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"El destino favorece a quienes odian. Ellos destruyeron las tribus que eran nuestra madre y nuestro padre. Nosotros los destruiremos y devoraremos sus almas."

Agitor Kanath, tras la Caída de Cadia

Los Hijos de la Malicia (Sons of Malice en inglés) son un Capítulo Renegado de Marines Espaciales del Caos de origen desconocido, originalmente parte de los Astartes Praeses, que se entregó al servicio de una entidad del Caos llamada Malicia en algún momento previo al comienzo de la 13ª Cruzada Negra. Son enemigos tanto del Imperio de la Humanidad como de las demás fuerzas del Caos.

Historia[]

Orígenes[]

El nombre de los Hijos de la Malicia fue borrado hace mucho de los registros imperiales, pero antaño fueron leales: eran uno de los veinte Capítulos conocidos como Astartes Praeses, dedicados a defender la Puerta de Cadia.

Durante siglos, libraron una guerra dura e implacable contra los herejes y los Demonios del Caos, patrullando los límites occidentales del Ojo del Terror. Su feroz estilo de combate se convirtió en un sinónimo del castigo despiadado e inexorable de la traición y la herejía, y se enorgullecían del daño que hacían a sus enemigos.

Reclutaban a sus aspirantes de su mundo natal, Scelus, donde humanos tatuados formaban tribus que practicaban el canibalismo.

Caída en desgracia[]

"No hemos hecho nada mal. No haremos penitencia ante nadie."

Último Señor del Capítulo de los Hijos de la Malicia

Los eventos que llevaron a la excomunión del Capítulo comenzaron tras el final exitoso de la campaña en Cilix 225. En ese sistema rebelde, unos herejes habían amenazado con despresurizar tres colmenas subacuáticas en dicho planeta como expresión de su descarriada devoción, y los Hijos de la Malicia los eliminaron con éxito.

El mortífero Primer Capitán Kathal dirigió entonces una prolongada celebración de su victoria, practicando unos ritos caníbales celebrados cada once años, heredados de la cultura de las tribus de Scelus. Estos rituales fueron observados por el Inquisidor Solomon Pietas del Ordo Hereticus, quien, temiendo que el Capítulo ya hubiese caído en la herejía, había traído consigo una fuerza de ataque de Hermanas de Batalla de la Orden de Nuestra Señora Mártir y cinco regimientos de la Guardia Imperial.

Pietas hizo caer a sus fuerzas sobre los Hijos de la Malicia cuando su guardia estaba baja y la ceremonia alcanzaba su clímax, atacando a los Marines Espaciales con armas de fusión, fuego y furia. Sin embargo, se encontraron con que Kathal, cuya armadura estaba salpicada de vísceras y cuya boca chorreaba sangre, había llevado a sus hombres a un estado de barbarie animal, y los Hijos de la Malicia cayeron sobre los intrusos con una ferocidad inesperada.

Las Hermanas Celestes lucharon con bravura, pero estaban superadas en número y su fe, aunque fuerte, no pudo superar la terrible furia de Kathal y sus Astartes. A la luz de las antorchas, Kathal acorraló al Inquisidor y lo arrastró ante su altar antes de sacrificarle ritualmente.

Cuando la noticia llegó a oídos de los Altos Señores de Terra, se ofreció al Capítulo la oportunidad de pagar por sus pecados con una Cruzada de Penitencia de cincuenta años, pero el Señor del Capítulo se negó a aceptar censura ni castigo algunos. Movido por su sentido del honor, dejó que el enviado imperial se marchase indemne, convencido de que su largo historial de servicio intachable bastaría para descartar tales acusaciones, que él consideraba infundadas.

Sin embargo, los informes sesgados del difunto Inquisidor Pietas llegaron antes que su mensaje, y alarmaron tanto a las autoridades que en cuestión de meses una flota de exterminio se presentó en el sistema Scelus. Se negaron a escuchar los breves mensajes de los Hijos de la Malicia, y su ataque los obligó a huir al Ojo del Terror a bordo de su Barcaza de Batalla Laberinto.

Al hacerlo, dejaron indefenso su mundo capitular, cuyas tribus, consideradas la raíz de las horribles prácticas del Capítulo, fueron exterminadas casi por completo por el 331º Regimiento de Tropas de Choque de Cadia.

Tras la excomunión[]

"Hermanos, Malicia se siente muy honrado esta noche. Le hemos entregado un millar de almas aterrorizadas y dolientes. Es muy apropiado que le ofrezcamos un sacrificio tan abundante cuando nos preparamos para neustra inminente cruzada. Para dicha lucha necesitaremos guerreros sin parangón, hombres que se hayan probado a sí mismos en el Reto del Laberinto. Solo si tenéis éxito en esta prueba podréis demostrar vuestra valía y vuestra idoneidad para ocupar un lugar en las filas de los Malditos. ¿Quién de vosotros es lo bastante fuerte y tiene los recursos y el valor suficientes para enfrentarse al Laberinto? Más allá de esta puerta yace vuestro destino. Todos entraréis sin armas y sin armadura. No hay rangos más allá de esta entrada, todos sois iguales dentro del Laberinto. Usad los recursos que podáis conseguir y tened fe en los demás. Al otro lado de la nave os espera un portal hacia la libertad. El que lo encuentre y penetre en sus santos confines recibirá la bendición de Malicia. El resto solo encontrará el olvido. A aquellos que no volveré a ver, morid bien, hermanos míos."

