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Rastreaalmas, por John Blanche.
"¡Por aquí, hermanas! ¡Aquí está la presa! Me encanta cuando tratan de huir."
- —Sheee'la'sar, líder de la cacería
Las Rastreaalmas de Slaanesh (Seekers of Slaanesh en inglés), son Diablillas que montan Corceles de Slaanesh.
Descripción[]
Ocultos dentro de los círculos del dominio de Slaanesh dentro del Reino del Caos, hay grandes prados de oro y plata que se alzan en colinas e idílicos valles. Aquí deambulan manadas de Corceles de Slaanesh, corriendo desinhibidos por las iridiscentes llanuras. Son encarnaciones del espíritu libre del Príncipe Oscuro, y se les permite revolotear y galopar a su antojo. Al igual que los pájaros, migran a través de los arcanos pastos cambiando de dirección en un abrir y cerrar de ojos.
Las Rastreaalmas de Slaanesh forman la vanguardia de las legiones del Príncipe Oscuro y son Diablillas que encabezan el ejército en gráciles monturas daemonícas. Las Corceles de Slaanesh, nombre que reciben estas bestias ágiles y sensuales, son rápidos y fuertes y rastrean a los mortales saboreando sus deseos en el aire. Sus sentidos están tan desarrollados que captan el miedo, la alegría o la lujuria en la brisa a gran distancia. Las lenguas largas de los Corceles son prensiles y con ellas atrapan a sus víctimas, estremeciéndose de placer al saborear las almas de los mortales. Mientras la víctima lucha por liberarse es arrastrada hacia las bestias daemonícas y sus jinetes, cuyos colmillos y garras curvadas le dan la bienvenida a un olvido agonizante.
Las Rastreaalmas de Slaanesh son las amazonas del Príncipe Oscuro que atraviesan el campo de batalla a toda velocidad montadas en corceles ágiles y peligrosos. La naturaleza antinatural de las Rastreaalmas no deja traslucir su letalidad cuando cautivan y matan a sus enemigos. Son las tropas más veloces y ágiles de los servidores del Caos, conocidas como los Placeres Siniestros o las Discípulas de la Decadencia.
A veces una Diablilla, o más raramente un mortal, puede entrar en los sagrados pastos de Slaanesh para procurarse una montura entre los Corceles de las manadas. Lograrlo es difícil, pues los Corceles no se cansan y pueden correr eternamente, dejando rápidamente atrás a su perseguidor. Para lograr su objetivo, el cazador debe ser más taimado y explotar la insaciable curiosidad de estas criaturas. Como todos los Daemons de Slaanesh, los Corceles quieren sentir experiencias, por lo que investigarán cualquier cosa nueva o diferente.
Un astuto perseguidor puede atraer a un Corcel con alguna gema brillante o algún objeto plateado. Además, existen ríos de leche materna y aceites aromáticos que flotan por los pastos, de los que beben los Corceles saboreando la agonía del éxtasis de Slaanesh. En esos instantes los Corceles están distraídos y son vulnerables, pudiendo ser fácilmente capturados.
Si una Diablilla puede acercase a un Corcel mientras éste no la detecta, ella utilizará una fina cadena de oro o plata para atraparlo. Los Corceles son feroces cuando son provocados y utilizan sus lenguas como látigo y patean con sus patas cubiertas de garras. Tras encadenar a su montura, la Diablilla saltará a su lomo y acariciará su cuello y flancos para calmar su rabia. Una vez aplacada la montura, la Diablilla se alejará de los pastos para unirse a las demás Diablillas como Rastreaalmas, las inmortales cazadoras del Príncipe Oscuro. La Diablilla adornará su montura con signos y runas, y la ensillará con ataduras de lealtad y adoración. Se dice que una Rastreaalmas jamás se aleja de su montura, pues, una vez libre de su contacto, ésta escapará a su seductora presencia y huirá hacia los prados mágicos para reunirse con su manada.
Los Rastreaalmas de Slaanesh forman la vanguardia de muchas de las Legiones del Exceso del Príncipe Oscuro, y son el núcleo de sus Legiones Cazadoras. Los corceles de Slaanesh son rápidos más allá de toda creencia, sus largos y sinuosos cuerpos ondulan mientras se apresuran hacían el enemigo con delicados pies parecidos a pájaros. Con su antinatural habilidad de rastreo, tiene poco sentido huir de un Rastreaalmas, y pocas presas elegidas consiguen escapar. Los daemons a menudo retroceden en su persecución a fin de prolongar el terror de su víctima, avivando las llamas de la falsa esperanza por un poco más de tiempo. Cuando van a matar, las largas lenguas recubiertas de toxinas de los Corceles, salen disparadas para atrapar a sus víctimas, estremeciéndose de placer mientras prueban las almas de los mortales. Antes de que el horrorizado bocado pueda luchar libremente, son arrastrados hacia las bestias daemonícas y sus jinetes, cuyas afiladas sonrisas y curvadas garras les dan la bienvenida a un agónico olvido.
Miniaturas[]
Fuentes[]
- Codex: Demonios del Caos (4ª y 8ª Edición).
- White Dwarf nº 184 (Edición española).