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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Khorne medio sin fondo

Cerberus el Rebañacráneos, mascota de los Poderes Ruinosos, patrocina este espacio para honrar a sus demoníacos señores. Pulsa sobre él y te introducirá en los misterios del Caos.

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Lucius el eterno 2

Lucius, el Sempiterno

Lucius el Sempiterno es el Campeón del Dios del Caos Slaanesh y uno de los Lords Comandantes de la Legión Traidora de los Hijos del Emperador. Lucius también es conocido como el Ladrón de Almas, el Campeón de Fulgrim y el Vástago de Chemos. Lucius ha sido bendecido por el Príncipe de la Oscuridad de tal forma que, cuando alguien le mata en combate, algo nada fácil de lograr, su asesino acabará por transformarse en Lucius si obtiene algún placer o satisfacción por su logro.

Historia

La Gran Cruzada

Lucius fue antaño el Capitán de la 13ª Compañía de la Legión de los Hijos del Emperador. Sirvió junto a su amigo y camarada oficial Astartes, el Capitán Saul Tarvitz de la 10ª Compañía, durante la Gran Cruzada del M31. Su amistad con Tarvitz a menudo dejaba ver los fallos de carácter que llevaron a la condenación final de Lucius. Mientras que Tarvitz era un Astartes maduro y reservado, a menudo Lucius era infantil y egoísta, aunque ya era conocido dentro de su Legión como un magnífico espadachín.

El carácter de Lucius cambió enormemente durante los primeros días de la Herejía de Horus. El cambio más significativo fue la costumbre que desarrollo de realizarse cortes en la cara y disfrutar con ello, pasando de ser un Marine Espacial sin tacha a un tirano corrupto que se regocijaba en la sensación de administrar dolor. Las razones registradas de esta desfiguración han variado. Algunos afirman que expresan la "devoción y piedad" de Lucius hacia los Dioses del Caos, y otros que buscaban acabar con los comentarios sobre que parecía más un jovencito que un guerrero. En realidad, Lucius conoció a una Rememoradora y pintora corrompida por Slaanesh que acompañaba a la 28ª Flota Expedicionaria llamada Serena D'Angelus. Tras mostrar a Lucius sus brazos cubiertos de terribles cicatrices, le explicó que cada una de ellas era un recuerdo de sus víctimas. Lucius, a quien le había partido la nariz Garviel Loken de los Lobos Lunares, entendió que su apariencia nunca volvería a ser perfecta, así que se hirió la cara sin remordimientos. A partir de este encuentro añadió una cicatriz a su cuerpo cada vez que se encontró a un oponente digno, como cuando se enfrentó a su antiguo camarada y mejor amigo, Saul Tarvitz.

Herejía de Horus

Lucius Gran Cruzada

Lucius, durante la Gran Cruzada.

El descenso de Lucius a las garras del Caos no hizo sino profundizarse durante la Batalla de Istvaan III, después de que Horus traicionase a los Leales de sus propias Legiones Traidoras para limpiar sus filas de todos aquellos que aún pudieran seguir fieles a la voluntad del Emperador. En un principio obligado a luchar en el bando de los Astartes Leales durante los tres meses de combates sobre aquel devastado mundo porque su amistad con Saul Tarvitz había hecho creer a los líderes de su Legión que no apoyaría su decisión de traicionar al Emperador, al final el orgullo y la envidia de Lucius se apoderaron por completo de él. Lucius llegó a resentirse por el papel de Tarvitz en su éxito contra el enemigo y por el respeto que obtenía de los demás Astartes Leales. Lucius contactó con el Lord Comandante Eidolon y le prometió entregarle a Tarvitz y romper las defensas de los Leales para el Señor de la Guerra a cambio de ser reaceptado en la III Legión. Eidolon aceptó la propuesta. Lucius masacró a un grupo de 30 Astartes que estaban defendiendo las líneas Leales para abrir paso al ataque final de los Traidores contra sus antiguos hermanos. Lucius tuvo éxito en este asesinato por la ayuda del Capitán Solomon Demeter de la 2ª Compañía de los Hijos del Emperador, quien también había permanecido Leal y que se dio cuenta demasiado tarde de que Lucius le había engañado para que atacase a un grupo de Leales. Lucius mató al herido Demeter justo después de que se diera cuenta con horror de toda la gravedad de su equivocación y de la traición de Lucius. Con su lugar restaurado entre las filas de los Traidores, Lucius retó entonces a Tarvitz a un combate singular para determinar de una vez cuál de los dos era mejor guerrero. Tarvitz resultó victorioso, pero Lucius huyó de la batalla y regresó al seno de su Legión Traidora con su parte del trato cumplida.

