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Nârik Dreygur The Gravewalker

Nârik Dreygur el Muerto Andante fue un Herrero de Guerra de la Legión Traidora de los Guerreros de Hierro durante la época de la Herejía de Horus. Posteriormente se convirtió en un Praevian de los Apolakron de la Legión.

Historia[]

Nârik Dreygur dirigió a su Gran Compañía a las llamas de la batalla durante noventa años, temiendo mucho más fallar a su Primarca que morir a manos de sus enemigos. Cayó en la Masacre del Desembarco en Istvaan V, gravemente herido por el incandescente disparo de un Moritat de ojos vacuos de la Guardia del Cuervo. Su derrota en combate le costó el efímero favor de Perturabo, quien abandonó al quebrado comandante como si de una espada rota se tratara. Sin embargo, este no fue el fin de su utilidad para su Legión, pues en la caída del Herrero de Guerra los Apolakron, una sociedad guerrera a menudo ignorada de la Legión, vieron una oportunidad: reconstruyeron el cuerpo destrozado de Dreygur, implantándole un controlador cortical directamente en su sistema nervioso e introduciéndole en las filas de su Orden como Strategos Menor.

Dreygur, conocido ahora entre sus hermanos como el Muerto Andante, volvió a la lucha como un Praevian. Rechazado por su Primarca y sus hermanos, rápidamente empezó a favorecer el uso de los autómatas, que le mostraban más lealtad que aquellos que llamaba "hermanos". En la Batalla de Epsilon-Stranivar IX, fue la lealtad de estos autómatas la que le mantuvo vivo para vengarse de la Legión Alfa que lo había abandonado en el campo de batalla. Aun así, a pesar de estos terribles acontecimientos, permaneció leal a su Legión, hasta Mezoa. Allí, en las llanuras de basalto frente a las imponentes torres de la forja, el Dragón Renacido acabó con su incuestionable lealtad e indoblegable determinación mediante algún artificio desconocido, reemplazándolas con un salvaje nuevo propósito.

Batalla de Mezoa[]

Autilon Skorr, caído en desgracia pero en busca de la gloria a ojos de Horus y su Primarca, fue enviado a tomar el mundo forja de Mezoa al mando de 9000 Astartes, tres Thagmatas al completo y 20.000 tropas auxiliares. Las tropas asaltantes estaban compuestas por la Legión Alfa (al mando), los Guerreros de Hierro y la Guardia de la Muerte.

Llegados de las cenizas de Istvaan V y habiendo atracado en Baal, los argonautas del Dragón de Ébano llegaron a Mezoa guiados por las proféticas visiones de su líder, Cassian Dracos. A bordo del buque no sólo viajaban los Discípulos de las Llamas y Xiaphas Jurr, enviados a buscar a Vulkan, sino miembros de la Guardia del Cuervo, los Manos de Hierro y los Ángeles Sangrientos.

Los miembros de las Legiones Quebradas se unieron a un pequeño contingente de Puños Imperiales naufragados en el mundo forja y juntos se prepararon para resistir un ataque que sólo tenía un final posible.

Sin embargo, pese a la aplastante superioridad numérica de las fuerzas bajo el mando de Skorr, la victoria no iba a ser fácil. Las tres Legiones atacantes no compartían su información y a menudo los Guerreros de Hierro, al mando de Dreygur, fueron enviados al combate como carne de cañón y distracción mientras la Legión Alfa atacaba los puntos más débiles del despliegue enemigo.

La primera oleada que se estrelló contra las defensas fueron las tropas auxiliares del Ejército Imperial, lanzadas como corderos al matadero para revelar las defensas de Mezoa y desgastar su munición. La segunda oleada, los Guerreros de Hierro, marcharon a morir a lo peor del combate tratando de establecer una fortificación que sirviera como cabeza de puente en la invasión. Dreygur acabó con Valtus Moran, Campeón de los Puños Imperiales, durante la batalla.

Mientras los Tecnosacerdotes reconstruían a Dracos en el interior de las forjas, Jurr encabezaba a los defensores. El Capellán de los Salamandras contemplaba como las escasas fuerzas del mundo forja se desangraban frente a la incontenible marea de Traidores. Pero el Cónsul-Delegatus de la Legión Alfa no estaba dispuesto a esperar, y decidido a acabar cuanto antes el asedio lanzó un ataque total sobre los muros de Mezoa.

Los maltrechos restos de los Guerreros de Hierro fueron lanzados contra sus murallas, donde todos los defensores se habían concentrado. Una segunda oleada de atacantes, la Legión Alfa, debía de haber reforzado a la primera, pero esa segunda oleada nunca llegó. Mientras los Guerreros de Hierro sufrían la ira de los defensores los equipos de ejecutores de la Legión Alfa se infiltraron en las forjas para acabar con los tres sumos sacerdotes del Mechanicum que tenían control total sobre el planeta.

Los asesinos de Skorr consiguieron acabar con el primero de los Ttecnosacerdotes, pero de las profundidades del mundo despertó lo único que quedaba para defenderles. Dracos, el renacido, se levantó con el Dreadnought por fin reparado, pero en vez de dirigirse a donde estaba Skorr se lanzó al campo de batalla. Los Manípulos de autómatas bajaron las armas a su paso y llegó hasta Dreygur sin que ningún hombre o máquina le atacara. Qué le dijo aún es desconocido, pero Dreygur y los Guerreros de Hierro volvieron sus armas contra la Legión Alfa.

Los defensores y los inesperados aliados acosaron a Skorr por dos frentes, cambiando las tornas de una batalla ya ganada. Skorr, atrapado, consiguió abrirse paso hasta la órbita gravemente herido. Sus fuerzas fueron masacradas por las Legiones Quebradas y los Guerreros de Hierro. Aun así, el mundo forja quedó gravemente dañado, uno de sus imprescindibles regentes había muerto, y no volvió a suponer una amenaza para Horus. Sin embargo, su posición entre las conquistas de Horus se convirtió en un refugio desde el que los Leales lanzaron incursiones en el futuro.

Dreygur y los Guerreros de Hierro se unieron al Dragón de Hierro, Dracos, y en futuras batallas fueron vistos combatiendo a su lado y al de los Discípulos de las Llamas.

Armamento[]

Nârik Dreygur iba armado con una armadura artesanal con campo refractor, una pistola bólter artesanal, un puño de combate, granadas de fragmentación y perforantes y un controlador y designador corticales.

Miniatura[]

Fuentes[]

  • The Horus Heresy: IV y VI.
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