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Emblema del Adepta Sororitas
La Hermana Palmiro de la Orden Dialogante de la Palabra Sagrada del Adepta Sororitas fue la primera Abadesa del Adepta Sororitas tras el martirio de Santa Alicia Dominica.
Historia[]
En los siglos posteriores a la Era de la Apostasía, Santa Dominica dirigió al Adepta Sororitas como fundadora y patrona general. Su martirio a manos de los herejes del Mundo de Frideswide dejó un gran vacío en la organización, que experimentó una crisis temporal ya que ninguna líder se sentía capaz de seguir adecuadamente los pasos de Dominica.
Al final, el Eclesiarca Equitius XI intervino, y ordenó a las líderes de cada Orden que eligiesen a una Hermana que les dirigiera.
Tras muchas semanas de debates, las líderes acordaron por mayoría que la Hermana Palmiro de la Orden de la Sagrada Palabra era la más adecuada para ocupar el puesto de Abadesa del Adepta Sororitas.
Sin embargo, la Hermana Palmiro era una mujer excepcionalmente humilde, y rechazó el liderazgo, afirmando que su intención de emprender un peregrinaje hasta San Leor, y que no sentía ningún deseo de ostentar rangos ni privilegios.
Tras muchos debates, se acordó que la Hermana Palmiro debía completar su peregrinación, pero que ocuparía el puesto de Abadesa a su regreso, y lo tomaría como una penitencia bienvenida. Palmiro aceptó estos términos, y tras apenas un siglo la tradición de otorgar el rango de Abadesa a la candidata que menos lo deseaba se volvió algo habitual, así como el concepto de considerarlo una penitencia en lugar de un privilegio, y la peregrinación a San Leor antes de ocupar el puesto.
Esta tradición se mantuvo durante la mayor parte de cuatro milenios, hasta la elección de la Hermana Sabrina de la Orden del Manto de Armiño. Desafortunadamente, Sabrina desapareció en el mundo oceánico de Habren IV durante su peregrinaje, y nunca regresó a Terra. Sus Hermanas siguen buscándola, y el puesto de Abadesa permanece vacante hasta que sea descubierta o esclarecido su destino.
Fuentes[]
- White Dwarf nº 293 (Edición inglesa).