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Los Lobos Lunares (Luna Wolves en inglés) fueron la XVI Legión de Marines Espaciales que el Emperador creó para su Gran Cruzada. Su Primarca era Horus, que luego sería ascendido a Señor de la Guerra y los renombraría Hijos de Horus (Sons of Horus en inglés). En la Herejía, los Hijos de Horus se unieron a la rebelión contra el Imperio, y tras su derrota, se exiliaron al Ojo del Terror, donde volvieron a cambiar su nombre por el de Legión Negra (Black Legion en inglés).

Historia[]

Orígenes: Los Lobos de Terra[]

Antes de que hubiera Hijos de Horus, hubo Lobos Lunares. Cuando la mirada del Emperador empezó a extenderse más allá de la unidad de Terra, reunió nuevos ejércitos para que luchasen en su Cruzada. Los reclutó en parte de las fuerzas que ya habían tomado parte en la unificación de Terra, y en parte de sus enemigos subyugados, y junto a los soldados eugenéticos, a los seres bélicos y a los emisarios de batalla se encontraban las primeras Legiones Astartes.

Estas no eran aún los vastos ejércitos que a centenares de millar conquistarían la galaxia, sino herederas de los Guerreros Trueno que habían venido antes que ellos, y juntas representaban una fuerza de combate sin parangón en la historia. Aunque crecería en función de las exigencias de la conquista, la XVI Legión probablemente no contaba con más de mil guerreros al nacer, y aun así a pesar de su numeración se sabe a partir de una gran cantidad de pruebas que fue una de las primeras unidades activas de las Legiones Astartes, con muchos honores de batalla obtenidos al final de las Guerras de Unificación.

Como la mayoría de las Legiones Astartes embrionarias, la XVI obtuvo sus primeros reclutas de la población terrana. Aunque es difícil estar seguro, hay indicaciones de que buena parte de la primera leva de la XVI Legión procedía de los clanes de cazadores de la Cuenca de Jutigra y los arrabales sub-placa de Samsatia. El conflicto perpetuo y la dureza de la vida en la desolada periferia había dado a estas gentes un duro carácter inmisericorde e independiente. Quizás el Emperador, conocedor de las cualidades insufladas en cada Legión, buscó esta reserva de reclutas en base a los rasgos de la semilla genética de la XVI Legión, o quizás tenía otros motivos que solo su inefable mente conocía, pero sin importar el origen de sus primeros iniciados el carácter de la XVI se reveló rápidamente.

La XVI Legión guerreaba con una agresividad abrasiva. Quizás por la influencia de su legado genético o por el uso que de ella hizo el Emperador, la XVI se hizo sinónima de asaltos de choque repentinos y aplastantes. En la XVI recayó la prosecución veloz de las batallas y la sangrienta finalización de las campañas; sus ataques eran preventivos tan a menudo como parte de un conflicto existente, sus fuerzas realizaban el primer envite letal o se reservaban para dar el golpe de gracia final. La Primera Pacificación de Luna fue quizás la más famosa de estas primeras victorias, pero la ruptura de los Enclaves de Coriolis y el Invierno de Fuego dejaron cicatrices en la conciencia colectiva de Terra que persistieron mucho después: en los Antros de Capridia los comerciantes y jugadores de azar aún llamaban tras la Herejía de Horus al número dieciséis "la cuenta del lobo".

Se decía que la XVI era desatada para empezar y para acabar guerras que sus enemigos no sabían que estaban librando. Aparecerían en medio de la noche o al amanecer, a bordo de sus Stormbirds y Storm Eagles, flanqueados por escuadrones de Lightning Crows de escolta. Aquellos que presenciaron esos ataques dicen que la XVI ya luchaba cara a cara con el enemigo antes de que se extinguiera el trueno de sus primeros misiles y cañonazos.

Los guerreros que luchaban en estas batallas eran de un carácter totalmente acorde a su reputación. Orgullosos, poco dados al humor o a la empatía, ni tampoco al misticismo o siquiera a las élites rituales y militares, eran una estirpe distinta de las fuerzas verdaderamente humanas que luchaban a su lado. Su agresividad se revelaba en todos y cada uno de sus actos, pero también lo hacía la fuerza de control que la mantenía a raya, y las necesidades de esa época hacían fácil aceptar una actitud tan beligerante y malhumorada.

Si un único suceso de aquel tiempo ejemplifica la naturaleza de la XVI Legión fue la unificación de Somon, un conjunto de principados suborbitales que habían resistido tozudamente los acercamientos diplomáticos del Emperador, negándose a formar parte de la creciente unidad terrana. En el centro de esta obstinación estaba Somon Prime, la estación orbital que atravesaba el cielo meridional como una aguja de plata. Cuando el Panarca de Somon se reunió con la última delegación enviada a la estación orbital, dirigió mucho de su desprecio contra Lercon Hurn, Capitán de la 3ª Compañía de la XVI Legión. En una perorata que duró una hora, el demagogo enumeró los pecados manifestados en la creación de seres como los Astartes. Hurn, desarmado, solo había acompañado a la delegación tras prolongadas súplicas. Era reticente a estar allí, y parecía aburrido tanto por las formalidades como por el exabrupto del Panarca. Cuando el Panarca se dio cuenta de que sus palabras no surtían efecto, escupió sobre la armadura de Hurn y la golpeó con su cetro. Aun así no hubo respuesta. Solo cuando el Panarca casi se derrumbó de agotamiento reaccionó Hurn. Matando a los guardias del Panarca con sus manos desnudas, después arrancó la cabeza del hombre de su cuerpo. Viendo lo que uno solo de los guerreros del Emperador podía hacer incluso desarmado, los demás gobernantes de Somon captaron el mensaje y se rindieron.

