Megarácnido rematando a un Ángel Sangriento en Muerte (fanart por Cecilia Murillo Valdez).
Los Megarácnidos era una sofisticada raza xenos de criaturas insectoides de cuatro pares de patas encontrada por las legiones Ángeles Sangrientos, los Hijos del Emperador y los Lobos Lunares durante la Gran Cruzada.
Descripción[]
Hay varias subespecies diferentes de Megarácnidos, desde el guerrero común a el obrero, el tejedor, las bestias de carga, megarácnidos alados e incluso ejemplares similares en tamaño a titanes. Lo que todos tienen en común es, entre otras cosas, su aspecto insectoide con el cuerpo dividido tres secciones distintas (cabeza, abdomen y tórax), ocho miembros agrupados en cuatro pares de extremidades y la capacidad de emitir un chirriante ruido muy molesto para los humanos.
Los guerreros de esta raza alcanzan hasta tres metros y pesan una tercera parte más que un humano. Utilizan sus cuatro miembros traseros para desplazarse y sus cuatro miembros delanteros como armas. Estos, con una longitud superior a un metro, están recubiertos de un metal parecido al zinc capaz de cortar una servoarmadura con gran facilidad. La mayor parte de su cuerpo está cubierto por una fibrosa armadura blanquecina que puede soportar incluso hasta disparos de bólter. Luchan con velocidad cegadora, y acaban rápida y despiadadamente con sus enemigos.
Los guerreros megarácnidos muestran sobre sus cabezas sin ojos unas grandes crestas óseas. Cuanto más grande y dura es la cresta, mayor y más poderoso será el Megarácnido. Además es utilizada para rasgar a sus víctimas ya abatidas y poder devorar su carne.
En cuanto a las larvas, sueltan un poderoso ácido muy corrosivo si son dañadas y emiten contínuamente un siseante chasquido que solamente cesa si están cerca los adultos.
Interacción con el Imperio[]
Las fuerzas de la 140ª Expedición fueron los primeros que encontraron a los Megarácnidos, conducidos por el Capitán de los Ángeles Sangrientos Khitas Frome. Los despliegues iniciales sobre el planeta, al que designaron como uno cuarenta veinte, acabaron en desastre cuando el clima atmosférico empeoró rápidamente y el cielo se lleno de violentas tormentas que obstruyeron cualquier intento de comunicación desde la órbita e imposibilitaron la recogida de datos visuales. Estas tormentas estaban causadas por una especie de "árboles" que los propios Megarácnidos creaban y controlaban a voluntad. Al cabo de poco tiempo, nada se sabía de los astartes desplegados ni de las tropas del Ejército Imperial que les acompañaban, salvo un último mensaje de Frome que decía:
"Este... mundo... es... Muerte."
- —Último mensaje de Khitas Frome
De ahí que el mundo a partir de entonces fuera mencionado como Muerte.
Los Hijos del Emperador luchando contra los Megarácnidos.
Una Compañía de los Hijos del Emperador al mando de Eidolon, descendió al planeta para intentar recoger información de lo sucedido. Entre sus filas se encontraban el espadachín Lucius y los Capitanes Anteus y Saul Tarvitz, el cual descubrió por casualidad la función de los "árboles" para crear tormentas. Utilizando el descubrimiento, se derribaron docenas de ellos lo que provocó que se abrieran claros en la capa de tormentas, pudiendo comunicarse con las naves en órbita y recibir refuerzos.
La 63ª fuerza Expedicionaria entera conducida por el Señor de la Guerra Horus y el Mournival, así como fuerzas lideradas por el Primarca Sanguinius y el capitán Raldoron de los Ángeles Sangrientos llegarían más tarde para intentar limpiar el planeta de la odiosa raza.
Tras seis meses de dura lucha, una facción humana, los interexianos, llegaron al planeta, al que llamaban Urisarach o País de las Arañas, y reuniéndose con Horus le explicaron que tiempo atrás habían derrotado a los Megarácnidos cuando intentaron arrasar sus dominios, les habían privado de la capacidad de viajar por el espacio y los habían confinado allí como si fuera una reserva para que ni atacaran a nadie más ni fueran atacados.
Es desconocido a día de hoy el destino de esta raza, si fueron finalmente exterminados en algún momento de la Herejía o en tiempos recientes.
Fuentes[]
- Horus, Señor de la Guerra, de Dan Abnett.