, en verdad, advertencias que nadie escuchó?"

Anteriormente, algunas fuentes menos ambiguas sostenían que la información referente a las Legiones Perdidas y sus Primarcas había sido borrada tras la Herejía de Horus. La única información dada por Games Workshop acerca del tema se encuentra en las novelas de la serie de la Herejía de Horus Falsos Dioses, La Torre del Rayo, de Dan Abnett y Primarcas, Vastagos del Emperador. La información de los dos primeros libros dio pie a la teoría de que el Segundo Primarca pudiera haber sido el fundador de los Cuervos Sangrientos. Esta teoría sin embargo otorga una importancia excesiva a los Cuervos Sangrientos dado que, fuera de los juegos para PC de la serie "Dawn of War", no han sido nunca un Capítulo de gran relevancia en la historia del Imperio de la Humanidad. Dicha teoría tampoco explica cómo es posible que los Cuervos Sangrientos sobrevivan en el 41º Milenio: obviamente sus antecesores habían cometido actos de traición de tal índole que sus registros habían sido completamente borrados de forma tan concienzuda que ni siquiera los registros propios de otras Legiones presentes en la misma época, que seguramente deberían tener alguna información acerca de las Legiones Perdidas o sus Primarcas, se salvaron de ser destruidos o alterados. Actualmente, los archivos comienzan a inclinarse a dar un origen a los Cuervos Sangrientos como descendientes leales de los Mil Hijos.

Games Workshop arrojó un poco más de luz sobre el asunto en la novela de la serie sobre la Herejía de Horus El Primer Hereje, en la que se establece que los Primarcas "perdidos" fueron borrados de los registros imperiales 43 años antes de los acontecimientos de Istvaan V, ya que se menciona que solo existen 18 Legiones durante los acontecimientos ocurridos en Monarchia, en el mundo de Khur, en donde la Legión de los Portadores de la Palabra al completo, con su Primarca Lorgar, fue criticada formalmente por el Emperador de la Humanidad debido a su aparente laxitud en la tarea de llevar la atea Verdad Imperial a los nuevos mundos durante la Gran Cruzada. También se menciona un persistente rumor, existente entre las Legiones Astartes, que podría explicar cuál fue el destino definitivo de las Legiones II y XI. El rumor consistía en que, aproximadamente durante la misma época en la que esas díscolas Legiones desaparecieron de todos los registros imperiales, el número de Astartes de la Legión de los Ultramarines se incrementó hasta eclipsar a todas las demás Legiones. No se sabe si era tan solo una especulación o un hecho contrastado el que las Legiones II y XI de Marines Espaciales fueran absorbidas por otras Legiones tras ser oficialmente borradas de los registros imperiales. Aunque las implicaciones de dicho hecho pueden ser bastante interesantes, el caso es que no explican lo que ocurrió realmente con los Primarcas de las Legiones II y XI.

En la novela "Próspero en Llamas" la verdad parece adquirir un nuevo cariz, cuando el Primarca de los Lobos Espaciales, Leman Russ, hace referencia a la inevitable ejecución de los Mil Hijos de Prospero por las acciones de Magnus el Rojo al realizar un acto de maleficarum que le permitió llevar su hechicería hasta el corazón de Terra en presencia del Emperador. Dicha acción reveló su supuesta traición al desafiar los edictos imperiales promulgados en el Concilio de Nikaea que prohibían el uso de hechicería psíquica. Cuando se le pregunta a Russ acerca de si está preocupado por el hecho sin precedentes que iba a producirse, es decir, que los Astartes lucharan contra los Astartes, Russ menciona que no es algo sin precedentes, explicando que sus Lobos ya habían sido requeridos anteriormente para cumplir con esta tarea. Esta referencia enigmática puede tener que ver con la posible destrucción de las Legiones II y XI.

Aunque en la Primarcas, Vástagos del Emperador, se nos revela mucha nueva información.

En esta novela, se afirma lo siguiente:

El legado de los perdidos contiene demasiadas dudas, demasiadas verdades amargas que no harían más que dañar el equilibrio de nuestro precioso Imperio. Y ahora no es el más momento más adecuado para tirar de esos hilos.

-¿Y sí no es ahora, cuando?- exigió Dorn. -¿Qué pasa si ahí dentro hay una respuesta, alguna forma…

-¿Alguna forma de terminar la guerra?- Malcador terminó la frase inacabada del primarca, sacudiendo la cabeza. -¡Esas son las palabras de alguien que ha sido maldecido con la esperanza! Te digo que no hay más que dolor detrás de esas puertas-

-Yo los conocía- dijo Dorn, dando otro paso hacia las puertas.

-¿Alguna vez te has preguntado por qué nadie habla de ellos?- le contestó el Sigilita. Los Primarcas sólo hablan de sus hermanos en términos muy vagos. ¿Te has preguntado alguna vez por qué es así?.

-Como bien has dicho, se nos prohibió hacerlo.

. -¿Cómo se llamaban, Rogal?- preguntó, con aspecto entristecido. -Tus hermanos desaparecidos. Dime como se llamaban, y sus títulos.

-Sus nombres eran…- dijo, con su poderosa voz vacilando. La frustración le hizo fruncir el ceño, ellos eran… Horrorizado, Dorn se dio cuenta de que no los sabía.