Lord Kathal

Estos terribles actos supusieron la declaración de los Hijos de Malicia como Excommunicate Traitoris, y desde entonces residen en el Ojo del Terror. Allí, llevados por el odio, libraron guerras contra todos los que se cruzaron en su camino, tanto sirvientes del Imperio como otros seguidores del Caos.

Durante los siguientes mil años, el Anarca Kathal, convertido en Señor del Capítulo, celebró once desafíos rituales a bordo de la ruinosa nave conocida como El Laberinto. Estos Retos del Laberinto, que reunían a todo el Capítulo cada cien años, consistían en enviar a Astartes voluntarios a las profundidades del Pecio Espacial para enfrentarse a sus peligros. Nadie volvía a ser visto, pero se decía que aquellos que lograban sobrevivir a la prueba se convertían en miembros de los Malditos, la familia de guerreros sagrados de Malicia, recibiendo regalos divinos de poder inimaginable y recorriendo la galaxia para asesinar a sus enemigos con fría eficacia.

La verdad de estos desafíos se reveló con la victoria del Hermano Invictus en el undécimo Reto, a finales del M41. En primer lugar, el portal de salida del Laberinto solo permitía escapar al primer aspirante en alcanzarlo, condenando al resto a quedar atrapados y mutar en las oscuras ruinas. Además, todos los Malditos de los Retos anteriores habían sido capturados y encerrados en sarcófagos de estasis con vistas a su sacrificio para invocar a Malicia al Materium cuando se reuniesen los once mayores guerreros del Capítulo. El oscuro ritual tuvo éxito, lo cual sería clave según Kathal para su victoria en la cruzada para recuperar Scelus, pero se desconoce qué consecuencias llegó a tener.

Poco antes de la 13ª Cruzada Negra, Abaddon el Saqueador logró convencerlos de sumarse a su causa; tras siglos de lucha y herejía, se entregaron al enemigo al que habían jurado destruir desde su creación. Tras la Caída de Cadia, una partida de guerra de los Hijos de la Malicia, liderada por el Agitor Kanath, emboscó y acorraló a las Tropas de Choque de Cadia del General Grüber en la luna helada de Faith's Anchorage, con la intención de vengar la pérdida de Scelus.

Acciones notables[]

Reclutamiento[]

Originalmente, los Hijos de la Malicia reclutaban a sus aspirantes de entre las tribus de humanos tatuados y caníbales del mundo salvaje de Scelus. Cuando la Inquisición les obligó a abandonar el sistema, esas tribus, consideradas la raíz de las horribles prácticas del Capítulo, fueron exterminadas casi por completo por el 331º Regimiento de Tropas de Choque de Cadia. Tras esta campaña de genocidio planetario, Scelus fue declarado Perdita, y a día de hoy sigue siendo un duro recordatorio de lo que ocurre cuando se pone a prueba la tolerancia de los legítimos representantes de la Inquisición.

Doctrina de combate[]

Los Hijos de la Malicia luchan en un silencio absoluto, y aquellos que han luchado contra ellos citan esto como la principal fuente de la perturbadora aura que los rodea.

Organización[]

No se conoce su estructura interna, aunque conservan un cuerpo de Bibliotecarios y Tecnomarines similar al dictado por el Codex Astartes. Sus líderes parecen adoptar el título de Agitor.

Creencias[]

"Has demostrado ser el mejor entre nosotros, Invictus. Has demostrado que no tienes rival por tu fuerza y tu astucia. Eres el más poderoso, el último en demostrar tu idoneidad para unirte a los Malditos. Eres el undécimo héroe, Invictus, el undécimo y último guerrero. Mira a tus hermanos de batalla. Tus predecesores, cada uno de los cuales triunfó en el Reto del Laberinto por el honor de unirse a las filas de los Malditos. Durante mil años hemos buscado campeones dignos de él, y esta noche, finalmente, estáis todos reunidos. Nuestra cruzada puede empezar ya. Ahora seremos lo bastante fuertes para recuperar lo que nos robaron: Scelus, nuestro mundo. Nadie se interpondrá en nuestro camino, ni las fuerzas de los repugnantes Poderes Ruinosos ni los sirvientes de Lord Carroña. No con él a nuestro lado. Ahora aprenderás lo que significa estar entre los Malditos. Ahora Malicia te mostrará lo que tu victoria ha conseguido. Eres realmente digno, Invictus de los Hijos. ¿Oyes cómo te llama? Te ha aceptado como tributo. Ha venido a buscar a los once del Laberinto. Ha venido a caminar entre nosotros."

