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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Icono de esbozo Por orden de su Santísima Majestad, el Dios-Emperador de Terra. La Sagrada Inquisición declara este artículo En Construcción por LadyCypher. Si encuentra algún problema o falta de devoción por su parte, notifíquelo, un acólito del Ordo Hereticus estará encantado de investigarlo.

"No había figura más fina en la armadura de placas Mark IV que la de Hastur Sejanus. Así es recordado y sus gestas celebradas, incluso aquí entre nosotros, expresiones de las cualidades de Sejanus. El héroe más noble de la Gran Cruzada. En tiempos futuros, será renombrado con tal cariño que los hombres pondrán su nombre a sus hijos, en su honor."

Garviel Loken, Capitán de la 10ª Compañía de Lobos Lunares, refiriéndose a Hastur Sejanus.

Hastur Sejanus era el Capitán de la 4ª Compañía de la Legión de los Lobos Lunares, y la Luna Nueva como miembro del Mournival. Comandante superior y gran amigo de su Primarca, Horus Lupercal, con quien compartió banda en Chtonia a sus órdenes directas. Amado y admirado por toda su Legión fue asesinado por los Invisibles mientras negociaba en Sesenta y Tres-Diecinueve por mencionar al verdadero Emperador de la Humanidad al tratar con un farsante que declaraba serlo él. Su apariencia fue utilizada en un ritual disforme en la luna de Davin por Erebus en un intento de engañar y obligar a Horus a que siguiera la senda del Caos.

Historia[]

Chtonia[]

Sejanus era originario de Chtonia y uno de los primeros nativos de este planeta en incorporarse a los Lobos Lunares. Junto con Syrakul, se encargó de reclutar a Abaddon, hijo de Tarkerradon, tras sus luchas contra los Headtakers y otros clanes. Casi todos los seguidores de quien en el futuro se convertiría en primer capitán de la legión habían muerto y el propio príncipe exiliado estaba al borde de la muerte. Sejanus y Syrakul se presentaron ante un Abaddon encadenado que reconoció a esos guerreros sobrehumanos como “los que reciben a los muertos”, es decir, los que se llevaban a los dignos para volverlos como ellos. Si bien algunos pensaban que esto eran simples historias, los astartes eran reales y ya se habían llevado a muchos miembros de otros clanes con ellos para incorporarlos a la legión. Durante su conversación con Abaddon, Sejanus ya vestía la armadura gris-blanca y portaba el casco de capitán con el peine y una luna creciente marcada sobre la lente derecha.

"Eso es algo que nunca serás, Abaddon (un rey)- dijo el guerrero con ojos grises.- O morirás aquí, o te convertirás en uno de nosotros. Somos los asesinos de los reyes y los asesinos de los tiranos. Somos hermanos en guerra, y sangre. Vivimos el uno por el otro y morimos por el futuro que hacemos, y eso es todo lo que seremos. ¿Puedes ser eso, Abaddon"

Hastur Sejanus. Capítulo 9 (Asedio de Terra: La Guerra Solar)

"Soy Hastur Sejanus. Hay un largo camino por delante, Abaddon, y gran parte de él estará marcado con más dolor y pérdida de lo que has conocido. No hay recompensa al final, excepto ser uno de nosotros, ser hermano de guerreros y lobos. Si eso no es suficiente, entonces es mejor nunca comenzar."

Hastur Sejanus. Capítulo 9 (Asedio de Terra: La Guerra Solar)

Melchior[]

(En construcción)

Velich Tarn[]

La flota de Lupercal, la 63.ª, permanecía en la heliopausa del Sistema Issinium a la espera del regreso de las misiones de acatamiento en Sol de Kest y Velich Tarn antes de dirigirse hacia Ullanor. En total, la 63.ª Flota Expedicionaria había permanecido estacionada en la Franja de Issinium durante veinte meses, y en ese tiempo había registrado seis acatamientos, todos ellos pacíficos.

