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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Icono de esbozo Por orden de su Santísima Majestad, el Dios-Emperador de Terra. La Sagrada Inquisición declara este artículo En Construcción por Hispanus. Si encuentra algún problema o falta de devoción por su parte, notifíquelo, un acólito del Ordo Hereticus estará encantado de investigarlo.
369px-Captain Garviel Loken Portrait

Garviel Loken, Capitán de la 10ª Compañía de los Lobos Lunares

"Es el Emperador de la Humanidad, y ha guiado estoicamente a su gente a través de la espantosa época de las tormentas de Disformidad, durante la Era de los Conflictos, manteniendo con firmeza el gobierno y la ley del hombre. Es lo que se espera de él. Ha mantenido la llama de la cultura humana encendida durante el penoso aislamiento de la Vieja Noche; ha preservado aquel fragmento precioso y vital, y lo mantuvo intacto, hasta que llegara el momento en que la desperdigada diáspora de la humanidad volviera a establecer contacto. Me alegra que tal momento sea inminente ya. Mi alma da brincos al ver cómo las naves huérfanas regresan al corazón del Imperio. Todo está listo y aguardando. Todo se ha conservado. Acogerá a los huérfanos en su seno y entonces se iniciará el gran proyecto de la reconstrucción, y el Imperio de la Humanidad se extenderá de nuevo por las estrellas, como es su derecho inalienable."

Garviel Loken, sobre el Emperador

Garviel Loken fue el Capitán de la 10ª Compañía de los Lobos Lunares (más tarde Hijos de Horus) durante los últimos días de la Gran Cruzada hasta la Batalla de Istvaan III, la cual inició la Herejía de Horus. Acostumbraba con sus hermanos de batalla a relatar como Horus mató al Emperador, cuidadoso de asegurar que su audiencia comprendiera la ironía de sus historias. La tragedia de la muerte del Emperador, Loken siempre quería que sus oyentes la apreciaran. A pesar de ello, la historia de la muerte de Hastur Sejanus era la que fijaba la atención de sus camaradas.

Loken se convirtió en uno de los líderes de las facciones leales reunidas en Istvaan III de entre las Legiones de los Lobos Lunares, los Hijos del Emperador, los Devoradores de Mundos y la Guardia de la Muerte que rechazaron traicionar al Emperador de la Humanidad y servir a los Poderes Ruinosos del Caos.

Más tarde, fue reclutado en las ruinas acechadas por los no muertos de la Ciudad Coral por el Capitán de Batalla Leal Nathaniel Garro, anteriormente miembro de la Legión de la Guardia de la Muerte, para servir como uno de los Caballeros Andantes de Malcador el Sigilita.

Personalidad y amistades[]

Fue un Marine Espacial muy poco usual debido a su comportamiento pensativo, calmado y racional, al que Horus llamaba "el callado del Mournival". Aunque no era un hombre de muchas palabras, solía sorprender a aquellos que le rodeaban con la profundidad de su mente y su personalidad, algo inusual en alguien criado para la guerra. Igual que muchos miembros de su Legión, Loken nació en Cthonia, el antiguo Mundo Minero cercano a Terra donde Horus fue encontrado por el Emperador de la Humanidad en los primeros años de la Gran Cruzada. A diferencia de sus compañeros Astartes, Loken pasaba gran parte de su tiempo leyendo y estudiando antiguos escritos que le traía su amigo el Iterador imperial Kyril Sindermann del vasto Librarium de la Barcaza de Batalla Espíritu Vengativo. Fue el conocimiento obtenido de este estudio lo que le permitió reconocer la corrupción del Caos en Horus y en la mayor parte de su Legión. Fue su devoción a la verdad sobre todas las cosas, y su lealtad al Emperador, lo que al final le hizo oponerse a los que siguieron a Horus a la oscuridad.

Loken tenía muchos amigos dentro de la XVI Legión así como fuera de ella en los días anteriores al inicio de la Herejía, una cualidad muy poco usual para un Astartes, ya que los Marines Espaciales de los Lobos Lunares rara vez se daban cuenta de la presencia de los hombres y mujeres normales, a los que solían tratar despectivamente como "mortales". Se hizo amigo de los Rememoradores Mersadie Oliton e Ignace Karkasy. Oliton, una escritora, seguía a Loken y a menudo se reunía con él en su armería personal para recopilar sus experiencias en combate. Ignace Karkasy era un poeta que, después de tener problemas con el Ejército Imperial y ser apaleado casi hasta la muerte por expresar abiertamente su opinión acerca de la potencial inmoralidad de la conquista de mundos humanos por la Gran Cruzada, llamó la atención del Capitán. Loken lo respetaba por su inusual deseo de decir siempre la verdad, incluso cuando estaba en desacuerdo con sus propias conclusiones, y el Lobo Lunar lo patrocinó para que se quedase con la 63ª Flota Expedicionaria. Garviel Loken lo protegió aun cuando su poesía empezó a criticar abiertamente a los Astartes.