En algún momento la noción de que el Emperador enviaba a sus "lobos" a quebrar enemigos intratables o potenciales echó raíces en la conciencia del recién nacido Imperio, siendo la Pacificación de Luna su fuente apócrifa. La XVI aceptó el epíteto con deleite. La cabeza del lobo se convirtió en un icono común entre ellos, siendo la conexión un tanto abstracta: los lobos se habían quedado relegados a existir como base genética para criar bestias de combate en Terra, y eran un sinónimo de salvajismo controlado. Las pieles de tales depredadores cánidos potenciados denotaron cada vez más a menudo la posición de mando de los comandantes y oficiales de la Legión. La XVI no sería la única Legión en portar un título de ese tipo y adoptar imágenes como símbolos personales, pero sí fue la primera.

La Gran Cruzada[]

Cthonia: Un infierno de leyenda[]

Cthonia Lobos Lunares Hijos de Horus

Cthonia.

Para los Lobos Lunares la evolución más allá de sus orígenes como una de las fuerzas de combate que habían completado la Unificación de Terra llegó con la primera leva de nuevos iniciados de Cthonia, el mundo asociado con el Primarca con el cual habían sido reunidos. Esto tendría una profunda influencia primero en el carácter de la Legión, y a lo largo de muchos años generaría un cambio más lento que acabaría por manifestarse en una dramática transformación de su apariencia externa.

Cthonia era un mundo de dura roca, taladrado por túneles y ciudades subterráneas como por un ejército de gusanos, que orbitaba una estrella azul furiosa y moribunda en medio de un Sistema por lo demás deshabitado. Colonizado en un pasado perdido, Cthonia era un mundo rico en recursos que había sido destripado a lo largo de miles de años hasta quedar convertido en un cascarón hueco. Sus redes de minas habían producido antaño minerales adamantinos, gemas y polvo cristalino en grandes cantidades, usados como alimento para la Era Oscura de la Tecnología. Cosechando estas riquezas la Humanidad había excavado cada vez más hondo en la corteza de Cthonia, y cubierto su superficie con costras de colmenas procesadoras que acabaron por derrumbarse y hundirse en las interminables cavernas que había bajo ellas. A medida que las minas se hundían cada vez más en las profundidades, se convirtieron en un eco del infierno de las leyendas: el aire estaba lleno del olor del azufre y de puro calor, los rostros de las bandas de trabajo quedaban iluminados por el brillo de las rocas que picaban. La muerte llegaba fácilmente en Cthonia y tenía muchas caras: una brecha de magma en un túnel minero, un terremoto que se tragaba una colmena, una bolsa de gas venenoso que se filtraba por los pasadizos. Incluso en sus mejores tiempos, había muchas formas de morir, pero las colmenas de Cthonia rebosaban de habitantes que vivían brevemente entre el calor de las minas o el ambiente cargado de polvo de las plantas procesadoras.

¿Quiénes eran los amos de este mundo infernal? ¿Quién se alimentaba de las riquezas arrancadas de su corazón? Nadie está seguro. Algunos afirman que fueron los Sacerdotes de Marte, siempre avariciosos de materias con las que alimentar sus ciudades forja. Otras fuentes indican que fue un reino estelar que se deshizo mucho antes de que la unidad fuese un sueño en Terra. Sin importar quién fuera, el corazón de Cthonia fue devorado hasta que se convirtió en un cadáver vacío. Después, quizá antes incluso de la venida de la Vieja Noche, Cthonia se convirtió en un mundo huérfano, abandonado a la entropía y la violencia, y antes siquiera de que tuviese lugar el gran colapso, ya había caído allí la auténtica oscuridad.

Los relatos de los pocos que visitaron Cthonia desde Terra o Marte durante la Era de los Conflictos hablan de expediciones mineras que desaparecían en un solo ciclo. A veces quedaba una señal de su paso: una marca en una pared, o un solo cadáver con los ojos cubiertos por dos monedas idénticas. En la mayoría de ocasiones, sin embargo, no quedaba nada salvo sangre seca y susurros atemorizados. Lo poco que se sabía era que en el calor infernal de las minas abandonadas y las enmarañadas raíces de las colmenas, las bandas de asesinos se arremolinaban como alimañas en una madriguera, no había más ley que la ley de la espada ni más deseo que el de sobrevivir. Algunas bandas eran territoriales, y sus líderes poseían todas las pretensiones de los reyes bárbaros. Con ejércitos de hombres y mujeres ligados a su servicio tomaban los accesos a los túneles, exigían tributos a otras facciones y creaban enclaves en el bochorno sin luz de las redes de túneles abandonados. Para otras la sangre y el poder eran un cultivo que cosechar únicamente mediante la violencia, y los muertos carne suficiente para seguir viviendo. Cuando no necesitaban comida, munición ni suministros, asaltaban simplemente para aumentar el miedo que extendían, o para cribar a los débiles e indignos de sus propias filas. Mientras que esas bandas saqueadoras dejaban sangre y ruina a su paso, otras se movían como espectros en el límite de la luz, matando en silencio y con fines que pocos podían comprender. Entre estas facciones existía una red fluida de respeto, tributo y rivalidad. Las bandas surgían, evolucionaban y se disolvían en unos pocos meses solares. De aquellas que duraban más tiempo algo era seguro: su tiempo también pasaría. Y así fue durante los largos años de la Era de los Conflictos, los fuertes mataron a los débiles solo para ser asesinados por otras fuerzas emergentes una y otra y otra vez. De algún modo, esta asesina estirpe de humanos cthonianos no solo sobrevivió, sino que prosperó mediante la matanza y el saqueo, y así perduró Cthonia.

