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Khorne medio sin fondo

Cerberus el Rebañacráneos, mascota de los Poderes Ruinosos, patrocina este espacio para honrar a sus demoníacos señores. Pulsa sobre él y te introducirá en los misterios del Caos.

¡Sangre para el Dios de la Sangre! ¡Visitas para los artículos del Caos!

"Ahora era testigo directo de lo que eran capaces de hacer los sirvientes fanáticos de una causa oscura, hombres decididos a morir sin vacilaciones"

Gregor Eisenhorn. Inquisidor de la Ordo Xenos
Caos cultistas de khorne

Cultistas del caos en pleno levantamiento.

Los Cultistas del Caos (Chaos Cultists en inglés) son humanos que han jurado lealtad a los Dioses del Caos y viven ocultos entre la población imperial planeando, urdiendo y maquinando para cuando llegue su momento u oportunidad, atacar y esclavizar a la población en la adoración a los Poderes Ruinosos.

Aunque los Marines Espaciales del Caos les ven como poco más que insectos reemplazables, los Cultistas del Caos luchan con un fervor desesperado para conseguir el favor de sus maestros.

Descripción[]

Gestación[]

"¡Esta era mi mano! Fue arrancada de mi muñeca hace tres diezmos por los dientes de una prensa de forja. Nuestros opresores cauterizaron mi muñón cortado para que pudiera permanecer en mi puesto sin desangrarme hasta morir. ¡Pero mirad mi mano ahora, hermanos y hermanas! Ha vuelto a crecer, y con más dedos de los que nunca pudiera haber esperado. Es una bendición del Gran Salvador, y bendiciones como esta pueden ser también vuestras. Todo lo que se os pide es fe."

Grekk Ojo Rojo, Sermón en la Letrina
Caos marca hydra legion alfa

Marca de la Hydra, símbolo de la Legión Alfa

Las grandes masas de habitantes del Imperio han colonizado la galaxia de un extremo al otro. Trillones de seres trabajan día y noche en un universo cada vez más hostil. Miles de enormes ciudades colmena se ven desbordadas a causa de la superpoblación, densos complejos de habitáculos se extienden por todos los continentes, y los mundos industriales siguen en funcionamiento gracias a los esfuerzos de innumerables trabajadores que se afanan bajo la mirada de acero de sus despóticos amos. Sin embargo, los adeptos del orden establecido no pueden estar en todas partes a la vez.

La dureza de la vida diaria en el Imperio fomenta la desesperación y el resentimiento hasta en los corazones más aguerridos y un régimen tan restrictivo y opresivo es un terreno fértil para la insurrección, encontrando siempre quien fomente ese descontento para sus propios y oscuros fines. Frente a la desesperanza, muchos se ven influenciados por historias susurradas que hablan de los Dioses del Caos y de las recompensas otorgadas a sus seguidores. Tal inimaginable poder es tentador para los que no tienen nada, y ponen a muchos en el camino de la perdición puesto que, después de todo, incluso un hombre que no tiene nada puede traficar con su alma. La rebelión se gesta en el submundo de casi todos los mundos civilizados, un incendio a la espera de una chispa. Cuando las llamas de la herejía prenden, el Caos les sigue.

El Ordo Hereticus señala que los cultistas pueden provenir de casi cualquier estrato social: soldados psicóticos, pandilleros de colmena, asesinos, nobles decadentes, desertores de la Guardia Imperial, pseudohumanos perseguidos y mutantes que viven en las cloacas, todos ellos se consagran al Caos con tal de mejorar su suerte. Normalmente, los cultos comienzan a crecer desde lo más profundo de la estructura de los mundos imperiales, impulsados por las profanas predicaciones de los demagogos tocados por el Caos.

Aunque muchos de estos cultos son descubiertos y erradicados por el Ordo Hereticus o el Adeptus Arbites, los vigilantes del Imperio no tienen ojos en todas partes, y muchos de ellos florecen. Los Cultistas se esconden a la vista, sus ropas grises cubren los tatuajes y símbolos dedicados a los poderes destructivos que han tallado en su propia carne. Su número continúa aumentando con el tiempo, hasta que el culto ha infectado a grandes porciones de la sociedad del planeta y un sentimiento colectivo de destino les da un propósito a sus miembros. Comienzan a reunir armas en escondites secretos, robando a las fuerzas de defensa planetaria y fabricando herramientas improvisadas con las que pueden cortar y golpear. Algunos incluso reciben visiones que revelan métodos para crear armas rudimentarias pero efectivas.