Otra figura importante en la vida de Garviel Loken fue el Iterador Kyril Sindermann, era miembro del cuerpo de propagandistas imperiales que acompañaban a cada una de las Flotas Expedicionarias de la Gran Cruzada para llevar a cabo la incorporación cultural de los mundos conquistados al Imperio extendiendo la Verdad Imperial (que, irónicamente, era realmente una mentira diseñada por el Emperador con el objetivo de debilitar el poder del Caos). Loken solía mantener profundos debates con él sobre una amplia variedad de temas intelectuales, incluyendo la religión, que había sido rechazada como una mera superstición por el racionalismo de la Verdad Imperial. Esta asociación, junto a la mantenida con Ignace Karkasy, le llevó a un conflicto con Horus y con el nuevo confidente del Señor de la Guerra, el Primer Capellán Erebus de la Legión de los Portadores de la Palabra, ya que el Primarca, a menudo manipulado por el corrompido Erebus, se volvió contra todos los Rememoradores que acompañaban la 63ª Flota Expedicionaria, creyendo que eran de poca utilidad en su guerra contra el Emperador, en especial cuando empezaron a difundir la verdad sobre la corrupción inducida por el Caos.

Historia conocida[]

640px-TheMournival

El Mournival

El coraje y la fuerza del Capitán Loken le hicieron convertirse en uno de los oficiales más importantes de los Lobos Lunares. Su amigo íntimo, el Capitán Tarik Torgaddon, fue su mentor en varios aspectos de su vida marcial y acabó por ser el responsable de que se convirtiese en un miembro del Mournival, el grupo de consejeros informales de la XVI Legión que servían a Horus como sus compañeros más cercanos. Fue introducido en el Mournival después de finalizar con éxito la campaña en Sesenta y Tres-Diecinueve. Loken también tuvo la distinción de ser el único miembro del Mournival que no era un "Hijo de Horus", es decir, no compartía rasgos faciales con el Señor de la Guerra. Como miembro del Mournival, adquirió el papel de "negativista", ofreciendo siempre contraargumentos hacia aquellos planes de Horus que consideraba que tenían alguna falta, y debería ser un consejero de naturaleza calma e imperturbable. Durante este período de tiempo disfrutó de una posición privilegiada dentro del círculo interior del Primarca.

Conflicto armado en 63/19[]

"Y así, guerreamos con nuestros hermanos, tan perdidos en la ignorancia."

Garviel Loke, Capitán de la 10ª Compañía de Lobos Lunares

Cuando los Lobos Lunares estaban realizando una misión de Acatamiento Imperial en el mundo de Sesenta y Tres-Diecinueve al final de la Gran Cruzada, una extraña voz apareció en los canales de comunicaciones usado por los Lobos Lunares, que en realidad pertenecía a un Demonio del Caos. Las barreras entre el Materium y el Inmaterium eran inusualmente finas en la región del planeta donde las últimas fuerzas rebeldes locales se habían atrincherado, aunque las fuerzas imperiales habían sido mantenidas deliberadamente ignorantes de la existencia del Caos o de los terribles peligros demoníacos del Inmaterium por el Emperador y sus Primarcas. La voz solo se identificó como "Samus" y advirtió en contra de la invasión de los Lobos Lunares. Estos rastrearon la fuente de la voz hasta una región montañosa del planeta. Mientras la Legión atacaba el bastión rebelde, el Sargento Xavyer Jubal, de la Escuadra Hellebore de la 10ª Compañía, fue poseído por Samus y transformado en lo que fue descrito por los testigos como un monstruo que atacó a sus hermanos Astartes. Después de un feroz enfrentamiento, el Capitán Loken fue capaz de derrotar y, en última instancia, aniquilar la mutada y degradada forma de Xavyer Jubal. Esta confrontación provocaría en Loken el principio de una profunda inquietud sobre si tal vez la Verdad Imperial estaba equivocada, al igual que todo lo que se le había enseñado sobre que la religión y lo sobrenatural no eran más que supersticiones justamente abandonadas por la Humanidad.

Refuerzos en Muerte[]

Después de los terribles acontecimientos en Sesenta y Tres-Diecinueve, los Lobos Lunares fueron enviados a reforzar a la Legión de los Hijos del Emperador en un planeta posteriormente conocido como Muerte en el Imperio, debido a la terrible ferocidad de los Megarácnidos que lo habitaban. Los Hijos del Emperador habían acudido a Muerte para investigar la desaparición de una Compañía de los Ángeles Sangrientos. Fue en Muerte donde Garviel Loken y Tarik Torgaddon conocieron al Capitán Saul Tarvitz de los Hijos del Emperador, con el cual crearon un fuerte lazo de hermandad.