Una cosecha humana[]

Para la época en que se produjo la Gran Cruzada, las minas de Cthonia hacía mucho que se habían agotado, pero poseía un recurso que el Imperio necesitaba más aún que joyas y metales: luchadores endurecidos y supervivientes natos a millones, una raza magra y hambrienta sin ilusiones sobre los horrores del universo. Con la toma de Luna y sus geno-forjas el Emperador pudo acelerar la expansión de sus Legiones Astartes. Como recompensa por su participación en la Pacificación de Luna, la XVI Legión fue honrada con la mayor parte de la producción de las forjas genéticas del satélite. Esta merced haría que la XVI Legión doblase sus fuerzas, y las doblase de nuevo en apenas unos años. Para alimentar este crecimiento los artesanos genéticos necesitaban carne sobre la que trabajar. Cuando surgió esta necesidad la solución se presentó en la forma del botín demográfico de Cthonia.

La asesina y desgarrada población de Cthonia, relativamente cercana a Terra en el vacío, y con la cual se había mantenido algún contacto intermitente incluso durante la Era de los Conflictos, fue visitada por una de las primeras Flotas Expedicionarias que partieron del Sistema Solar. Uno de los pocos registros que se conservan indica que la primera inclinación de esa expedición imperial fue quemar toda la vida de Cthonia, por dentro y por fuera. En una era de razón y verdad no había lugar para el barbarismo de Cthonia; de hecho, la primera y profética descripción del planeta lo calificó de "nido de serpientes que se retuercen en la oscuridad y que haríamos mejor en destruir". Despojada de sus recursos, no tenía mucho valor estratégico, y su gente fue considerada imposible de iluminar, pero el floreciente Imperio necesitaba dientes además de ideales, y la necesidad salvó a Cthonia. En Luna, los hijos selectos de Cthonia renacieron como guerreros de la XVI Legión. Con estos nuevos reclutas llegó un nuevo galardón.

El Emperador, en honor de su nuevo mundo natal, de las despiadadas propensiones de los cthonianos y de las victorias del pasado, dio a la XVI Legión un nombre que inspirase el terror en sus enemigos. Cuando se extendiesen para derramar sangre entre estrellas sin dueño, sus enemigos les conocerían como los Lobos Lunares. Quizás ahora, con la perspectiva que da el tiempo, quizá hubiera sido mejor quemar y olvidar Cthonia.

Una Legión renacida[]

Poster Falsos Dioses Lobos Lunares Gran Cruzada

Lobos Lunares en combate.

Los cthonianos rehicieron a la XVI Legión. Lo hicieron sin pensarlo, quizás sin ser ni siquiera conscientes de lo que hacían. Para los Marines Espaciales terranos sus nuevos hermanos traían consigo sus propias costumbres, actitudes y modos de pensar y herencias integradas por un millar de generaciones de insensible violencia y despiadada búsqueda de la supervivencia, que las prácticas de adoctrinamiento de la época podían modificar y quizás suprimir, pero nunca borrar del todo, y después de todo quizás esa era la idea. A medida que los terranos caían en combate sus opiniones y las ordenadas tradiciones militares en que habían sido entrenados se fueron haciendo más débiles y escasas. Las señales del cambio fueron muchas y sutiles, sin sobrescribir por completo lo anterior pero sí dándole un carácter único. Los ejemplos de este cambio fueron surgiendo lentamente. Los copetes y crestas típicas de las bandas de cazadores de cabezas de Cthonia se hicieron habituales en todos los rangos como adorno personal y de las armaduras. Los cortes en medio del combate para honrar a un enemigo digno fueron reflejados en arañazos a través de las cuencas oculares de los cascos. Quizás más revelador fue que el término cthoniano "aebathan", usado para referirse al corte de la garganta de un pandillero enemigo en combate singular, se utilizó habitualmente para describir el final de una campaña; asimismo, el carisma personal y la reputación se convirtieron en un rasgo de los comandantes de la Legión, como si las costumbres de los señores de las bandas corrompieran su comprensión del liderazgo, y esto se aplicó sobre todo a su Primarca Horus Lupercal, cuyo culto a su personalidad era universal dentro de la Legión.

En la batalla sin embargo el carácter de los Lobos Lunares no cambió, sino que en todo caso parece haberse reforzado con el tiempo. La Legión se esforzó por mantener la flexibilidad para poder luchar en cualquier guerra y contra cualquier enemigo en sus propios términos, pero cuando era posible la aplicación de fuerza aplastante y repentina era su forma favorita de ataque, y también la de su Primarca. Esta doctrina quedó enlazada a la salvaje ferocidad de la sangre cthoniana, y fue blandida con la fiera inteligencia y el inigualable instinto táctico de su Primarca. A menudo los sistemas estelares caían con una sola batalla: las naves de guerra penetraban desde el borde del Sistema, formando una punta de lanza que se dividía después en formaciones más pequeñas que atacaban los planetas, satélites y estaciones espaciales. Los bombardeos orbitales y los desembarcos planetarios simultáneos rompían la fuerza del enemigo y su voluntad de resistir. Sistemáticamente, las amenazas tácticas eran identificadas, aisladas, flanqueadas, rodeadas y destruidas con inmisericorde precisión y salvajes asaltos que recordaban a depredadores alfa dividiendo un rebaño y destripando a sus integrantes con la furia de un relámpago. Los ejércitos que seguían a los Lobos Lunares a menudo solo tenían que recoger los despojos dejados por la ciudad.