Archivo:Lucius preherejia.jpg

Lucius, al inicio de la Herejía.

Tras la Masacre del Desembarco en Istvaan V, los Astartes de la III Legión no se dieron cuenta alguna de que su amado líder estaba arañando inútilmente las ataduras que le mantenían atrapado dentro de su propia mente. Solo Lucius pareció notar que algo no iba bien con Fulgrim, pero ni siquiera él dijo nada. El Demonio-Fulgrim había sentido el floreciente toque disforme sobre el espadachín y le había regalado la Espada Demoníaca plateada dentro de la cual los Laer habían infundido un fragmento de su esencia, pues ahora blandía el mucho más potente Anatham Kinebrach, un regalo de Horus. Aunque la Espada Demoníaca Laer estaba vacía ahora de su espíritu, aún había poder en su filo, un poder que haría más fuerte a Lucius en los años de muerte que vendrían.

Tras el cónclave a bordo de la nave insignia de Horus, el Demonio-Fulgrim y la Legión de los Hijos del Emperador recibieron órdenes de ir a Marte a reforzar a sus partidarios en la guerra civil del Adeptus Mechanicus. Pero en lugar de seguir las órdenes de su hermano, el cada vez más veleidoso Primarca decidió desobedecer, y en lugar de eso ordenó a su Legión que atacase un Mundo Minero dedicado a la extracción de cristal para el Adeptus Mechanicus, llamado Prismatica V. Incapaz de manejarse con el caprichoso temperamento de su señor ni con el del resto de oficiales superiores de la Legión, el Lord Comandante Eidolon cuestionó las órdenes del Primarca. Esto resultó ser un trágico error de cálculo por parte de Eidolon. Incapaz de aplacar a su enfurecido señor, las pocas palabras que logró decir en su defensa provocaron aún más al Primarca. Paranoico, Fulgrim creyó que el Lord Comandante se estaba burlando de él y planeaba traicionarle. Más rápido de lo que el ojo humano podría seguir, desenvainó el Anatham y mató a su antiguo hijo favorito. Entonces sostuvo la cabeza cortada de Eidolon sobre los barriles abiertos del vino de la victoria, mezclando la viscosa sangre que goteaba del macabro trofeo con la potente bebida, que después fue compartida entre los oficiales del círculo interior de la III Legión.

Lejos de preocuparse por la muerte del despreciado Eidolon, el ascendiente campeón de los Hijos del Emperador tomó nota del nuevo ejemplo del crecientemente voluble comportamiento de Fulgrim. Meditando sobre los cambios de su señor, Lucius se sintió empujado a investigar más después de recibir una serie de oscuros sueños relacionados con el retrato del Primarca que colgaba en La Fenice, zona que había sido acordonada y sellada por un destacamento de la Guardia del Fénix después de que la Maraviglia hubiera ejercido su corruptora influencia sobre la Legión. Preocupado ya por el errático comportamiento y los extraños humores de su señor, Lucius procedió a estudiar todos y cada uno de los movimientos de su Primarca. Sus preocupaciones aumentaron más todavía cuando se dio cuenta de la falta de camaradería y de respeto por los rituales y tradiciones de la Legión de su Primarca. Pero lo que de verdad disparó las sospechas de Lucius fue el descubrimiento de que la habilidad con la espada de Fulgrim era repentinamente inferior a sus propias habilidades. Su Primarca no era quien parecía ser. Su suspicacia se vio confirmada cuando vio a Fulgrim emplear poderosas habilidades psíquicas en combate abierto contra un Titán ligero Warhound del Adeptus Mechanicus durante el ataque de la III Legión a Prismatica V.

Lucius siguió recibiendo los extraños sueños, y empezó a seguir los hilos sugeridos por estas visiones. Rompiendo una orden directa, Lucius desafió al Primarca y fue a investigar La Fenice, el teatro localizado en la Orgullo del Emperador, la nave insignia de los Hijos del Emperador. Allí era donde los Hijos del Emperador habían caído verdaderamente bajo la corruptora influencia de Slaanesh, extendida por el concierto de la Maraviglia. Investigando la arruinada cámara, Lucius descubrió por encima del escenario un gran retrato colgando por encima del destrozo del proscenio. Incluso en la moribunda luz, la magnificencia del retrato era palpable. Un glorioso marco dorado mantenía sujeto con su abrazo al lienzo, y la maravillosa perfección de la pintura era verdaderamente arrebatadora. Vestido con su magnífica armadura de púrpura y oro, Fulgrim estaba representado ante las grandes puertas de la Heliópolis, el corazón de la nave insignia, con las ardientes alas de un gran ave fénix alzándose tras él. La luz del fuego del legendario pájaro iluminaba su armadura, haciendo que cada placa pulida pareciese brillar con el calor del fuego y que su cabello se asemejase a una cascada de oro. El Primarca de los Hijos del Emperador había sido amorosamente retratado con un detalle perfecto, capturando cada minúscula pieza de su grandeza y de la vida que hacían de Fulgrim una visión de belleza en las exquisitas pinceladas. Nunca había habido una imagen mejor de un guerrero, ni volvería a haberla, y ver aunque solo fuese un fugaz vistazo de semejante ejemplo sin tacha del arte de la pintura convencía de que las maravillas aún existían en la Galaxia.