. -¡Tú estás detrás de esto!- siguió Dorn, alzando su espada-sierra. -¡Has oscurecido mis recuerdos! ¡Me has invadido la mente…! ¡Debería matarte solo por eso!

El Sigilita no reaccionó ante aquella amenaza.

-No solo la tuya, también la de Guilliman y las todos demás que los conocieron.

-¿Y mi padre permitió eso?- dijo Dorn, sin que su espada-sierra vacilara un milímetro. -¿No te detuvo?

-¿Detenerme?, ¿Quieres saber la verdad, Rogal? ¡Tú mismo me ordenaste oscurecer tus recuerdos! Me dijiste que lo hiciera. ¡Tú y Roboute idearon todo aquel plan y me dieron permiso!

-Yo nunca toleraría eso- replicó Dorn, frunciendo aún más el ceño.

-¡Mientes!, !- dijo Malcador. Tal fue el destino de los Perdidos, que tú lo permitiste, y fue voluntariamente. Para asegurarse de que nadie recordara aquellos acontecimientos.

-Te lo mostraré- dijo el psíquico. -Durante un instante, te permitiré recordar. Sabrás por qué los Perdidos deben seguir siendo un misterio.

Dorn cerró los ojos, sintiendo como un fuego glacial estallaba tras ellos. Sintió como le faltaba el aliento, mientras, en su interior, las sombras se disipaban lentamente, se cuestionó nada de lo que Malcador le estaba mostrado, sobre este asunto. En eso, estaba completamente seguro. Los Perdidos ya no estaban, y eso era lo mejor. Las tremendas desgracias que les ocurrieron se desmoronaron en la mente de Dorn, pero dejaron atrás una certeza.

Lo que sucedió podría acabar con todo. Ahora Dorn lo sabía. Esa odiosa y cruel verdad está muy clara para mí. Si ahora estuvieran aquí, con nosotros… ya habríamos perdido la guerra.

-Extracto del libro. Primarcas, Vastagos del Emperador.

Podemos inferir de esto, que Rogal Dorn y Roboute Guilliman han ideado una estratagema para olvidar el accidente, el horror, y a sus hermanos perdidos. Es probable que el incidente haya sido de tal magnitud, que con el beneplácito del Emperador, se les ha hecho olvidar a todos a los ahora Primarcas Perdidos de forma intencional.

Legión/Primarca II[]

En La Torre del Rayo, audiolibro escrito por Dan Abnett, mientras las defensas del Palacio Imperial de Terra estaban siendo construidas en preparación del inminente ataque de las Legiones Traidoras, el Primarca de la Legión de los Puños Imperiales, Rogal Dorn, pasó por un corredor del Palacio en el que estaban las estatuas de los 20 Primarcas. El audiolibro dice que "les ocurrió un accidente", algo que pudo ser un avance de lo que posteriormente ocurriría con Horus. En la novela Mechanicum, una conversación existente entre Rogal Dorn y Malcador el Sigilita acerca de la guerra en Marte y la Herejía afirma lo siguiente:

[Malcador] [...] Horus tiene en su bando a tres de sus Legiones hermanas, tú tienes a tus Puños y a trece Legiones más.

[Dorn] Ojalá fuesen quince.

[Malcador] No pienses en ello, amigo mío. Los hemos perdido para siempre.

[Dorn] Lo sé.

En cualquier caso, es difícil que los escritores actualmente en nómina de Games Workshop consigan hacerle justicia y revelar en toda su magnitud el tan anticipado misterio de lo ocurrido a las Legiones Perdidas y el motivo por el que fueron eliminadas de los registros históricos del Imperio.

Legión/Primarca XI[]

Tras resultar gravemente herido en la luna del planeta Davin por el arma del Caos conocida como el Anathame Kinebrach, el Primarca Horus, merced a una visión inducida por el Caos, aparentemente retrocedió en el tiempo hasta llegar al laboratorio genético del Emperador situado bajo la cordillera del Himalaya, y pudo ver la cápsula de incubación del Primarca de la Legión XI justo antes de que los Primarcas fueran dispersados a través de la Disformidad (el efecto de dicho acontecimiento sobre los Primarcas desaparecidos es desconocido). Antes de que la fisura en la Disformidad se abriera en el laboratorio, Horus se detuvo junto al tanque del Primarca nº XI.

La frase exacta que contiene Falsos Dioses es:

"Se detuvo ante el tanque con el número XI marcado sobre él y puso su mano contra el acero suave, sintiendo las glorias desconocidas que podrían haber esperado a quien crecía en su interior, a sabiendas de que nunca llegarían. Se inclinó para mirar dentro."

Propósito[]

Sin embargo, Games Workshop explicó que el propósito de dejar esas "Legiones borradas" era permitir crear sus propias Legiones Astartes a quien lo deseara. La idea era que, dado que el Emperador creó 20 Legiones de Marines Espaciales, y la mitad cayeron en manos del Caos y la otra mitad permaneció leal, dichas dos Legiones representaban fuentes equivalentes para la creación de nuevos Capítulos de Marines Espaciales y nuevas partidas de guerra de Marines Espaciales del Caos.

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Fuentes[]

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

  • Legión, por Dan Abnett.
  • Primarcas, Vástagos del Emperador
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