El enfoque de los Lobos Lunares en la Gran Cruzada era directo y brutal, y sus resultados carecían de elegancia pero eran indudablemente efectivos. No se lo pensaban dos veces para desatar todo el poder de una flota en órbita sobre una ciudad fortificada mientras desplegaban miles de Lobos Lunares en la superficie con órdenes de matar a todo ser viviente dentro de los muros de la ciudad. En combate cada Lobo Lunar luchaba sin fisuras como individuo y como miembro de una escuadra integrada, una bestia con una veintena de ojos y manos que se movían al unísono. Luchaban despedazando al enemigo, astutos en sus maniobras pero sin miedo a avasallar mediante la fuerza bruta cuando era necesario, y cazando al enemigo en retirada sin piedad ni descanso. A menudo todo lo que quedaba a su paso eran cenizas y pedazos de carne quemada. Los escombros calcinados del palacio de un tirano y los machacados restos de sus soldados eran una dura lección para aquellos que vivían fuera de las zonas atacadas por los Lobos Lunares. Las fuerzas de sumisión que se instalaban tras estas operaciones decían que muchas veces encontraban a la población en estado de shock, prácticamente incapaz de comprender cómo los pilares de su universo se habían derrumbado. Aunque sangriento, el progreso de la Legión era indudablemente veloz y los laureles de victoria se amontonaron sobre los Lobos Lunares y sobre todo sobre su Primarca. Una y otra vez, los Lobos Lunares rompían la resistencia en un planeta y avanzaban hacia la siguiente campaña sin apenas mirar atrás.

En este método de conquista podemos ver el carácter de la tenacidad e inmisericordia de los Lobos Lunares que conquistaron el Sistema Solar, pero también la salvaje mentalidad y la ferocidad de las guerras de bandas de Cthonia, en las que los prisioneros eran solo bocas indeseadas que alimentar. La guerra consistía en identificar la fuerza y el liderazgo del enemigo, aislándolos y después destrozándolos. Del mismo modo que donde un líder de banda ponía el ojo ponía el cuchillo, así conquistaban los Lobos Lunares.

Pudo ser brutal, pero para los Lobos Lunares era una cuestión de necesidad: las guerras podían ser brutales y cortas o largas y derrochadoras. Empujados por la energía de la Gran Cruzada, sus métodos encajaban con las necesidades de la época.

Hijos de la Victoria[]

Primarca horus

Retrato de Horus durante la Gran Cruzada.

Los Lobos Lunares guerrearon durante doscientos años, haciendo retroceder la oscuridad con fuego y sangre. Sus victorias fueron múltiples y el liderazgo de Horus era legendario, y así fue como el respeto de sus Legiones hermanas alcanzó cotas casi sin igual. En decenas de miles de batallas apenas sufrieron derrotas. Destacaban en toda clase de despliegues, ya fuera como un asalto en punta de lanza a un cúmulo estelar o como una sola escuadra apoyando a una gran formación del Ejército Imperial. Otras Legiones que a veces se mostraban hostiles a la interferencia de sus demás hermanos solicitaban y recibían con agrado misiones junto a los Lobos Lunares.

Por supuesto, buena parte de la reputación de los Lobos Lunares era el reflejo de las cualidades de su Primarca. El carisma y el historial sin parangón de Horus le proporcionaban un incomparable nivel de respeto entre sus hermanos Primarcas, mientras que el propio Horus demostraba un talento casi sobrenatural para emplear los puntos fuertes de las demás Legiones y sacarles el mayor partido estratégico. De hecho en el caso de los Devoradores de Mundos y su belicoso Primarca Angron, él era uno de los pocos capaces de dirigirlos en absoluto. Algunos decían que Horus no tenía rival por debajo del mismo Emperador. Ciertamente era uno de los pocos Primarcas que contaba con el respeto y la lealtad de todos los demás, y lo respaldaba con genialidad táctica y estratégica. Otros dirigían Legiones más grandes, tenían una visión más profunda, superaban a Horus en determinados ramos de la guerra y la ciencia, o quizás atraían más afecto fraternal, pero solo Horus podía mantener todos los puntos de vista e ideales en su mente. Se sabe que incluso los Primarcas más difíciles de tratar cedían ante Horus en muchos asuntos.

Aunque los Lobos Lunares habían ganado muchas victorias en sus años de incesante conflicto, una las eclipsaría a todas y les haría renacer de nuevo. En la Batalla de Ullanor el Imperio rompió el mayor imperio Orko de la historia conocida, llamado por algunos la última amenaza real para la dominación humana de la galaxia. Aquí Horus mató al Señor Supremo Urlakk Urg con sus propias manos, y algunos dicen que le salvó la vida al Emperador al hacerlo, y aquí las fuerzas de Horus quemaron los mundos del imperio Orko hasta su roca madre. En su día fue una victoria sin igual en escala e importancia. Para exaltar a su vencedor, el Emperador concedió a Horus un gran honor. En la superficie de Ullanor el poderío de los Marines Espaciales, el Ejército Imperial, las Legiones Titánicas y el Mechanicum marchó en un triunfo ante el Emperador, Horus y ocho de sus hermanos Primarcas. En la culminación del triunfo el Emperador otorgó a Horus el título de Señor de la Guerra, a la par que anunciaba su regreso a Terra, de forma que el mando estratégico de la Gran Cruzada recaería a partir de entonces en Horus. Ahora cuando las flotas zarparan para reclamar la bárbara oscuridad lo harían por la voluntad de Horus, y cuando los mundos ardieran o fueran salvados, la orden saldría de los labios del Señor de la Guerra. Aunque respetado, Horus fue un hijo aparte a partir de entonces; ya no un hermano sino un Señor de Primarcas. Junto a su padre, la XVI también sería reforjada. En honor de Horus y sus conquistas, pasados unos años la XVI Legión dejó de responder al nombre de Lobos Lunares. Su armadura sería del verde metálico de un mar tormentoso. En lugar de la luna creciente y la cabeza de lobo, un ojo reptiliano sin párpados miraría fijamente desde sus hombreras. Renacidos por segunda vez, los Hijos de Horus se habían alzado con su padre hasta una altura sin par.