Lord Kathal

Originalmente, los Hijos de la Malicia eran un Capítulo leal al Emperador, pero que estaba influido por las brutales tradiciones caníbales de las tribus de Scelus. Cada once años, el Capítulo celebraba rituales donde se devoraba a cautivos sacrificados y los Astartes entraban en un estado de barbarie animal. No obstante, los Hijos de la Malicia eran sinónimo del castigo despiadado e inexorable de la traición y la herejía, y se enorgullecían del daño que hacían a las fuerzas del Caos.

Tras la censura de la Inquisición y su huida al Ojo del Terror, el Capítulo pasó a rechazar al Emperador, tildándole de "Lord Carroña", y a adorar abiertamente a una entidad disforme conocida como Malicia el Perdido, el Dios Renegado, el Paria, el Jerarca de la Anarquía y el Terror. Cada cien años, los Hijos de la Malicia se reunieron en El Laberinto para devorar vivos en su honor a decenas de cautivos xenos y humanos y celebrar Retos con los que escoger a los once Malditos que habrían de invocar a esta deidad al espacio real. Sin embargo, Kathal y sus hombres siguieron repudiando a los Poderes Ruinosos.

Al menos una facción del Capítulo, posiblemente dirigida por el Agitor Kanath, se unió a las fuerzas de Abaddon en la 13ª Cruzada Negra y se sumó a su adoración al Caos.

Semilla genética[]

No se sabe de qué Primarca procede su semilla genética, ni de qué Capítulo la han heredado.

Heráldica[]

Los Hijos de la Malicia visten servoarmaduras cuarteadas en blanco y negro, con bordes plateados.

Su emblema es un cráneo (a veces humano, a veces animal) partido en blanco y negro, rodeado por los brazos de una estrella del Caos.

Elementos conocidos[]

Miembros[]

  • Cainin - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Invictus en el Reto del Laberinto. Murió poco después, atacado por un mutante.
  • Kado - Hermano de Batalla, famoso por haber repelido en solitario una emboscada Orka en la batalla de Uderverengin. Se unió al grupo de Invictus en el Reto del Laberinto. Murió en segundo lugar, cuando un cable láser camuflado le cortó la cabeza mientras cruzaban un puente.
  • Vallius - Hermano de Batalla, famoso por haber arrancado la cabeza a Lord Baco en la puerta de Ansolom. Se unió al grupo de Invictus en el Reto del Laberinto. Murió en tercer lugar, aplastado por una puerta automática que había parecido inactiva.
  • Mortigan - Hermano de Batalla. Había acompañado a Invictus en el Exterminatus de Corodon IV, y se unió a su grupo en el Reto del Laberinto. Murió en cuarto lugar, cubierto de desechos corrosivos mientras atravesaba un conducto de escoriación.
  • Angustine - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Invictus en el Reto del Laberinto. Se desconoce su destino final, al igual que el de los otros cuatro candidatos de su grupo.
  • Moloch - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Genareas en el Reto del Laberinto. Invictus lo arrojó al vacío espacial mientras alcanzaban una esclusa de acceso desde el exterior del Laberinto.
  • Crassus - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Genareas en el Reto del Laberinto. Murió destrozado por un mutante.
  • Septimon - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Genareas en el Reto del Laberinto. Se sacrificó para mantener abierta una escotilla mientras Agon, Genareas e Invictus escapaban del monstruo que había matado a Crassus.
  • Agon - Hermano de Batalla. Se unió al grupo de Genareas en el Reto del Laberinto. Se adelantó a Genareas e Invictus, pero murió a manos de un mutante justo antes de cruzar el portal de salida.
  • Genareas - Hermano de Batalla. Amigo de Invictus desde su ingreso al Capítulo, aunque siempre le hizo sombra. Murió traicionado por Invictus al final del Reto del Laberinto.
  • Invictus - Hermano de Batalla, último de los Malditos. Fue sacrificado por Kathal para invocar a Malicia.

Naves[]

  • Minos de Bronce - Crucero de Asalto del Agitor Kanath. Participó en los combates espaciales previos a la Batalla de Faith's Anchorage.

Conflictos de canon[]

Según el Index Astartes IV, la denuncia de los actos caníbales de Kathal fue pronunciada por la Inquisidora Pietas. En la novela Cadia Stands, sin embargo, el nombre fue cambiado a Solomon Pietas. Asimismo, la primera versión de la lucha contra Pietas tiene lugar en Cilix 225, mientras que la segunda parece tener lugar en el propio Scelus.

Además, aunque el número 11 sigue teniendo un valor sacro para los Hijos de la Malicia en esa novela, no se hace mención alguna a la entidad llamada Malicia, presentada en El Laberinto.

Galería[]

Leer más[]

Lista de Ejércitos de Marines Espaciales.

Lista de Legiones Traidoras y Capítulos Renegados.

Astartes Praeses.

Fuentes[]

  • Codex: Marines Espaciales del Caos (2º de 3ª Edición), p. 76.
  • White Dwarf nº 281 (Ed. inglesa), p. 44.
  • Codex: Ojo del Terror (3ª Edición), p. 16.
  • Index Astartes IV, pp. 54, 56-57.
  • Imperial Armour XIII: War Machines of the Lost and the Damned, p. 77.
  • Cadia Stands, por Justin D. Hill, parte 4, caps. 2-8.
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