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Meremptah, conocido como Lengua de Arkathep o simplemente Embajador de la Muerte, es un heraldo Necrón perteneciente a la Dinastía Nefarikh.
Historia[]
El carismático Meremptah era un astuto Necrón de la Dinastía Kardenath cuyas habilidades iban más allá de las de un guerrero, pues según se decía tenía el don de la palabra, siendo capaz de convencer a aquellos que lo escuchaban de cualquier cosa gracias a su elocuencia y el poder que irradiaban sus argumentos.
Aliado de Arkathep, pues al igual que Hatsepshut veía en él a un futuro dirigente capaz de rivalizar con el propio Phaeron, Meremptah no dudó en extender entre los necrones de la Kardenath la semilla de la discordia y el descontento con su líder, Akanabekh, sumando a la causa rebelde a un buen número de ellos, al menos de forma aparente.
Cuando Arkateph intentó derrocar al Phaeron, sin embargo, muchos de los que en un principio parecían estar de su lado se echaron atrás, dejando al desafortunado Líder Supremo solo junto con un centenar de sus más acérrimos seguidores, todos los cuales fueron condenados al destierro en Estasis para toda la eternidad.
Haciendo gala de sus capacidades, Meremptah trató de librarse de semejante condena presentándose ante el propio Akanabekh como víctima de los engaños de los traidores, jurando que su fidelidad siempre había sido firme y que nunca había deseado el derrocamiento de su amado Phaeron, vertiendo sus melífluas palabras de forma estudiada para evitar su propia caída. No obstante, Akanabekh no se dejó engañar y condenó también sin remisión a Meremptah a pudrirse en un sarcófago hasta el fin de los tiempos.
El despertar[]
Durante la Campaña del Despertar Meremptah regresó a la consciencia como parte del séquito de Arkateph, ante el cual se presentó de inmediato empleando su gran carisma para explicar la razón de su arrepentimiento ante Akanabekh.
Pese a que Arkateph no creyó una sola de las palabras que el hábil Meremptah empleó para salvarse, se limitó a fingir que comprendía su traición ante las circunstancias, pues sabía que iba a necesitar a alguien como aquella servil criatura para sus fines en un futuro próximo.
De esta manera, en vez de ser castigado, Meremptah fue elevado al rango de heraldo de Arkateph, es decir, el mensajero que presagia la llegada de la Nefarikh y ejerce como mediador antes de las posibles batallas, además de convertirse en el único diplomático de la dinastía.
La presencia de Meremptah anuncia los horrores que se avecinan, siendo un hábil embajador capaz de atemorizar y convencer a los objetivos de los necrones de la inutilidad de resistirse contra ellos, consiguiendo por lo general la rendición de los enemigos a cambio de jugosos tributos.