Davin[]

La relación entre Garviel Loken y el Primer Capitán Ezekyle Abaddon fue siempre tensa, ya que la calma y reflexiva personalidad del Capitán de la 10ª chocaba constantemente con el temperamento volcánico y la ruda naturaleza de Abaddon. A pesar de esto, fueron juntos al lado de Horus mientras dirigía un ataque contra las fuerzas imperiales rebeldes de Davin. Cuando el Señor de la Guerra fue herido de muerte en combate por Eugan Temba, el antiguo Gobernador de Davin corrompido por Nurgle, que usó el Anathame Kinebrach para envenenar a Horus con una toxina de Nurgle que ni su sobrehumano sistema inmunológico podía superar, Loken se opuso completa y abiertamente a la idea de llevar a Horus a un templo davinita, conocido como el Templo de la Logia de la Serpiente, para que lo curasen unos chamanes que esencialmente eran Hechiceros del Caos. Mientras que Abaddon y Horus Aximand se opusieron a él en su desesperación por salvar a su Primarca por cualquier medio, Tarik Torgaddon se mantuvo de acuerdo con Garviel Loken pensando que una violación total de la Verdad Imperial solo llevaría a un daño mayor que la muerte del Señor de la Guerra. La división en el Mournival sobre este asunto casi llegó a las armas, pero al final Loken cedió a los deseos de la mayor parte de la Legión y decidió esperar y ver el resultado.

Esta actitud le costó la confianza no solo de dos de sus hermanos del Mournival, sino también del propio Horus, quien emergió de su sanación a manos de los Cultistas del Caos de la Logia de la Serpiente como una nueva persona, empujada por la envidia, el egoísmo, el odio hacia su padre el Emperador y el ansia de poder absoluto: un hombre que había entregado su alma a los Dioses del Caos a cambio de los poderes de la Disformidad. Fue en esta época, después del duelo de Horus con la muerte, cuando los Lobos Lunares fueron renombrados como los Hijos de Horus para reforzar claramente la autoridad del Señor de la Guerra sobre todos sus hermanos Primarcas.

Atrocidad de Istvaan III[]

Ahora que había caído bajo la seducción del Caos, Horus escogió Istvaan III como el lugar donde deshacerse de todos aquellos miembros de los Hijos de Horus, los Hijos del Emperador, los Devoradores de Mundos y la Guardia de la Muerte que no podía confiar en que le seguirían o servirían a los Dioses del Caos en su nuevo objetivo de destronar al Emperador y gobernar él mismo la Galaxia. Garviel Loken y Tarik Torgaddon, así como alrededor de un tercio de los Astartes de las cuatro Legiones, fueron juzgados como Leales al Emperador y enviados a la superficie de Istvaan III con el pretexto de sofocar una rebelión contra el Imperio de la Humanidad encabezada por un Gobernador corrompido por Slaanesh, solo para ser masacrados por un bombardeo vírico lanzado por la flota en órbita del Señor de la Guerra. Una advertencia de último minuto sobre la inminente traición, llevada a cabo por su amigo el Capitán Saul Tarvitz de los Hijos del Emperador, proporcionó a parte de las fuerzas Leales el tiempo suficiente para buscar refugio y así sobrevivir a la consiguiente plaga vírica y a la tormenta de fuego que la siguió, matando a los ocho mil millones de habitantes del planeta. A pesar de la advertencia de Tarvitz, al menos un tercio de los Leales no llegaron a tiempo a los refugios, o salieron demasiado pronto de ellos creyendo que el ataque había concluido y murieron en la ignición de los nocivos gases liberados por los cuerpos de las víctimas del virus.

Loken vs abaddon Istvaan herejía

Abbadon y Loken enfrentándose en las ruinas de la Ciudad Coral

Con la traición de Horus, los supervivientes Leales de la XVI Legión, bajo el mando de Loken y Torgaddon, tomaron de nuevo el nombre de Lobos Lunares para simbolizar su ruptura con los Hijos de Horus, al tiempo que luchaban abiertamente contra las Legiones Traidoras del Señor de la Guerra. Combatieron usando una estrategia defensiva con la intención de desangrar a los Traidores durante meses y permitir que la noticia de la traición de Horus llegase al Emperador. Consiguieron resistir en Istvaan III durante casi dos meses antes de la batalla final, en la cual Horus Aximand y Abaddon viajaron a la superficie para enfrentarse a sus dos antiguos hermanos del Mournival cara a cara. Garviel Loken luchó valientemente contra Abaddon, pero fue herido de gravedad y abandonado en el bombardeo orbital final del planeta por la flota del Señor de la Guerra, la cual puso fin a la resistencia Leal.