Compañías enteras de estos harapientos se reúnen en torno a los demagogos que llegan, pues la vida cotidiana de un ciudadano imperial suele ser tan desesperada que ni siquiera el asomo de un nuevo orden les resulta embriagador. A medida que se acerca la hora de su juicio final, los sirvientes más fieles son marcados con horribles mutaciones, y los miserables que contemplan estos dones ofrecen voluntariamente sus almas a los Dioses Oscuros. Cuando estalla una guerra abierta, las pandillas de cultistas irrumpen en la batalla armados con escopetas, e incluso ametralladoras primitivas y lanzallamas industriales. A pesar de lo tosco de sus armas, los cultistas del Caos a menudo son capaces de abatir a un enemigo superior gracias al peso de su número y a su fuerte deseo de destrozar las entrañas del Imperio. De lo que no se dan cuenta los cultistas es de que los carismáticos líderes que les prometieron una eternidad de grandeza malgastarían las vidas de sus seguidores sin pensarlo.

Aunque la mayor parte de los cultos del Caos están integrados por la escoria de la sociedad, es posible encontrar cultistas de muy diversos orígenes. Los ricos barones mercantiles, la arrogante nobleza y muchos otros que manejan poder e influencia pueden verse atraídos a buscar más o a ahondar en sus vicios más sucios. Así, muchas veces la corrupción de un planeta se extiende desde sus cúpulas y rascacielos.

Incluso los más devotos pueden caer en la tentación del Caos, pues muchas veces el caminon a la perdición está pavimentado de buenas intenciones. La mala interpretación de un dogma religioso puede llevar a grupos enteros desde la adoración de un santo desconocido a la de una entidad demoníaca. Existen varios cultos a la muerte sancionados (o, al menos, tolerados) que rinden culto al Dios Emperador a través de sangrientas ejecuciones de herejes, y muchos de estos se deslizan hacia el Caos con una mínima variación de sus ritos. Puede ocurrir, incluso, que un sacerdote se aleje de la luz del Emperador y predique a sabiendas un dogma que, aunque bajo una apariencia de fe imperial, se trate en realidad de exaltaciones a los Dioses Oscuros.

Con todo, aunque algunos caigan en las garras del Caos sin saberlo, la mayoría lo hacen por obtener algo a cambio, ya sea poder, una mejoría en su calidad de

Revelación[]

Pacto Sangriento Caos Cultistas Warhammer 40k Wikihammer

Finalmente, cuando las fuerzas invasoras de Marines Espaciales del Caos se acercan a su mundo, la presencia de los Cultistas es revelada. En una violenta explosión de ira reprimida, caen sobre aquellos con quienes han vivido toda su vida. Nadie se libra de su retorcida furia, y siembran grandes franjas sangrientas a través de los bloques de habitáculos y los distritos de los manufactorums, cantando blasfemias y paradójicos juramentos en su estallido de violencia. Piras gigantescas son encendidas en el nombre de los Dioses Oscuros, y bajo su ardiente luz, los Cultistas continúan destrozando y mutilando a aquellos que aún son leales al Imperio.

Los alzamientos de cultistas están normalmente dirigidos por las Congregaciones Oscuras, formadas por los demagogos que incitan y dirigen al culto y sus guardaespaldas y protectores, elegidos entre los guerreros más devotos del culto.

Los regalos recibidos por la mayoría de cultistas son tan extraños como los otorgados a los Marines Traidores: un devoto favorecido podría tener músculos de acero, o tentáculos con ventosas en lugar de lengua, o la cabeza con cuernos de una bestia embrutecida. Todos entrenan sus mentes y cuerpos para el día en que el favorito de los Dioses les llevará a un futuro oscuro y glorioso, un día en el que puedan levantarse contra el odiado orden del Imperio y hacer arder la galaxia.

La mayoría de los cultistas vivirán una existencia de miserable desesperación, miseria y dolor bajo la sombra de sus nuevos y crueles amos. Sin embargo, los pocos que reciben dones de los Dioses refuerzan el deseo de las masas, pues se les considera como poseedores de un poder más allá de toda comprensión mortal.

Junto a las masas de Cultistas avanzan mutantes y abominaciones surgidas de los poderes del Empíreo. A aquellos Cultistas que han sido mutados más allá de lo normal se les conoce como Cultistas Malditos y Tormentos, y son fácilmente reconocibles por sus mutaciones descontroladas.

Armamento[]

Las escuadras de cultistas del Caos se componen de entre 9 y 34 cultistas y un Campeón del Culto, que van armados con armaduras improvisadas, pistolas automáticas y cuchillos de combate. Cualquier cultista puede cambiar su pistola por un rifle automático, y uno de cada diez puede cambiarla por una ametralladora pesada o un lanzallamas. El Campeón puede tener además una escopeta. La escuadra puede haber recibido la Marca de Khorne, Tzeentch, Nurgle o Slaanesh.

Estas armaduras improvisadas, creadas a partir de harapos, piezas saqueadas y placas de metal planchado, las armaduras de los Cultistas del Caos ofrecen poca protección.

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Galería[]

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Fuentes[]

  • Codex: Marines Espaciales del Caos (6ª Edición).
  • Codex: Mil Hijos (8ª Edición).
  • Shadow War: Armageddon. Kill Team.
  • Kill Team: Cenizas de Fe, pp. 18 - 23.
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