Velich Tarn fue clasificado en primer lugar como un puesto de avanzada, o un pequeño bastión de supervivientes hambrientos, el cual se había mostrado indómito. Sejanus había sido designado como líder de la embajada enviada hasta allí y se encontró con una feroz resistencia desde el principio, de ahí que sus informes a Horus fueran breves y concisos. El entorno era pobre y el enclave humano estaba bien fortificado y armado con lo que él categorizó como "armas biomecanoides". Sus habitantes ignoraron y luego rechazaron las solicitudes de contacto de Sejanus. Despúes el enclave de Velich Tarn comenzó las hostilidades. Su población era pequeña (los escáneres identificaban a sólo cuatrocientas personas), pero no se sometería a la autoridad imperial, ni siquiera al contacto con el Imperio. Sejanus escribiría en un comunicado, con gran pesar, que eran xenófobos extremos y se negaban a tratar con él, que estaban formidablemente armados y, si se los dejaba solos, se convertirían en una amenaza significativa para la estabilidad en la zona.

Sejanus solicitó el uso de la fuerza y Horus se lo concedió, al tiempo que palabras de consuelo y paciencia a Sejanus. Una semana más tarde, Sejanus solicitó que el resto de los efectivos de la 4.ª Compañía se unieran a él. Sus nuevos informes ahora se referían al enemigo como “constructos u obscenidades biomecánicas”, el cual oponía una resistencia extrema. Así mismo, Sejanus había identificado a su líder como un hombre llamado Fo y sugirió el empleo de armamento capital. Horus, leídos los informes, decidió ir a Velich Tarn.

Una vez en la superficie, Sejanus puso al corriente a Horus, dándole el listado de bajas (16 muertos y 30 heridos de gravedad, la mayoría de los cuales necesitarán implantes de miembros artificiales) y explicándole que se enfrentan a un número desconocido de entidades biomecánicas, todas derivadas de los mismos cuatrocientos humanos originales. Horus, haciendo memoria, le da un nombre a Sejanus: Basilio Fo, bioingeniero y autoproclamado Trabajador de la Obscenidad. Según registros fragmentarios, Fo fue perseguido por su trabajo en la Era Oscura de la Tecnología, por lo que huyó de Terra durante el éxodo estelar. Se le daba por perdido, muerto hacía mucho tiempo; los hechos dictaban otra cosa. Entonces, la escuadra de exterminadores Daerec informó de haber alcanzado el búnker principal del enclave y la captura de Fo. Pero mientras lo llevan al puesto de mando éste fue atacado por uno de sus "Bastardos", el cual es destruido por Horus.

Muerta la criatura, Horus intercambia algunas palabras con Basilio Fo, quien le comenta que en realidad huyó de Terra porque no quería formar parte de los planes del ser que se convertiría en el Emperador mucho después. El señor de los Lobos Lunares, tiempo después y conferenciando con Sejanus, declara que el prisionero no será ejecutado, sino que será enviado en una nave a Terra, a encontrarse con el Emperador y su justicia.

Gorro[]

Antes de la batalla en la superficie, los cuatro capitanes procedieron al ritual del Mournival con una pequeña variante instaurada desde la victoria en el Cúmulo estelar de Ordoni, en las Estrellas del Halo, tras el castigo de Vatale Gerron Terentius, para recordarse que solo mediante la vigilancia constante se evita caer en una traición como la suya. Alrededor de un estanque profundo, donde debería reflejarse la luz de la luna, pero donde en este caso se reflejaba la silueta del mundo chatarra de Gorro, cada uno de los miembros depositó la medalla con el símbolo de su fase lunar dentro del Mournival, y procedieron a renovar su lealtad con las espadas de mango largo en alto. Al terminar debían bajarlas y colocarlas con la punta contra el gorjal del guerrero que se encontrara a su izquierda: Ezekyle Abaddon a Hastur, Sejanus a Horus Aximand, Aximand a Tarik Torgaddon y este a Abaddon. Entonces procedían al Juramento de Censura, una particularidad que instauró Sejanus tras Ordoni. En un pedazo del papel que se usaba para los juramentos del momento habían escrito un castigo que debían recibir en caso de fracasar. Los cuatro castigos, sellados con cera, eran depositados en el interior del casco de Sejanus y los miembros del Mournival escogían al azar uno de ellos y lo guardaban escondido en su armadura sin conocer su contenido. Esta tradición provenía de unos textos antiguos que Sejanus había leído, sobre unos guerreros pintados de ocre de Sarapión que introducían sus censuras en un caldero de hierro antes de la batalla por si fracasaban sirviendo a su rey. Ninguno sabía el castigo que le pertocaba en tal caso.