De todas formas, ya fuera por algún giro del destino o por la voluntad del Emperador, Garviel Loken no murió durante el bombardeo. Meses más tarde, mucho después de que la flota de Horus se marchase para enfrentarse a las tropas Leales en la Masacre del Desembarco en Istvaan V, donde cuatro Legiones más declararon abiertamente su alianza con el Caos y Horus, Loken consiguió salir de los escombros de la Ciudad Coral, la capital de Istvaan III. Desgraciadamente, la mente del antiguo Capitán había sido destrozada por el trauma de la traición y por sus heridas, con lo que perdió su memoria y su identidad. En su lugar, tomó una nueva personalidad y se llamó a sí mismo Cerberus, como el perro guardián del Inframundo de las antiguas leyendas terranas, ya que pensaba que la muerte lo había rechazado. Durante un año estuvo dando caza a los últimos supervivientes de la traición entre las ruinas de Istvaan III (quienes le tomaron por un "monstruo"), pensando que era el último Marine Espacial Leal de la Galaxia.

Cerberus[]

Garviel Loken Nathaniel Garro Caballeros Andantes Malcador Neil Roberts ilustración

Loken, Caballero Andante de Malcador.

Esto cambió cuando el Capitán de Batalla Nathaniel Garro, antiguamente miembro de la Legión de la Guardia de la Muerte y en ese momento un Marine Leal en servicio especial al Emperador, regresó al planeta tras su huida en la Fragata imperial Eisenstein, con la intención expresa de buscar a Garviel Loken y reclutarlo para la organización que Malcador el Sigilita tenía intención de fundar bajo las órdenes del Emperador, la cual se convertiría más tarde en la Inquisición. Encontró unos cuantos supervivientes que hablaron de una bestia que los cazaba. Decidido a acabar con eso, Nathaniel Garro fue a la guarida de la llamada bestia de Istvaan III, donde descubrió el viejo cadáver de Tarik Torgaddon y fue atacado por el desastrado y casi psicótico "Cerberus". Después de una larga batalla, durante la que Cerberus consiguió escapar, Garro y sus compañeros descubrieron que los humanos "supervivientes" al bombardeo vírico eran en realidad anfitriones demoníacos que habían sido transformados en Zombies de Plaga de Nurgle cuando la oleada de muerte había debilitado las barreras entre el Immaterium y Istvaan III, permitiendo que la influencia del Señor de la Plaga se extendiese sin oposición. Garro y los Astartes Leales consiguieron derrotar a esas horribles criaturas con la ayuda de Cerberus, pero una vez los no-muertos fueron destruidos, Garro y Cerberus volvieron a enfrentarse en un combate mortal.

Durante esta batalla final, Garro logró atravesar la amnesia y la conciencia fracturada de Cerberus hasta alcanzar el núcleo del buen hombre que permanecía en lo profundo de su psique, recordándole quién era realmente, y que el Emperador todavía tenía un uso para él en la erradicación de la corrupción que manchaba el Imperio. Consciente de su verdadera identidad una vez más, Garviel Loken se unió a Garro y a su equipo. Con el equipo ahora completo, Garro y Loken dejaron Istvaan III para recibir su primera misión de Malcador el Sigilita.

Lealtad puesta a prueba[]

Loken fue llevado a la Ciudadela de Somnus, en Luna como si fuese una cosa miserable y rota; un loco que Nathaniel Garro había rescatado de las ruinas de Istvaan III. No fue hasta mucho después que Loken comprendió que había estado más cerca de la muerte durante los  interrogatorios que le hicieron que en cualquier otro momento de su vida, ya que estos hombres que lo interrogaron no vinieron con espadas, pernos o bombardeos orbitales; vinieron con dudas, miedo y sospecha.

¿Se podía confiar en él? ¿Podría alguien, incluso un marine espacial, haber sobrevivido a lo que él sobrevivió? ¿Lo habían dejado en las ruinas sus enemigos para que Garro lo encontrara? ¿Fue Garviel Loken una bomba de tiempo dejada por Horus, preparado para engancharse a las filas imperiales solo para causar estragos incalculables en los días venideros?

Nadie lo sabía con certeza, pero hombres poderosos habían hablado por él: Garro y Malcador con certeza y, sospechaba Loken, el Primarca Rogal Dorn, el mismísimo Pretoriano de Terra. Pero otros, quienes nunca supo sus identidades, lo declararon un peligro, un espía potencial del Señor de la Guerra o algo peor.