Primarca fulgrim

Fulgrim, Primarca de la Legión de los Hijos del Emperador, posando para su gran retrato.

Mirando a los ojos de la pintura, Lucius pudo ver el horror dentro de los ojos de su Primarca, un horror que no había sido plasmado por la habilidad de un pintor mortal. La perfecta y exquisita agonía ardía en la mirada del retrato, y las oscuras pupilas de los ojos pintados parecían seguir todos sus movimientos. Lucius llegó a la conclusión de que de alguna forma, su Primarca estaba atrapado dentro del cuadro, y que la entidad que iba diciendo ser el señor de la Legión era un impostor. Determinado a liberar a su Primarca de cualquier forma que pudiera, Lucius reunió en secreto a la Hermandad del Fénix, la exclusiva Logia de la III Legión que solo aceptaba guerreros con rango de oficial, debido al amor de la Legión a la jerarquía. Esto debía hacerse con el mayor de los secretos, pues para entonces los corruptos oficiales superiores se habían vuelto poderosos, volátiles y obsesionados con la persecución de sus deseos individuales. Además, muchos de ellos odiaban a Lucius, a quien tenían por un despreciable advenedizo. Mediante su habilidosa oratoria, el espadachín logró persuadir a sus veleidosos hermanos de que el Primarca no era él mismo. Retó a sus egos y atacó a sus vanidades, tentándoles a capturar con bravura a su Primarca. Poco después, la Hermandad del Fénix emboscó a su Primarca, y a pesar de sufrir varias bajas, logró someter a su señor dejándole inconsciente.

Entonces el Primarca fue llevado al Apothecarion del Apotecario Jefe Fabius Bilis, donde fue atado a una de las mesas de examinación. Allí Fabius, Lucius, Julius Kaesoron y Marius Vairosean intentaron expulsar a la entidad demoníaca del cuerpo mortal de su señor mediante una prolongada sesión de tortura conocida como Excruciación. Fulgrim se sometió voluntariamente a las atenciones de sus torturadores, y habló continuamente sobre sus percepciones de la realidad, de los sucesos que estaban teniendo lugar en ese momento en la Galaxia a medida que el Caos crecía en poder y del camino que seguiría su Legión. Durante la sesión de tortra, Lucius se dio cuenta de repente de que habían sido engañados. Interpretando mal la situación, habían sido engañados por su señor. Cayó inmediatamente de rodillas y se postró ante su Primarca mientras Fulgrim se arrancaba fácilmente las ataduras. Sus compañeros conspiradores se inclinaron también todos ante su amo y señor. Satisfecho de que sus hijos favoritos hubieran aprendido de la experiencia, el Primarca no les castigó por sus transgresiones, pues no era el cuerpo poseído del Fénix como les había dejado creer, sino el propio Fulgrim.

Caos Lucius (Hijos del emperador)

Fulgrim decidió compartir con Lucius sus motivos para realizar una trampa tan elaborada. Reveló que de hecho sí había estado poseído por una entidad demoníaca durante bastante tiempo, la cual había atrapado su espíritu dentro del gran retrato que colgaba en La Fenice. Negándose a aceptar su destino, el Primarca había esperado su momento y usado la atormentadora experiencia para aprender sobre las artes disformes y las infalibles sendas de los Demonios. Al final pudo usar sus recién adquiridos conocimientos arcanos para expulsar al Demonio fuera de su cuerpo mortal, intercambiando su lugar con él, y atrapándolo para siempre jamás en el retrato. Presumiblemente, había sido el Demonio el que había estado enviando a Lucius los oscuros sueños en un intento por liberarse de su prisión. Buscando educar a su campeón favorito en las inefables sendas del Caos, la aparente inferioridad en la esgrima del Primarca era solo una trampa para hacer que Lucius le retase. Explicó además que sus rápidos cambios de humor y su falta de interés en la camaradería y los rituales de la Legión eran una evolución natural de su ser encaminada a alcanzar la perfección siguiendo el camino de Slaanesh. Fulgrim anunció que pretendía llegar más lejos que nadie en el terreno de las experiencias sensuales, decidido a forzar los límites de la realidad al extremo. Fulgrim no quería simplemente lograr estas cosas por obtener poder, sino para disfrutar del viaje, un viaje que quería que sus hijos realizasen con él. Explicó que había ordenado el ataque a Prismatica V para apoderarse del cristal que el Mechanicus había estado minando allí, a fin de erigir con él una maravillosa nueva ciudad de espejos dedicada a la exploración del placer sensual y a la autoiluminación mediante las sensaciones. Pero el siguiente paso en el camino de la iluminación de los Hijos del Emperador a través del Caos era reunirse con el Primarca Perturabo y su Legión de los Guerreros de Hierro.