Sus hermanos se habían resistido inicialmente a la idea pero Sejanus había dicho:

"Nos aferramos a la esencial e inmutable bondad de las legiones, a su racional valoración y rechazo del mal. Investimos a nuestros primarcas con cualidades divinas, con facultades morales y racionales que los hacen tanto justos como sabios. Simplificamos la complejidad de la galaxia al creer que hay una muralla infranqueable entre el bien y el mal. La lección que Terentius nos enseñó es que la línea entre el bien y el mal es demasiado permeable. Cualquiera puede cruzarla en circunstancias excepcionales, incluso nosotros. Creer que no podemos sucumbir al mal nos hace más vulnerables a todo aquello que puede llevarnos a ello"

Hastur Sejanus, El Lobo de Ceniza y Fuego (El Ojo de Terra)

En el descenso al mundo-chatarra, la cápsula donde viajaba la Escuadra de la Gloria del capitán Sejanus, favoritos de Horus y amados por todos, se desvió de su rumbo unos doscientos kilómetros hacia el núcleo de Gorro. Tres miembros murieron antes de divisar al enemigo. Tras salir con prisa y esfuerzo de la cápsula de desembarco se encontraron frente a unas abominaciones chirriantes de las que emanaba humo. Ninguna de sus partes era orgánica, estaban formadas por completo de hierro batido oxidado, chimeneas de ventilación perforadas, sierras radiales y cañones de boca ancha, y estaban rodeadas por cientos de pequeñas criaturas de piel verde, chillonas y armadas. No eran una gran amenaza para un astartes, pero algunos de los sopletes que llevaban, y su gran número, los convertía en un problema a tener en cuenta mientras se acercaban los orkos acorazados. Sejanus los despachó lanzando el cinturón de granadas de fragmentación que había tomado de la cápsula pero la sobrepresión lo lanzó contra las inmensas máquinas, iniciándose un combate más intenso. Malsandar, Gorthoi, Dymos y Ulsaar se encargaban de los enemigos mientras Sejanus escuchaba a Faskandar, que sufría una muerte dolorosa envuelto en las llamas que derretían su armadura. El capitán también hizo su parte con las bajas enemigas en un combate feroz contra una de las aberraciones blindadas a la que dio fin cortando su cráneo con la espada sierra. Contemplar el horror que contenía el interior, un quiste fúngico de nudosas raíces y ojos rojos porcinos cubiertos de líquido viscoso como el de un dreadnought, casi le cuesta la vida; la garra del enemigo decapitado se cerró a su alrededor, aplastando la armadura y pulverizando los huesos unos contra otros, inundando de sangre el interior de la armadura. A pesar de conseguir liberarse con un disparo a la materia cerebral, fue una mala caída para alguien con la columna parcialmente aplastada. Gracias a las drogas que inundaron su torrente sanguíneo, pudo volver a levantarse para reunirse con los supervivientes de su escuadra. Los acorazados habían sido eliminados. Demasiado alejados del resto de la 4º Compañía, se dirigieron hacia la presencia imperial más cercana a ellos, a una gran profundidad. Según Sejanus, esa presencia solo podría ser el Emperador, pues ni la basura electromagnética del planeta podía ocultar su presencia.