La Herejía y sus consecuencias para la Legión[]

No mucho tiempo después de ese primer cambio de nombre, Horus fue herido en la luna de Davin por Eugan Temba, un antiguo subordinado bajo la influencia del Dios del Caos Nurgle. Horus se recuperó en el Templo de la Logia de la Serpiente de Davin, donde fue manipulado para entregarse al Caos y rebelarse contra el Emperador, siguiendo un plan diseñado por Lorgar, Primarca de los Portadores de la Palabra.

La mayoría de los Hijos de Horus, ya de por sí ferozmente leales y orgullosos de su Señor de la Guerra, no dudaron un momento en renunciar a sus juramentos al Emperador, y empezaron a adorar a Horus y a sus nuevos dioses. El resto de la Legión, leal al Señor de la Humanidad, fue traicionado y arrasado por sus hermanos en el mundo de Isstvan III, pero no antes de que estos revirtieran a su nombre original de Lobos Lunares. El único Hijo de Horus leal superviviente, Iacton Qruze, no estuvo presente en Istvaan III, pero del mismo modo renunció a Horus e incluso a la iconografía de los Lobos Lunares tras los eventos de la Huida de la Eisenstein.

Fuera de la Legión, la corrupción de Horus se extendió a todas las organizaciones con las que se relacionaba, incluyendo una división del Adeptus Mechanicus, y con ella parte de los Collegia Titanica y de la Legio Cibernetica. Además, Horus conocía a los demás Primarcas como a hermanos, y apelando a su orgullo, su habilidad marcial y su valor mientras jugaba con los agravios y favores pasados, el Señor de la Guerra logró que la mitad de las Legiones Astartes le jurara lealtad. La guerra que se desarrolló a continuación fue la más terrible de la historia del Imperio, y estuvo a punto de destruirlo por completo. Marine Espacial se enfrentó a Marine Espacial, y Titán a Titán cuando Terra fue invadida, y el propio Palacio Imperial fue asediado y penetrado.

No obstante, al final fue Horus el que murió a manos del Emperador, y con él cayó la rebelión. Fue un golpe traumático y devastador para los Hijos de Horus, y fueron la primera de las Legiones Traidoras en retirarse de Terra, un acto que les haría ser odiados por todas las otras Legiones Traidoras. La Legión se reagrupó en el planeta Maeleum, dentro del Ojo del Terror. Allí, tras una serie de guerras con el resto de Legiones que culminaron en el robo y clonación del cuerpo de Horus, Abaddon tomó el cargo de Señor de la Guerra y destruyó tanto los clones como el cuerpo de Horus, y rebautizó de nuevo a los Hijos de Horus como la "Legión Negra".

Acciones notables[]

Guerras de Unificación y Gran Cruzada[]

  • Caza de los Ak'Haireth (M30).
  • Caída de Reillis (M30).
  • Conquista de Davin (M30).
  • Conquista de Darrowmar (M30).
  • Conquista de Tethonus (M30).
  • Asalto de Dahinta (M30).
  • Conquista del Sistema Tyrade (999.M30).
  • Pacificación de Schravaan (M31).
  • Conquista de Krypt (M31).
  • Conquista de Melchior (M31).
  • Guerras Interexianas (M31).
  • Batalla de la Luna de Davin (004.M31).
  • Purificación de Ariggata (004.M31).

Herejía de Horus[]

  • Invasión de Morada (M31).

La Larga Guerra[]

Doctrina de combate[]

[En construcción, disculpen las molestias.]

Organización[]

Primero como Lobos Lunares y después como Hijos de Horus, la Legión conservó buena parte de la estructura externa existente desde las guerras por la unidad terrana y solar, que se había adherido al llamado Patrón Terra no planteado por el Oficio Militaris antes del reencuentro con los Primarcas. La formación más pequeña del Logos Terra Militia y por lo tanto de los Lobos Lunares era la escuadra. Esta consistía en un grupo de Lobos Lunares bajo el mando de un Sargento. Las escuadras variaban tanto en tamaño como en especialización, con entre diez y veinte Marines Espaciales en el caso de la XVI Legión. Por el contrario, las escuadras muy especializadas, como las unidades de reconocimiento, o aquellas que habían sufrido graves bajas, podían componerse solo de un puñado de Marines Espaciales activos.

Las especializaciones y equipamientos de las escuadras de los Lobos Lunares incluían todos los de aquellas encontradas normalmente en otras Legiones, incluyendo las Escuadras Destructoras y Buscadoras, que algunas rechazaban o mantenían solo en un escaso número. También mantenían unos recursos considerables en términos de armaduras y vehículos, con los mundos industriales que ellos habían conquistado y las buenas relaciones con el Mechanicum asegurando un suministro constante de munición y material para la Legión, que gastaba con largueza esas divisas. Se cree que Horus, siempre pragmático y generalista, tras reunirse con su Legión adoptó nuevas formaciones de escuadras una vez vista su efectividad en otras Legiones. Por ejemplo, se puede ver que hasta el Asalto de los Lactrical el número de Escuadras Rompedoras equipadas con escudos era relativamente bajo en la XVI Legión. La contribución de tales unidades entre las fuerzas de los Puños Imperiales no pudo haber escapado a su atención. Tras la aniquilación de los Lactrical, el número de estas escuadras en las filas de los Lobos Lunares aumentó notablemente.