Tras estos eventos, Lucius acabaría por convertirse en uno de los dos Lords Comandantes de los Hijos del Emperador, después de que la Legión Traidora hubiese afianzado su devoción a Slaanesh. Sin embargo, no obtuvo fácilmente esa posición, pues de hecho murió durante un torneo de los Hijos del Emperador a manos del Marine Espacial del Caos al que había retado por el título, el Lord Comandante Cyrius. La muerte de Lucius fue descrita como una experiencia de tal "placer trascendente" que hizo que el mismo Slaanesh interviniese y reencarnase a Lucius en el cuerpo del victorioso Cyrius, del cual solo quedaron su alma, atrapada dentro de la Armadura Artesanal de Lucius, y la imagen de su rostro aullante en la superficie de esta.

Tras la Herejía

Caída de Medusa V

Durante la Caída de Medusa V, Lucius luchó en varios lugares distintos, entre ellos las Ciudades Colmena Edethor y Hydra.

Personalidad

Caos Lucius corrupto

Lucius el Sempiterno

Lucius ya era definido antes incluso de su corrupción por el Caos como un espadachín impresionante, más habilidoso que cualquier otro Astartes de la Legión de los Hijos del Emperador. Esta habilidad era fuente de orgullo y gozo para Lucius, y la razón de su extremo egoísmo. Desafortunadamente, Lucius era inmaduro, egoísta e impulsivo, aunque al principio reconocía estas cualidades como defectos y esperaba superarlas con la ayuda de su amigo Saul Tarvitz. A menudo, Lucius mostraba una ciega devoción hacia su Primarca Fulgrim, y ejemplificaba uno de los principales aspectos de la búsqueda de la perfección de su Legión: la ambición.

Tras la Herejía, Lucius se movía sobre todo por la búsqueda de auténticos retos en combate y llegó a considerar iguales al dolor y al éxito, deleitándose con la emoción de la batalla. Debido a su egoísta orgullo, se dice que Lucius solo lucha con toda su habilidad cuando encuentra un "digno" oponente con el que probar su habilidad.


Equipo

Caos lucius vs brujas commorragh

En combate contra varias brujas en Commorragh

Lucius es capaz de reencarnarse constantemente en el cuerpo de cualquier enemigo que logre matarle, lo que le convierte en un ser prácticamente inmortal. Siempre que el asesino sienta aunque solo sea una pizca de satisfacción por la victoria, el resultado inevitable será la transformación del cuerpo del vencedor y el encierro de su alma dentro de la Armadura Artesanal de Lucius. Esta servoarmadura está alimentada por las miles de almas atrapadas en su interior, lo que le otorga una mayor protección contra cualquier enemigo. Lucius va armado con una antigua Espada de Energía y su arma demoníaca personal, el Látigo de Tormento. Hace milenios, tras la Masacre del Desembarco en Istvaan V, el Gran Demonio de Slaanesh que poseyó el cuerpo del Primarca Fulgrim regaló a Lucius la Espada Demonio que Fulgrim había recuperado del mundo natal de los xenos Laer, como señal de su favor. Esta exquisita espada alienígena de un solo filo curvo había contenido la esencia capturada del Demonio que poseyó a Fulgrim, pero perdió mucho de su poder después de que la entidad la abandonase para habitar el cuerpo del desafortunado Primarca. Ahora la espada no es más que una ordinaria Espada de Energía, pero en las manos de Lucius sigue siendo más letal que ningún otro filo jamás forjado.

Lucius también porta la Marca de Slaanesh sobre su armadura de almas aullantes, está equipado con drogas de combate Slaaneshi para aumentar las sensaciones de la batalla, y su fuerza se alimenta de la energía aportada por el favor de Slaanesh. Lucius ha mutado considerablemente a lo largo de los milenios pasados desde su caída al Caos, y entre los "dones" que ha recibido del Príncipe del Placer se encuentran un par de pezuñas hendidas de cabra.

Miniatura

Fuentes

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

  • Codex: Marines Espaciales del Caos (2º de 3ª Edición y 4ª Edición).
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