Sejanus y la Escuadra de la Gloria se abrieron paso sin sutileza ni delicadeza. Como lo habrían hecho en un asalto al territorio de otro señor de la guerra rival, en Cthonia. Con la armadura blanco perla cubierta de vísceras, el capitán avanzaba sin sus armas. La pistola abandonada tras ser parasitada por una babosa mecanizada y la espada sierra partida contra un cráneo blindado. Pero nada de eso importaba mientras sus puños y su propia masa corporal fueran un medio para luchar. Enkanus y Ulsaar habían caído en el camino pero todos sabían que lo importante era llegar hasta el Emperador. El capitán estaba inmerso en el ritmo de batalla, donde su mundo era la esfera de combate, con Dymos a su izquierda y Gorthoi a la derecha. Avanzaban sin pausa entre un hedor insoportable y una masa verde de orkos en armaduras y abominaciones tecnológicas que hacían parecer comprensibles a las criaturas acorazadas con las que habían luchado anteriormente. La tecnología que habitaba bajo la superficie de Gorro era más avanzada y aberrante que nada que el capitán hubiera visto durante la Gran Cruzada. La señal del Emperador no flaqueaba entre otras que parpadeaban, y tras un túnel semiderruido una luz blanca cegadora reveló su presencia. Sejanus se apresuró a cruzar para entrar en una sala esférica enorme con uno de los soles más brillantes en su núcleo, y allí vio a su padre. La espada de Horus estaba rota y no le quedaba munición, pero se las habría arreglado para llegar hasta una plataforma desmoronada justo debajo del Emperador. Este estaba luchando contra una bestia colosal que medía el doble de alto y ancho que el propio Señor de la Humanidad, que estaba haciendo uso de todas sus fuerzas físicas y psíquicas para hacerle frente. Horus se lanzó a por el monstruo cuando este se rio aplastando al Emperador. Sin armas y contra un enemigo contra el que no podría haber hecho nada con ellas, solo le quedó utilizar las propias armas de la abominación para intentar darle muerte. Las manos quemadas con el hueso asomando fueron el precio que pagó por destruirle el brazo y lograr que soltase al Emperador, que aprovechó la oportunidad creada por su hijo y dio muerte al caudillo mecánico. Sejanus contempló todo el espectáculo mientras corría hacia Lupercal gritando su nombre. El capitán había luchado más allá de los límites de la resistencia y de la cordura para poder estar junto a su padre y el Emperador. El núcleo de plasma orko de la sala parecía que fuera a matarlos a todos pero el Señor de la Humanidad lo envió a la disformidad agotando sus últimas energías y luego cayó de rodillas, agotado. Gracias a esto pudieron salir de allí con vida y volver al Espíritu Vengativo, donde planificaron sus próximos movimientos en la guerra contra los orkos. El siguiente gran golpe les llevaría a Ullanor.

Ullanor[]

Considerado el preferido de Horus, siendo uno de sus principales lugartenientes (junto con Ezekyle Abaddon). Desde la guerra contra los Keylekidos, Sejanus se hizo un gran amigo de Phosis T'kar de los Mil Hijos durante su asignación a la XVI Legión. Su lazo de camaradería fue renovado durante el Triunfo de Ullanor, al cual ambos Capitanes acudieron como parte de los círculos internos de sus respectivos Primarcas. Sejanus era el perfecto Capitán, templado de forma equitativa en todos los aspectos. Un guerrero y un diplomático de a partes iguales. Era un hombre hermoso, adorado por todos.

Anillos para el Mournival[]

Un día después del Triunfo de Ullanor y del nombramiento de Horus Lupercal como Señor de la Guerra, Hastur Sejanus acudió a la cubierta de artesanos del Espíritu Vengativo para encontrarse con un platero que había residido allí por doscientos años. Le mostró su casco grabado con una marca encima del ojo derecho imitando la forma de la luna nueva y le pidió que crease cuatro anillos, todos en plata, con una piedra de luna labrada, uno para cada miembro del Mournival. Debían simbolizar las fases de la luna que representaban a sus cuatro integrantes: Abaddon llevaría el de la luna llena, Aximand la luna creciente, Torgaddon la luna menguante y el propio Sejanus la luna nueva. Le ofreció pagarle generosamente, pero el platero rechazó la remuneración, pues consideraba suficiente pago el honor de trabajar en unas piezas que llevarían unos guerreros de tal prestigio. Aunque Sejanus no había mencionado los nombres de sus hermanos, el artesano reparó en el significado de los anillos y dedujo quiénes los llevarían.

"...un hombre hermoso que llevaba puesta una armadura de combate que brillaba con el blanco del polvo de pulir y olía a aceites aromáticos. Se llamaba Hastur Sejanus, y nunca me he sentido tan cautivado por un semblante. Me mostró su casco, que tenía grabada una imagen muy simple encima del ojo derecho. No me hizo falta preguntarle: sabía que era el dibujo de una luna nueva creciente."

