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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Cthonia fue el mundo natal de los Lobos Lunares, posteriormente conocidos como los Hijos de Horus, y actualmente como la Legión Negra. Aquí aterrizó y se crió el Señor de la Guerra Horus Lupercal, el primer Primarca descubierto por el Emperador

Historia[]

Orígenes[]

Cthonia era un mundo de dura roca, taladrado por túneles y ciudades subterráneas como por un ejército de gusanos, que orbitaba una estrella azul furiosa y moribunda en medio de un Sistema por lo demás deshabitado. Colonizado en un pasado perdido, Cthonia era un mundo rico en recursos que había sido destripado a lo largo de miles de años hasta quedar convertido en un cascarón hueco. Sus redes de minas habían producido antaño minerales adamantinos, gemas y polvo cristalino en grandes cantidades, usados como alimento para la Era Oscura de la Tecnología. Cosechando estas riquezas la Humanidad había excavado cada vez más hondo en la corteza de Cthonia, y cubierto su superficie con costras de colmenas procesadoras que acabaron por derrumbarse y hundirse en las interminables cavernas que había bajo ellas. A medida que las minas se hundían cada vez más en las profundidades, se convirtieron en un eco del infierno de las leyendas: el aire estaba lleno del olor del azufre y de puro calor, los rostros de las bandas de trabajo quedaban iluminados por el brillo de las rocas que picaban. La muerte llegaba fácilmente en Cthonia y tenía muchas caras: una brecha de magma en un túnel minero, un terremoto que se tragaba una colmena, una bolsa de gas venenoso que se filtraba por los pasadizos. Incluso en sus mejores tiempos, había muchas formas de morir, pero las colmenas de Cthonia rebosaban de habitantes que vivían brevemente entre el calor de las minas o el ambiente cargado de polvo de las plantas procesadoras.

¿Quiénes eran los amos de este mundo infernal? ¿Quién se alimentaba de las riquezas arrancadas de su corazón? Nadie está seguro. Algunos afirman que fueron los Sacerdotes de Marte, siempre avariciosos de materias con las que alimentar sus ciudades forja. Otras fuentes indican que fue un reino estelar que se deshizo mucho antes de que la unidad fuese un sueño en Terra. Sin importar quién fuera, el corazón de Cthonia fue devorado hasta que se convirtió en un cadáver vacío. Después, quizá antes incluso de la venida de la Vieja Noche, Cthonia se convirtió en un mundo huérfano, abandonado a la entropía y la violencia, y antes siquiera de que tuviese lugar el gran colapso, ya había caído allí la auténtica oscuridad.

Los relatos de los pocos que visitaron Cthonia desde Terra o Marte durante la Era de los Conflictos hablan de expediciones mineras que desaparecían en un solo ciclo. A veces quedaba una señal de su paso: una marca en una pared, o un solo cadáver con los ojos cubiertos por dos monedas idénticas. En la mayoría de ocasiones, sin embargo, no quedaba nada salvo sangre seca y susurros atemorizados. Lo poco que se sabía era que en el calor infernal de las minas abandonadas y las enmarañadas raíces de las colmenas, las bandas de asesinos se arremolinaban como alimañas en una madriguera, no había más ley que la ley de la espada ni más deseo que el de sobrevivir. Algunas bandas eran territoriales, y sus líderes poseían todas las pretensiones de los reyes bárbaros. Con ejércitos de hombres y mujeres ligados a su servicio tomaban los accesos a los túneles, exigían tributos a otras facciones y creaban enclaves en el bochorno sin luz de las redes de túneles abandonados. Para otras la sangre y el poder eran un cultivo que cosechar únicamente mediante la violencia, y los muertos carne suficiente para seguir viviendo. Cuando no necesitaban comida, munición ni suministros, asaltaban simplemente para aumentar el miedo que extendían, o para cribar a los débiles e indignos de sus propias filas. Mientras que esas bandas saqueadoras dejaban sangre y ruina a su paso, otras se movían como espectros en el límite de la luz, matando en silencio y con fines que pocos podían comprender. Entre estas facciones existía una red fluida de respeto, tributo y rivalidad. Las bandas surgían, evolucionaban y se disolvían en unos pocos meses solares. De aquellas que duraban más tiempo algo era seguro: su tiempo también pasaría. Y así fue durante los largos años de la Era de los Conflictos, los fuertes mataron a los débiles solo para ser asesinados por otras fuerzas emergentes una y otra y otra vez. De algún modo, esta asesina estirpe de humanos cthonianos no solo sobrevivió, sino que prosperó mediante la matanza y el saqueo, y así perduró Cthonia.