Si Horus y su Legión mostraban preferencia por una formación particular de escuadras era por la Escuadra Táctica. Las escuadras de los Hijos de Horus configuradas de esta forma superaron en número a todos los demás tipos juntos a lo largo de la Gran Cruzada. Horus remarcó en varias ocasiones que había pocos retos bélicos que no pudieran ser afrontados con, o que no requirieran, el uso de estas unidades. La presencia de escuadras de tipo Táctico diseñadas para ser mantenidas en reserva y desatada una vez identificado el punto débil de las líneas enemigas, entrenadas en saturación de fuego y equipadas con armas de combate cuerpo a cuerpo adicionales para arrasar posiciones enemigas, conocidas como Escuadras Despojadoras, muestra una vez más la dominancia de la Escuadra Táctica en la mentalidad táctica de Horus. Tal era la efectividad de esta subvariante que su uso fue copiado en varias Legiones, como los Cicatrices Blancas y los Guerreros de Hierro, los cuales desplegaron sus propias Escuadras Despojadoras.

El corazón de la Legión de los Hijos de Horus era la Compañía como principal división militar. Compuesta por una agrupación de escuadras bajo el mando de un Capitán, la Compañía era la divisa básica de campañas y batallas. Dentro de los Hijos de Horus no había una fuerza fija para las Compañías. Mientras que otras Legiones codificaban e imponían estrictos límites al tamaño de este tipo de formaciones, este no era el caso entre los Hijos de Horus, que habían empezado con una forma más regimentada pero su estructura y disposición se habían vuelto cada vez más improvisadas con el tiempo. Por ejemplo, durante la campaña de la Legión contra el Patrimonio Dasim los datafactores registraron Compañías con fuerzas desde 36 miembros hasta 972.

La configuración de tipos de escuadra dentro de una Compañía variaba tanto como su tamaño. Algunas se componían casi exclusivamente de Escuadras Tácticas, con unas pocas escuadras de apoyo. Otras eran una mezcla ecléctica basada en las diversas necesidades de las campañas y en la voluntad de Horus. Por poner un ejemplo, la 17ª Compañía, conocida como la Guardia de Hesperus, tenía una fuerza estándar de 205 miembros en la época del bombardeo de Istvaan III. La mitad de ellos se agrupaban en Escuadras Tácticas, ya que la Legión enfatizaba mucho su uso en todo despliegue. El resto consistía en dos unidades veteranas, tres Escuadras de Reconocimiento, una Escuadra de Apoyo Pesado y múltiples baterías de armas de apoyo. La Primera Compañía mostraba una variación incluso mayor. De pequeño tamaño, contenía dos sub-formaciones distintas: las Escuadras de Exterminadores Justaerin formaban una parte y las Escuadras de Asalto de los Guadañas Catulanas la otra. Ambas vestían la armadura negra exclusiva de esta Compañía de élite y cada una estaba dirigida por un Capitán (Falkus Kibre y Kalus Ekaddon respectivamente, en la Herejía de Horus) bajo el mando supremo del Primer Capitán (Ezekyle Abaddon). Esta combinación dentro de la 1ª Compañía ejemplificaba la predilección de Horus por los ataques precisos y aplastantes contra objetivos estratégicos.

En otras Legiones, la Compañía formaba parte de otras capas de organización, llamadas Batallones, Cohortes, Capítulos, Regimientos o muchos otros nombres. Parece que Horus prefirió evitar esta capa organizativa fija adicional, la cual se erosionó con el tiempo dentro de la Legión y era prácticamente una cuestión meramente técnica para cuando se produjo la transformación en Hijos de Horus. En lugar de seguir una estructura formal, él agrupaba las Compañías y las escuadras según las necesidades de la campaña. El comandante de esta formación solía ser un Capitán veterano. Si la formación era especialmente grande, entonces otros Capitanes obedecerían como lugartenientes al comandante supremo hasta el final de la campaña. Estas formaciones rara vez tenían un nombre formal, pero los Hijos de Horus solían referirse a las agrupaciones destinadas a un asalto rápido como "Puntas de Lanza". Al rechazar los formalismos y las estructuras fijas por encima de las Compañías, Horus demostró su pragmatismo y su preferencia por librar la guerra con una calculada precisión.

Las escuadras de los Hijos de Horus también solían tener sus propios títulos honoríficos o epítetos, que usaban más que la simple numeración (Iluminadores Supremos, Creamuertes, Segadores de Jerrok, Primeros Hijos, etc.), mientras que otras recibían el nombre del Sargento o Jefe que los lideraba cuando la reputación de su cabecilla era lo bastante grande por sí sola. Muchos de estos títulos revelaban la cultura de galardones pandilleros de Cthonia y la tradición de personalismo y guerras intestinas de la que procedían. Esta se había ido volviendo cada vez más fuerte a lo largo de los años entre los rangos y filas de la Legión. Una manifestación de esta creciente influencia era la reemergencia tardía de los sellos de banda cthonianos grabados en la servoarmadura de cada Marine Espacial, que recogían muertes y hazañas notables, así como la Compañía a la que pertenecía, una práctica que se aceleró rápidamente después de la transición de la Legión a su nueva identidad como Hijos de Horus. Esta transformación no marcó tanto una nueva brutalidad visible en la Legión, sino un factor que siempre había estado ahí y que se había revelado cuando la panoplia de la Legión empezó finalmente a desembarazarse de buena parte de la influencia de la Madre Terra. El blanco de los Lobos Lunares se convirtió en un verde marino, y después se oscureció aún más hasta un turbio esquema verdín y negro a medida que los Hijos de Horus se despojaban cada vez más de las disciplinadas tradiciones militares y erraban con orgullo y gruñente malicia hacia el oscuro corazón de Cthonia y sus tradiciones de feudos tribales, orgullo de sangre y conflicto inmisericorde e incesante.