Lo que siguió fue un período indeterminado de dolor y miseria que sufrió su cuerpo y las profundidades de su mente para buscar respuestas a esas preguntas. Que aún viviera no se veía como algo definitivo; simplemente que sus interlocutores no habían encontrado nada lo suficientemente condenatorio como para ir en contra de los deseos del Regente de Terra y el Pretoriano de armadura dorada del Emperador.

Una misión hacia Caliban[]

Garviel Loken, ahora uno de los Caballeros Errantes de Malcador, fue enviado por el Sigillita en su primera misión al mundo natal de los Ángeles Oscuros, Caliban, junto a su antiguo compañero de los Lobos Lunares, Iacton Qruze. Su misión vital requería que los Caballeros Errantes determinaran tanto las fortalezas de la I Legión como la lealtad a su Primarca Lion El'Jonson.

Infiltrándose en la fortaleza-monasterio de los Ángeles Oscuros de Aldurukh, Loken permitió que los Ángeles Oscuros lo capturaran. Encadenado y atado, pronto se encontró siendo interrogado por el regente de Caliban, Luther. Al identificarse a sí mismo solo como "Cerberus", Luther aún podía determinar con precisión el estado de su cautivo como un ex Lobo Lunar basándose únicamente en su acento cthoniano. El captor de Loken mencionó su experiencia previa luchando junto a los Lobos Lunares tanto en Cardensine como en Zaramund, lo que provocó que Loken experimentara flashbacks de esos momentos.

Después de estudiar más a la luz de las antorchas, Luther reconoció a Loken, pero solo vagamente, ya que aún no estaba seguro de la identidad de su cautivo. Luther le preguntó a Loken por qué una Legión estaría espiando a otra, lo que le mostró a Loken que el Regente de Caliban todavía ignoraba lamentablemente los eventos más amplios de la Herejía que actualmente asolaban la galaxia. Aunque deseaba decirle a Luther toda la verdad, sintió que Caliban estaba rodeado de oscuridad. Insatisfecho, Luther se despidió de la celda de Loken.

El Caballero Errante se enfrentó entonces a una pequeña figura encapuchada en su celda: un Vigía en la Oscuridad. A través de la telepatía, la criatura xenos le dio a Loken una pequeña fracción de sus habilidades para sentir los sentimientos de Luther. La criatura no ofreció una explicación sobre su presencia y, en cambio, lo liberó de su encarcelamiento. Quería que Loken le explicara tanto a Dorn como al Sigillita lo que había presenciado: que Luther ignoraba los acontecimientos más amplios de la Herejía, que era ambicioso y sentía resentimiento hacia el León.

Esto solo complicó la misión de Loken, ya que Terra no tenía ni idea de las verdaderas lealtades del León. Durante su escape, Loken fue descubierto por una figura misteriosa que se había acercado sigilosamente a él y le había puesto la hoja de su espada en la garganta. Sorprendiendo al Caballero Errante, la figura dijo el nombre de Loken. Explicó que él era el Lord Cypher y procedió a ayudar a Loken en su escape.

Cuando se encontraron con un centinela solitario de los Ángeles Oscuros, Cypher ordenó al guardia que se detuviera para que Loken lo sometiera. Desafortunadamente, esto no fue suficiente, y Qruze mató metódicamente al guardia a sangre fría.

Enfurecido por la cruel indiferencia de Qruze, Loken reprendió al Caballero Errante mayor por la necesidad de una acción tan brutal, explicando que con la muerte de este Ángel Oscuro, ahora podría inclinar la balanza de su lealtad contra el Imperio. El guerrero veterano descartó las dudas de Loken y explicó que el centinela no era el primer sirviente leal del Imperio que había matado, ni sería el último.

Con la ayuda de Cypher, los dos Caballeros andantes lograron escapar de la mazmorra de la fortaleza-monasterio de los Ángeles Oscuros. A pesar de que la pareja de Caballeros Errantes fracasó en su misión original, tal vez habían encontrado algo más grande: un recluta potencial en forma de Cypher.

El Ángel Oscuro estaba al tanto de los eventos más amplios de la galaxia, pero explicó que los eventos en Caliban eran complejos. Qruze le ofreció a su viejo camarada la oportunidad de convertirse en uno de los agentes de Malcador, pero finalmente, Cypher rechazó su generosa oferta, ya que continuaría sirviendo en las sombras, leal al Emperador, pero olvidado y desconocido.

Lunar Mendax[]

Habiendo fallado en su misión, Loken regresó a la Ciudadela de Somnus en Luna, la fortaleza-monasterio de las Hermanas del Silencio. Ya evaluado del resultado de la misión por medios astropáticos, el Primarca de los Puños Imperiales, sin embargo, se tomó el tiempo del desmantelamiento y reamamento del palacio de su padre en preparación para la inminente invasión de Horus para escuchar las malas noticias de Caliban de primera mano.