Un platero, Muerte de un platero (Sombras de la traición)

Los anillos estuvieron listos tras semanas de trabajo con las florituras al mínimo, valorando que esos guerreros no apreciarían ningún barroquismo ni fruslerías. Pero la guerra mantuvo a Sejanus lejos, sin poder pasar a recogerlos. Mientras tanto, el platero aceptó otra petición de un Lobo Lunar del que nunca conoció su nombre (era Serghar Targost): hacer el molde para unas medallas con la cabeza de un lobo y una luna creciente. Luego, el astartes se ocuparía de su producción en la cubierta de ingeniería. El Lobo Lunar no le permitió negarse y no le quedó más remedio que aceptar y decirle que lo tendría al día siguiente. A pesar de intuir el peligro sobre su vida, hizo el encargo tras consultar libros antiguos de leyendas terranas con referencias a lobos y la luna. Allí encontró la leyenda de un lobo encadenado que rompía sus ataduras y se tragaba el sol antes de ser asesinado por un dios tuerto. De ahí sacó la imagen del lobo que tenía que contraponerse a la luna en el grabado.

Al día siguiente, cuando apenas habían sonado las sirenas de la nave que indicaban el ciclo nocturno, Targost volvió a buscar el molde y la medalla de muestra. El astartes alabó el trabajo del platero y, sin mayores explicaciones, presionó su cuello lo suficiente para que muriese de forma lenta y agónica. El platero cayó al suelo preguntándose el motivo de su muerte y el astartes se inclinó para susurrarle al oído algo que no tuvo sentido para el humano antes de dejarlo morir solo en su taller.

Sejanus abrió la puerta y gritó antes de avanzar con pasos pesados hacia el cuerpo tendido del platero. El humano no sobreviviría aunque corriera con él al apothecarion, pero lo aliviaría no morir solo. Hastur barrió las obras finalizadas del banco del taller para tender al platero y la cabeza del hombre se desplomó de lado, pudiendo así ver como caían al suelo los cuatro anillos del Mournival, ya finalizados. Sejanus pisó accidentalmente uno de ellos, aplastándolo completamente con su peso. Era el anillo que se hizo para él. El astartes se inclinó sobre el humano con pena por su muerte mientras le gritaba preguntas que este no era capaz de comprender. Mientras los ojos del platero se cerraban, a punto de expirar, entendió que Sejanus le preguntaba por el culpable de su muerte. Con su último aliento, repitió las palabras de su asesino a través de su laringe destrozada: “No sé decirte.”

"Algo enorme y pálido se inclina sobre mí. Unos rasgos hermosos flotan ante mi cara, como el rostro de un rescatador visto desde debajo de la superficie de un lago tranquilo. Conozco a este guerrero. No hay nadie a quien le siente mejor la servoarmadura Mark IV. Hastur Sejanus."

Un platero, Muerte de un platero (Sombras de la traición)

63-19[]

Poco más de un año después, en el 203º año de la Gran Cruzada, el Capitán Sejanus, junto a un pelotón de sus mejores guerreros de la 4ª Compañía, recibió el honor de hacer el primer encuentro cara a cara con el que creían era el Emperador, viajando con una barcaza dorada. En su palacio del tercer planeta Sejanus y su séquito fue recibido en audiencia por un autoproclamado Emperador de la humanidad quien les exigió fidelidad. Este planeta luego se dio a conocer como Sesenta y Tres-Diecinueve.

Desafortunadamente, debido a un desliz diplomático con este autoproclamado Emperador, al considerar éste que no habían mostrado suficiente lealtad (Sejanus sugirió que en verdad había otro Emperador) provocó que la guardia de élite, los llamados Invisibles, mataran a Sejanus y a todo el séquito diplomático que le acompañaba. Entre los hermanos caídos estaban su pelotón glorioso formado por Dymos, Malsandar y Gorthoi entre otros. Su muerte fue considerada una tragedia entre la Legión de los Lobos Lunares, y el modo en que ocurrió (una emboscada a traición durante el encuentro diplomático) provocó no poca indignación. La pena de su comandante era completa. El Señor de la Guerra Horus, había querido a Sejanus como a un hijo, y había luchado a su lado en un centenar de mundos. A pesar de ello, el siempre optimista y sabio comandante indicó a sus hombres que ofrecieran al Emperador otra oportunidad. Horus detestaba en aquella época recurrir a la guerra y buscó otras vías lejos de la violencia, que fueran factibles. Esa decisión fue otro grave error.

Después de esos hechos, el puesto de Sejanus en el Mournival fue ocupado por el Capitán Garviel Loken.

Algún tiempo después, la forma de Hastur Sejanus fue utilizada por el Capellán Erebus de los Portadores de la Palabra en su intento de convertir a Horus al Caos durante su tratamiento en el templo de la Logia de la Serpiente en Davin, buscando aparecerse como un querido amigo muerto.