Jerarquía de mando de la Legión[]

Como en todas las Legiones, el dominio del Primarca Horus sobre su propia Legión era absoluto. Por debajo de Horus estaban sus Capitanes, bajo ellos los Sargentos de unidad, y cuando una formación de escuadras se reunía para un propósito, el rango informal de "Jefe" era otorgado al Sargento que recibía el mando general, algo que no se basaba siempre en la veteranía sino en la selección del mejor o el más adecuado para la misión, un enfoque que encajaba bien con la visión pragmática y a veces impulsiva de la guerra que imperaba en la Legión. Bajo ellos estaban los Hermanos de Batalla de los Hijos de Horus.

Esta simple jerarquía teórica ocultaba la complejidad de su puesta en práctica entre los Hijos de Horus. Dentro de cada rango, el prestigio y la reputación personal importaban mucho en el seno de la hermandad de Marines Espaciales. Había distinciones entre aquellos que habían luchado más tiempo con la Legión, entre aquellos que habían luchado en diferentes campañas, entre aquellos que habían recibido determinados honores, y entre las escuadras ordinarias y las que formaban la Guardia de Honor de un Capitán.

Mournival[]

Artículo principal: Mournival.

Mournival

Los miembros del Mournival al final de la Gran Cruzada: Horus Aximand, Ezekyle Abaddon, Garviel Loken y Tarik Torgaddon.

El Mournival estaba formado por los consejeros y confidentes de mayor confianza de Horus. Consistente en cuatro Capitanes selectos, el Mournival existía fuera del resto de la estructura de mando de la XVI Legión. Unidos, los miembros del Mournival servían como el alma de los Lobos Lunares, y luego de los Hijos de Horus, apoyando a su Primarca y dirigiendo el temperamento y las decisiones de la Legión. Horus confiaba en el Mournival para que equilibrase sus decisiones con preguntas y perspectivas distintas. De este modo, los cuatro Capitanes eran una combinación de consejeros, confidentes y negadores. Se sabe que había algo de ritualidad en el lazo que unía a los hermanos del Mournival: sus encuentros tenían lugar a la luz de la luna, una fase lunar distinta se grababa en el casco de cada uno de los miembros, y sus votos de hermandad se realizaban sobre el reflejo de una luna. Los orígenes del Mournival no están claros, aunque tiene paralelismos con los ritos de hermandad de los clanes de Jutigra y las prácticas de los cultos genéticos de Luna. Fuera cual fuese su origen, la presencia del Mournival dentro de la Legión fue muy temprana, desde las primeras décadas tras la creación de la XVI Legión, y se sabe que persistió incluso más allá de la Atrocidad de Istvaan III.

Disposición bélica al inicio de la Herejía[]

Habiendo luchado duramente en la Atrocidad de Istvaan III, se estima que unos 30.000 Legionarios de los Hijos de Horus habían muerto o desaparecido en esa batalla.

Algunos analistas teorizan que como consecuencia de las dificultades iniciales encontradas en la purga de los terranos de las filas de la Legión, y del inesperado coste en vidas y material que supuso la batalla, el Señor de la Guerra fue deliberadamente cauteloso en el uso de su Legión durante la Masacre del Desembarco. Se cree que quizás esperaba preservar la mayor parte posible de la fuerza de los Hijos de Horus para su futuro ataque a Terra, o quizás pretendía que otros sangrasen por su causa mientras destruían a los Leales.

Durante el transcurso de la primera fase de la batalla, el contingente de los Hijos de Horus luchó a la defensiva, limitándose a los bastiones centrales y más defendidos, y empujando al Ejército Imperial por delante de ellos contra las armas Leales. Hubo, no obstante, una notable excepción: sus Compañías Segadoras y de Asalto, que se desplegaron para hacer frente a las unidades de ataque de la Guardia del Cuervo en el laberinto de desfiladeros y barrancos que flanqueaban los bordes de la Depresión de Urgall. Una vez cambiaron las tornas de la batalla, sin embargo, los Hijos de Horus atacaron con todas sus fuerzas a los tambaleantes y malheridos Leales, y el propio Horus salió a campo abierto para dirigirles.

Máquinas de guerra[]

Land Raider Proteus hijos de horus en istvaan III

Land Raider de los Hijos de Horus combatiendo en la Atrocidad de Istvaan III.

Durante la Atrocidad de Istvaan III, los Hijos de Horus sufrieron pérdidas imprevistas que amenazaron con incapacitar a la Legión para asaltar Terra como planeaba el Señor de la Guerra. Las pruebas sugieren que esto empujó a la Legión a desplegarse defensivamente durante la Masacre del Desembarco, reduciendo el riesgo para sus reservas de blindados y dejando que otras Legiones soportasen el peso de la carga Leal. Solo cuando la trampa saltó por completo salieron las puntas de lanza acorazadas de los Hijos de Horus al combate, aniquilando lo que quedaba de la asediada vanguardia Leal.

Al haberse redesplegado apresuradamente a Istvaan V, apenas había habido ocasión de llevar a cabo ni siquiera los más básicos protocolos de mantenimiento en la mayoría de vehículos de la Legión, y por lo tanto muchos portaban las cicatrices de esas batallas, así como crudos sellos de muerte derivados de las marcas de honor de las salvajes bandas de Cthonia.

Semilla genética[]

La semilla genética de la XVI Legión siempre fue de una pureza fiable, asociada a un carácter inmisericorde e independiente y a una agresividad abrasiva en combate. Muchos de los antiguos Lobos Lunares mostraban un gran parecido físico con su Primarca Horus, ganándose el apodo de "hijos de Horus" y ascendiendo generalmente más rápido que otros Hermanos de Batalla.