Loken había visto la esperanza de Rogal Dorn de que el medio imperfecto de comunicación astropática había pasado por alto algún matiz sutil en el informe de Qruze, alguna señal de que se podía contar con los guerreros de Caliban para unirse al estandarte del Emperador. Dorn regresaría a Terra sin saberlo, y el corazón de Loken se había roto al decepcionarlo.

Loken no tenía tiempo para las medias verdades y el subterfugio del Sigillita. Ya no quería participar en sus esquemas dentro de esquemas. Aunque Loken había sobrevivido a los horrores que experimentó en Istvaan III, era un hombre cuya cordura era solo una máscara para cubrir el verdadero horror de lo que estaba sucediendo debajo de la superficie. Después de Caliban y el desastroso intento de conocer la verdadera lealtad de los Ángeles Oscuros, Loken se retiró a su propio pequeño mundo de aislamiento, pero las primeras grietas en lo que otros creían que era su cordura comenzaron a mostrarse cuando vio a su antiguo hermano de batalla Tarik Torgaddon.

La visita de un viejo amigo[]

Loken se había acostumbrado a pasar la mayor parte del tiempo dentro de un biodomo lunar abandonado y en desuso. El anterior custodio de este biodomo había permitido que creciera de forma silvestre, descuidando la tarea de deshierbe y mantenimiento prudentes. Más tarde se enteró de que era el antiguo dominio de una Hermana del  Silencio, muerta hace mucho tiempo en Prospero, y nadie había asumido sus deberes en el biodomo, ya que el mantenimiento de un espacio que existía como puramente estético se consideraba un desperdicio.

Dedicó su tiempo a cuidar un pequeño jardín. Criado para matar, sin importarle, le dio a Loken una sensación de la maravilla de la creación. También le dio una pequeña sensación de paz, ya que era un guerrero nacido y criado, forjado en los laboratorios genéticos del Emperador. Esa palabra, paz, no tenía sentido para él, ya que desde que podía recordar, nunca había conocido ningún estado de ser que pudiera equipararse con el concepto. La locura que casi lo consumió en Istvaan III había dejado cicatrices que tardaron en sanar y rápidamente estallaron en un dolor agudo.

Loken había encontrado el biodomo por casualidad, mirando distraído a través de la ventana de cristal de arena del transbordador orbital que lo llevaba de regreso a Luna. Había pasado el viaje de regreso del fiasco de Caliban en un silencio contemplativo, aislándose de la tripulación de la nave sin nombre que se coló en el dominio de los Ángeles Oscuros antes de escabullirse como un ladrón frustrado.

El abyecto fracaso de la misión pesaba mucho sobre Loken, y había luchado con su parte durante las largas y frías noches en el oscuro corazón de la nave. Era un guerrero que le había dado la espalda a la guerra, un hombre sin colores o una Legión para llamar suya. En lo más profundo de su desesperación, se había creído una legión de uno. Nathaniel Garro le había demostrado que ese ya no era el caso. Ya no luchaba solo, pero no le importaban los guerreros que estaban con él. La hermandad de su vida anterior no era más que un recuerdo fantasmal ahora.

Un día, mientras cuidaba su jardín, fue visitado por un individuo misterioso. Tenía la masa de un legionario, aunque Loken no pudo reconocer de inmediato quién era, aunque su apariencia le resultaba tremendamente familiar. Una mano fría apretó los corazones de Loken cuando los rasgos previamente desconocidos del hombre se convirtieron en los de un hermano de una vida anterior: era su Hermano de Batalla, Tarik Torgaddon, muerto hace mucho tiempo. Al principio, Loken creyó que este llamado "Torgaddon" era un producto de su imaginación, algún recuerdo que su mente dañada había evocado.

Pero a medida que Loken seguía hablando con él, más estaba convencido de que de hecho era su viejo amigo. Torgaddon ayudó a desbloquear los recuerdos olvidados de las sinapsis fracturadas de Loken. Mientras Loken miraba el jardín, lo reconoció por lo que era: era una réplica del jardín acuático donde había hecho el Juramento de Mournival. Torgaddon le recordó lo que había prometido cuando hizo este juramento sagrado: servir al Emperador por encima de todos los Primarcas. Para defender la verdad del Imperio del Hombre, sin importar el mal que lo asaltara. Mantenerse firme contra todos los enemigos, extranjeros y domésticos.

Loken había jurado ser fiel a los ideales del Mournival. Estaba casi abrumado por la oleada de recuerdos reprimidos. Loken lo recordaba todo: la guerra en Muerte, la sangre derramada por malentendidos sobre el mundo natal de los Interex; el horror de Davin; la matanza de la tecnocracia auretiana; y la monstruosa traición final a Istvaan III. Él había sabido todo esto, siempre lo había sabido, pero había encontrado una manera de mantenerlo encerrado en las profundidades de su mente. Pero no importa cuánto había intentado olvidar, no pudo.