Apariencia y habilidades[]

Considerado el favorito del Comandante y un Capitán modelo, Sejanus era una figura popular de los Lobos Lunares. Consumado diplomático y guerrero, especialista en tácticas en guerra en el vacío, con un registro marcial sólo por debajo de aquel del Primer Capitán Abaddon. Sejanus era descrito como un hombre particularmente bello y noble de humor equilibrado. Garviel Loken llegó incluso a decir que no había nadie a quien le sentara mejor una servoarmadura Mk. IV. Poseía unos anchos ojos separados de brillo plateado, y una nariz recta y firme como la de su Primarca Horus Lupercal. De piel negra como la madera de ceniza pulida y una cresta mohawk muy corta de pelo gris que corría por la parte superior de su cabeza. Es rara la ocasión en que no se mencione que esté sonriendo. En cuanto a su altura, se precisa en El Lobo de Ceniza y Fuego que es idéntica a la de Abaddon sin contar el penacho de este último.

La Gloriosa[]

  • Dymos - Muerto a manos de los Invisibles de 63-19.
  • Malsandar - Muerto a manos de los Invisibles de 63-19. Equipado con una carabina de plasma.
  • Gorthoi - Muerto a manos de los Invisibles de 63-19.
  • Ulsaar - Muerto en combate en Gorro. Equipado con un bólter.
  • Enkanus - Muerto en combate en Gorro. Equipado con un bólter.
  • Faskandar - Muerto en combate en Gorro.
  • Feskan - Decapitado en Gorro tras fallo de los propulsores de su cápsula de desembarco.
  • Argeddan - Muerto en Gorro por metralla tras fallo de los propulsores de su cápsula de desembarco.
  • Kadonnen - Muerto en Gorro por metralla tras fallo de los propulsores de su cápsula de desembarco.

Curiosidades[]

En Sigismund: The Eternal Crusader, Sejanus se enfrentó en un duelo a Sigismund cuando el templario no era más que un teniente. Aunque no se relata el resultado del enfrentamiento acordado en ese momento, el comentario de Sejanus en el capítulo nueve de la misma novela lleva a pensar que Sigismund ganó dicho duelo.

"No pareces más viejo y solo más letal- dijo Sejanus, haciendo ademán de mirar de cerca a Sigismund.- Yo, por otro lado, me siento más viejo y lento a cada hora que pasa. Creo que dejaré que otra persona intente quitarte los laureles de la victoria."

Hastur Sejanus (Sigismund: The Great Crusader)

En cuanto al color de su piel no aparece mencionado con precisión hasta La Guerra Solar y después en Sigismund: The Eternal Crusader.

Etimología[]

Hastur aparece mencionado como una deidad benigna de pastores en "Haita el Pastor" de Ambrose Bierce y posteriormente en otras historias y por otros autores, aunque no de forma tan benevolente. En los Mitos de Cthulhu, Hastur aparece como una poderosa entidad maligna en "El que susurra en la oscuridad", en cuya forma no debe confiarse. Además de esto es un nombre usado en muchas obras literarias, videojuegos o mangas: El Indescriptible, El Rey de Amarillo, Aquel que no debe ser nombrado, Assatur, Xastur, H'aaztre o Kaiwan, Hastar.

Por su parte, Sejanus era un importante soldado romano, amigo cercano del Emperador Tiberio y comandante de su Guardia Pretoriana.

Fuentes[]

  • Horus, Señor de la Guerra, por Dan Abnett.
    • Parte 1 - Capítulo 1
    • Parte 1 - Capítulo 2
    • Parte 1 - Capítulo 3
    • Parte 1 - Capítulo 4
    • Parte 1 - Capítulo 6
    • Parte 3 - Capítulo 1
  • Falsos Dioses, por Graham McNeill.
    • Parte 3 - Capítulo 13
    • Parte 3 - Capítulo 14
    • Parte 3 - Capítulo 15
    • Parte 3 - Capítulo 16
    • Parte 3 - Capítulo 17
    • Parte 3 - Capítulo 19
  • Los Mil Hijos, por Graham McNeill.
    • Capítulo 6
    • Capítulo 15
    • Capítulo 16
  • La Era de la Oscuridad (Antología)
    • Pequeño Horus (Relato corto), por Dan Abnett.
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