Tras su caída al Caos, los Hijos de Horus entregaron sus cuerpos a los Demonios, provocándose numerosas mutaciones.

Apariencia[]

Como para marcar un cambio de las guerras del pasado, la servoarmadura en la que los primeros guerreros de las Legiones de Marines Espaciales luchaban mostraba el color gris de una nube de tormenta y solo portaba las marcas de rayos y relámpagos característicos de la Unidad Imperial. Con el tiempo, las diferentes Legiones obtuvieron sus propias marcas distintivas características así como sus icónicos nombres.

Cuando a la XVI Legión fue bautizada con el epíteto de los "Lobos Lunares" tras la exitosa campaña de Primera Pacificación de Luna, comenzaron a usar una servoarmadura de color marfil pálido con bordes negros. Los dos afamados escuadrones de élite de la Primera Compañía, los Justaerin y los Guadañas Catulanas, llevaban una servoarmadura negra, en marcado contraste con el blanco y luego el verde pálido del resto de la Legión.

Un símbolo de la creciente influencia de los cthonianos de la Legión fue la reaparición tardía de los sigilos de bandas cthonianas grabadas en las armaduras de aquellos Marines Espaciales que registraban sus asesinatos y acciones notables, así como a qué compañía de la Legión pertenecían. Esta fue una práctica que se aceleró rápidamente después de que la XVI Legión hiciera la transición a su nueva identidad como Hijos de Horus después del ascenso de Horus al rango de Señor de la Guerra.

Esta transición marcó no tanto una nueva etapa de brutalidad en la Legión, sino un factor que siempre había estado allí y se había vuelto más visible a medida que la panoplia de la Legión finalmente comenzó a ignorar la influencia de Terra. El blanco de los Lobos Lunares se volvió verde mar y luego se oscureció aún más hasta convertirse en un turbio verde-negro cuando los Hijos de Horus abandonaron aún más la disciplina de las tradiciones de guerra terranas y ahondaron en su orgullo y creciente malicia para abrazar el corazón oscuro de Cthonia, su tradicional lucha de bandas y su orgullo sangriento.

Simbolo hombrera lobos lunares preherejia

La Cabeza de lobo de los Lobos Lunares, el Ojo de Terra de los Hijos de Horus y un sigilo de Cthonia

La insignia de la XVI Legión era la cabeza de un lobo impuesta sobre una luna creciente invertida cuando eran conocidos como los Lobos Lunares. La insignia de la Legión cambió para convertirse en un ojo estilizado sobre una cruz: el llamado "Ojo de Terra", que más tarde se conocería como el infame "Ojo de Horus" en el Imperio después de que la XVI Legión fuera renombrada como Hijos de Horus por su corrompido Señor de la Guerra.

Miembros conocidos[]

  • Horus Aximand, Pequeño Horus - Capitán de la 5ª Compañía, miembro del Mournival.
  • Garviel Loken - Capitán de la 10ª Compañía, miembro del Mournival. Se mantuvo leal al Emperador y luchó en Istvaan III. Se le creyó muerto, pero fue rescatado por Nathaniel Garro poco después.
  • Tybalt Marr - Capitán de la 18ª Compañía, apodado "El Uno".
  • Verulam Moy - Capitán de la 19ª Compañía, apodado "El Otro". Murió a manos de Eugan Temba en la luna de Davin.
  • Lev Goshen - Capitán de la 25ª Compañía.
  • Falkus Kibre - Capitán de la Justaerin, miembro del Mournival. Tras la Herejía, y antes de la fundación de la Legión Negra, Jefe de la partida Duraga kal Esmejhak y comandante de la Ojo Siniestro.
  • Grael Noctua - Sargento de la Escuadra Bruja, miembro del Mournival.
  • Kureval Shairak - Astartes terrano, primero miembro de la Justaerin y después de la partida Duraga kal Esmejhak.
  • Ekron Fal - Sargento de la Escuadra de Exterminadores Justaerin Séptima Ocluida.

Naves conocidas[]

Espíritu Vengativo Acorazado clase Gloriana Legión Lobos Lunares Hijos de Horus

Espíritu Vengativo.

  • Criatura de la Muerte - Nave activa durante la Gran Cruzada. Fue destruida por los torpedos disparados sin control por la dañada Lobo de Chtonia en el enfrentamiento con la Tetis.
  • Espectro Carmesí - Nave activa durante la Gran Cruzada, no está claro si pertenecía a los Lobos Lunares o a los Ángeles Sangrientos.
  • Golpe de Lanza - Nave activa durante la Gran Cruzada. Botada en las fraguas de Armatura como regalo de Roboute Guilliman a Horus.
  • Lobo de Chtonia - Nave activa durante la Gran Cruzada. Botada en las fraguas de Armatura como regalo de Roboute Guilliman a Horus. Fue capturada por los Manos de Hierro de la Tetis.
  • Lucero del Alba - Nave activa durante la Gran Cruzada. Botada en las fraguas de Armatura como regalo de Roboute Guilliman a Horus. Fue destruida por la Juramento Vinculante, nave de los Puños Imperiales.
  • Su Hijo Escogido - Nave destruida durante la Herejía.
  • Ojo Siniestro - Nave activa tras la Herejía, dirigida por Falkus Kibre.
  • Lanza Real - Nave activa tras la Herejía.
  • Amanecer de los Tres Soles - Nave activa tras la Herejía

Galería[]

Leer más[]

Lista de Ejércitos de Marines Espaciales.

Lista de Legiones Traidoras y Capítulos Renegados.

Fuentes[]

Extraído y traducido de Lexicanum Inglés.

  • Escindido, relato de John French.
  • The Horus Heresy I.
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