Torgaddon le recordó que era un lobo lunar y que nada era más peligroso que un lobo acorralado. Un hombre puede tener el control de la acción solo, pero nunca tuvo control sobre los frutos de esa acción. Le dijo a Loken que tomara el control de sus acciones. Antes de partir, Loken le preguntó a Torgaddon si era real o no, a lo que el otro legionario no pudo responder fácilmente.

Torgaddon no tenía una explicación, se sentía real, pero pensó que algo terrible le sucedió después de su muerte. Loken preguntó qué podía ser peor que morir. Torgaddon aún no lo sabía, pero estaba seguro de que Loken era el único que podía deshacerlo. Después de impartir su advertencia, Torgaddon se fue.

Pronto, otro visitante se acercó a Loken, esta vez, uno de sus compañeros Caballeros Errantes, Iacton Qruze. Trajo una citación del propio Malcador. Revitalizado por la visita de Torgaddon, Loken estaba listo para partir para emprender lo que fuera necesario de él.

Esencialmente, la visita de Torgaddon había conmocionado a Loken de vuelta a la realidad, devolviéndole una sensación final de sí mismo como herido, pero no roto. Aunque fue a Terra para reunirse con Malcador, en el fondo a Loken todavía le preocupaba que el daño causado en su mente lo dejara indigno de confianza. Pero todavía estaba dispuesto a servir lo mejor que pudiera y preparado para recibir su próxima misión de manos del Sigillita.

Asalto a la Espíritu Vengativo[]

Después de su llegada a Terra, Malcador el Sigillita, junto con Leman Russ, el Primarca de los Lobos Espaciales, conspiraron con Loken para tramar un plan de lo más audaz: enviar un escuadrón de Caballeros Errantes para infiltrarse en la nave insignia de Horus, el Espíritu Vengativo. en ese momento en órbita del mundo de Molech. Los Caballeros andantes tenían la tarea de preparar el camino para un abrumador asalto de los Lobos Espaciales a la nave. Sería dirigido por el propio Rey Lobo y su objetivo sería matar al Architraidor.

El Sigillita encargó a Loken esta misión vital y se le permitió seleccionar a los miembros de su propio escuadrón. El ex Lobo Lunar reclutó a nueve de sus compañeros Caballeros Errantes, incluidos: Tylos Rubio, Macer Varren, Iacton Qruze, Rama Karayan, Ares Voitek, Altan Nohai, Callion Zaven y Tubal Cayne. A instancias de Leman Russ, también envió a uno de sus propios hijos, Bror Tyrfingr, a convertirse en miembro de los Caballeros Errantes del Sigilita.

Loken también intentó reclutar a su compañero lobo lunar, Severian, pero se negó a unirse a la misión, una que sintió que era una perspectiva condenada. Más tarde, cuando los Caballeros Errantes se prepararon para partir de Terra, Severian cambió de opinión y se unió a ellos después de todo.

Utilizando la nave furtiva Tarnhelm, tecnológicamente avanzada, y guiada por los sensores avanzados y la planificación estratégica de Tubal Cayne, el escuadrón pudo infiltrarse con éxito en la nave insignia del Señor de la Guerra sin ser detectado.

A medida que se adentraron en las entrañas del enorme Acorazado clase Gloriana, Bror Tyrfingr dejó runas Futharc en varios puntos de la nave para guiar un futuro asalto de los Lobos Espaciales. En poco tiempo, la presencia de los Caballeros andantes no pasó desapercibida, ya que encontraron varias bolsas de resistencias en todo el enorme buque de guerra.

Algunos de los Caballeros Errantes murieron durante estas escaramuzas, y el resto del escuadrón fue capturado y llevado a la Corte de Lupercal, ante el propio Señor de la Guerra. Horus intentó tentar a Loken para que se reuniera con él y, aunque tentado por la oferta de su padre, el incondicional Caballero Errante desafió a su antiguo Primarca, recordando sus sagrados juramentos de servir al Emperador por encima de todos los demás.

La confrontación entre padre e hijo permitió a los compañeros Caballeros de Loken volverse contra sus captores. Varios más del escuadrón de Loken murieron en la lucha posterior cuando los Caballeros Errantes lograron escapar cuando el Tarnhelm disparó por las ventanas de la cámara de audiencias, succionándolos hacia el vacío donde la nave furtiva los rescató del vacío.

Varren, Voitek y un superviviente de los Ultramarines rescatado de la superficie de Molech, el centurión Proximo Tarchon, fueron puestos en coma curativo inducido mientras Rubio se recuperaba de la terrible experiencia. En el camino de regreso a Terra a bordo del Tarnhelm, tanto Bror Tyrfingr como Severian convencieron al líder de su escuadrón de que el fracaso de la misión no fue culpa de Loken.

