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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Khorne medio sin fondo

Cerberus el Rebañacráneos, mascota de los Poderes Ruinosos, patrocina este espacio para honrar a sus demoníacos señores. Pulsa sobre él y te introducirá en los misterios del Caos.

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Caos demonios tzeentch escribas azules

"¿Ventisca Llameante de Ygethmor? ¡Estúpido ignorante! Esto requiere invocar la Metamorfosis Alabada de Colchis. ¡Mira esto!"

Xirat'p el Escriba Azul, a su hermano P'tarix


Hubo un tiempo en que Tzeentch gobernaba desde la cúspide sobre la disformidad, sus poderes eran inmensamente superiores a los de cualquiera de sus hermanos, o eso afirman sus seguidores. En su envidia y arrogancia, los otros Dioses Oscuros dejaron de lado sus diferencias y se unieron para derrocar al Arquitecto del Destino. Territorios demasiado grandes y enloquecedores para comprenderlos, fueron devastados en el cataclísmico conflicto que siguió. Durante la batalla final, con la aparentemente inevitable derrota, Tzeentch lanzó sobre sí mismo un gran conjuro, cristalizando sus pensamientos y su cuerpo fue lanzado de su posición contra las Montañas Interminables. Tras el Impacto, su poderosa forma se hizo añicos en diez mil pedazos. Cada uno de estos fragmentos contenía pequeños fragmentos de la esencia del Archihechicero, un simple hechizo o palabra de cambio, conforme eran arrojados a través de cada esquina del espacio y del tiempo, el poder de Tzeentch se debilitaba irremediablemente. Las leyendas de muchas razas sugieren, que este trascendental evento marcó el comienzo del uso de la brujería en el espacio real.

Tras su derrota, Tzeentch creó dos Horrores Azules, P'tarix y Xirat'p, y les encomendó la tarea de recuperar todos los fragmentos viajando todas las dimensiones para buscar y registrar todos sus hechizos perdidos. Tzeentch ha proporcionado a los Escribas Azules (Blue Scribes en inglés) uno de sus Discos voladores para que tengan más movilidad y para que puedan transportar todos los pergaminos y tinteros que los dos necesitan en su búsqueda. No es fruto de la casualidad que Tzeentch haya elegido a dos Horrores Azules para esta tarea tan importan. El Gran Conspirador temía que un Daemon rival alcanzase tan terrible poder. Con su limitada inteligencia, y su conflicto eterno el uno con el otro, los errantes P’tarix y Xirat’p nunca llegarán a constituir un problema.

Desde entonces, los Escribas Azules han aparecido a través de la disformidad, a lo largo del tiempo, y en los rincones más remotos de la galaxia, mientras buscan los perdidos grimorios o a hábiles practicantes de hechicería para interrogarlos. Sus peregrinaciones a menudo los conducen a los campos de batalla del inmaterium y al espacio real, donde invariablemente terminan ayudando a cualquiera que tenga el favor de Tzeentch. P’tarix absorbe el poder de los psíquicos enemigos para aprender y catalogar sus secretos, mientras que Xirat’p desata un hechizo mágico leyendo la enorme colección de pergaminos que han coleccionado a través de los siglos, siempre discutiendo con su gemelo sobre el próximo hechizo a usar. Si un enemigo se acerca lo suficiente como para llegar al combate cuerpo a cuerpo, los Horrores Azules comenzarán a culparse el uno al otro por haber permitido que ocurriera una situación tan terrible, mientras mantienen a raya a sus atacantes con petulantes puñaladas de sus plumas. En las raras ocasiones en que salen victoriosos de esos combates cuerpo a cuerpo, comienzan inevitables discusiones sobre cuál de los dos ha sido el más heroico. Sin embargo, en caso de que las improvisadas armas de los Escribas Azules resulten ineficaces, como suele ocurrir, escaparán apresuradamente en su disco, escabulléndose en busca de victorias más fáciles.

Es una suerte para las razas mortales de la galaxia que los Escribas Azules sean interrumpidos casi constantemente en su búsqueda, por los conflictos de los enemigos de Tzeentch y entre ellos, porque si alguna vez logran su misión, Tzeentch sin duda recuperará la supremacía en el Gran Juego y una vez más gobernará sobre toda la creación.

Citas[]

"Atraído por el ruido de una pelea, subí a la cima de la torre y vi dos criaturas peleando por un pergamino. Se zarandeaban el uno al otro, eran como neblinas azules que se atacaban y pateaban. Al final, uno consiguió arrebatarle el premio al otro. Pero este último no se quedó de brazos cruzados, y se lanzó sobre el primero con tanta fuerza que los dos cayeron al suelo. Fue entonces cuando mi ojo se vio atraído por un Disco que planeaba en silencio un poco detrás de los Horrores. En su espalda había una infinidad de pergaminos y en sus ojos se notaba la mirada cansada de un ser que aguanta la compañía de necios. En unos minutos, el disco se elevó y rugió. En ese momento, los Demonios se quedaron quietos y se volvieron hacia el disco, como para analizar el grado de ira del rugido. Casi al momento, el horror que había encima ayudó al otro a levantarse, y este le cedió el pergamino al primero, que lo recibió con un aullido de júbilo. Una vez acabada la pelea, los dos Horrores se subieron al Disco y desaparecieron. Sin entender muy bien lo que había visto, seguí mi camino."

Escriba imperial anónimo

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Fuentes[]

  • Codex: Demonios del Caos (6ª y 8ª Edición).
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