Gran Cruzada[]

Para la época en que se produjo la Gran Cruzada, las minas de Cthonia hacía mucho que se habían agotado, pero poseía un recurso que el Imperio necesitaba más aún que joyas y metales: luchadores endurecidos y supervivientes natos a millones, una raza magra y hambrienta sin ilusiones sobre los horrores del universo. Con la toma de Luna y sus geno-forjas el Emperador pudo acelerar la expansión de sus Legiones Astartes. Como recompensa por su participación en la Pacificación de Luna, la XVI Legión fue honrada con la mayor parte de la producción de las forjas genéticas del satélite. Esta merced haría que la XVI Legión doblase sus fuerzas, y las doblase de nuevo en apenas unos años. Para alimentar este crecimiento los artesanos genéticos necesitaban carne sobre la que trabajar. Cuando surgió esta necesidad la solución se presentó en la forma del botín demográfico de Cthonia.

La asesina y desgarrada población de Cthonia, relativamente cercana a Terra en el vacío, y con la cual se había mantenido algún contacto intermitente incluso durante la Era de los Conflictos, fue visitada por una de las primeras Flotas Expedicionarias que partieron del Sistema Solar. Uno de los pocos registros que se conservan indica que la primera inclinación de esa expedición imperial fue quemar toda la vida de Cthonia, por dentro y por fuera. En una era de razón y verdad no había lugar para el barbarismo de Cthonia; de hecho, la primera y profética descripción del planeta, hecha por el Capitán Kornelius Dure de la 3ª Compañía Pionera de la V Legión, lo calificó de "nido de serpientes que se retuercen en la oscuridad y que haríamos mejor en destruir". Despojada de sus recursos, no tenía mucho valor estratégico, y su gente fue considerada imposible de iluminar, pero el floreciente Imperio necesitaba dientes además de ideales, y la necesidad salvó a Cthonia. En Luna, los hijos selectos de Cthonia renacieron como guerreros de la XVI Legión. Con estos nuevos reclutas llegó un nuevo galardón.

El Emperador, en honor de su nuevo mundo natal, de las despiadadas propensiones de los cthonianos y de las victorias del pasado, dio a la XVI Legión un nombre que inspirase el terror en sus enemigos. Cuando se extendiesen para derramar sangre entre estrellas sin dueño, sus enemigos les conocerían como los Lobos Lunares. Quizás ahora, con la perspectiva que da el tiempo, quizá hubiera sido mejor quemar y olvidar Cthonia.

Destrucción[]

En la actualidad, Cthonia ya no existe, pues al parecer perdió su integridad geoestructural y se rompió en miles de asteroides y nubes de escombros durante los siglos posteriores a la Herejía de Horus. Ciertamente, el antaño rico planeta estaba agujereado por túneles y minas hasta su mismo núcleo muerto, y es posible que los numerosos pandilleros que lo habitaban fueran descendientes de obreros importados para mantener los avejentados pasadizos. No obstante, se debate si Cthonia fue en realidad destruida deliberadamente por el Imperio tras la Herejía durante la Gran Purga para purificar de su presencia a los dominios del Emperador.

Fuentes[]

  • The Horus Heresy I.
  • The Horus Heresy VIII.
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