Batalla de la Montaña Blanca[]

Luego, Loken regresó a Terra, donde durante los últimos días de la Herejía de Horus antes del Asedio de Terra, Loken, junto con Nathaniel Garro, Macer Varren, Vardas Ison y Helig Gallor estaban entre los Caballeros Errantes asignados para sofocar los brotes del Caos que estaban ocurriendo en todo el Mundo del Trono en preparación para la invasión de Horus.

Loken fue asignado para supervisar el proyecto iniciado por el Sigillita en la Montaña Blanca. La Montaña Blanca era una antigua fortaleza subterránea ubicada en una región irradiada y árida de Terra. Malcador el Sigilita había ordenado que un grupo de Hermanas del Silencio que habían sido capturadas y torturadas por las fuerzas del Caos y luego recuperadas por los Leales fueran retenidas allí mientras sus investigadores buscaban determinar qué se les había hecho.

De hecho, las Hermanas alteradas eran simplemente parte de un complot de los Traidores para asesinar al Sigilita al activar un comando mental subliminal que había sido incrustado psíquicamente en la mente de Tylos Rubio por el Primer Capellán de los Portadores de la Palabra, Erebus. Rubio era uno de los Caballeros Errantes de Malcador que había luchado en la Batalla de Calth, donde se habían realizado los cambios ocultos en su mente. La trama se inició cuando la Montaña Blanca fue atacada por los Cultistas del Caos y el demonio de Nurgle conocido como el Señor de las Moscas.

Loken y los otros Caballeros Errantes fueron desplegados en las laderas de la fortaleza para lidiar con el asalto, mientras que el condicionamiento mental de Rubio fue provocado por las Hermanas del Silencio mantenidas dentro de las celdas de detención de la Montaña Blanca. Rubio atacó a Malcador mientras el Sigilita estaba privado de sus poderes psíquicos debido a la tecnología anti-psíquica de la fortaleza. El Sigillita logró contener el ataque usando su campo de conversión oculto y luego despojó psíquicamente el condicionamiento mental de la mente de Rubio.

En las laderas de la Montaña Blanca, Loken, Garro y los otros Caballeros Errantes lograron derrotar el asalto del Caos, aunque Macer Varren fue herido de muerte y luego poseído por el Señor de las Moscas, que atacó a los camaradas del Devorador de Mundos. Pero el Astartes poseído se congeló cuando se enfrentó a Loken, quien trató de recordarle su amistad y quién era él, un hombre que nunca fue dominado ni controlado por nada tan asqueroso como un demonio del Caos.

La intervención de Loken convocó una chispa del antiguo desafío de Varren, y el Devorador de Mundos encontró la fuerza de voluntad para hacer retroceder el asalto del demonio y destruirse a sí mismo usando un par de granadas que arrancó de la armadura de Loken. El dominio del demonio sobre el espacio real fue finalmente destruido por el propio Sigillita, que había llegado al exterior de la montaña y usó sus habilidades psíquicas restauradas para quemar al demonio y las moscas de la plaga restantes hasta convertirlas en cenizas.

Crius[]

Poco después del final de la batalla por la Montaña Blanca, Loken y otros ocho Caballeros Errantes fueron llevados a una cámara en las profundidades del complejo del Palacio Imperial. Allí se reunieron con el Emperador mismo, quien reveló que los nueve Astartes estaban destinados a convertirse en los fundadores de una nueva orden de Marines Espaciales que combatirían los horrores de la Disformidad para mantener a la humanidad libre de la influencia del Caos.

Pero para unirse al nuevo orden, cada uno de los astartes elegidos tenía que estar dispuesto a dejar atrás su pasado y todo lo que una vez había sido, y empezar de nuevo. Cada uno tomaría un nuevo nombre e identidad al convertirse en los líderes del nuevo orden.

Loken estaba destinado a convertirse en "Crius", uno de los Grandes Maestros fundadores de lo que más tarde se conocería como los Caballeros Grises, pero al ver al Emperador en persona por primera vez, se dio cuenta de que este destino no era suyo. Rechazó la nueva identidad ofrecida por Malcador y regresó a la superficie. No estaba dispuesto a entregar su pasado, porque necesitaba enfrentarse a los Hijos de Horus una vez más y vengarse de la traición del Señor de la Guerra en la terrible batalla del Asedio de Terra que se avecinaba.

Armamento[]

Garviel Loken solía ir armado con servoarmadura con halo de hierro, una espada modelo con filo de sierra, y granadas de fragmentación y perforantes.

Miniatura[]

Galería[]

Fuentes[]

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