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El contenido de este artículo pertenece a la saga No Oficial de la Herejía de Dorn, que ha recibido el Sello de Calidad Wikihammer.

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Las experiencias juveniles de Leman Russ en Fenris le dejaron con un odio y suspicacia perpetuos hacia la hechicería, sentimiento que quedó reforzado con lo que vio durante la Gran Cruzada. Preocupados porque los magicks de los Mil Hijos les llevaran a corromper incluso al Emperador, los Lobos Espaciales los atacaron para evitar un destino peor. Cuando el contraataque de Magnus los llevó al borde de la destrucción, Russ clamó pidiendo la ayuda de su padre, pero fue Khorne, perdición de todos los encantamientos, quien respondió en su lugar. Los Lobos Espaciales prevalecieron entregándose a sus bestias interiores, disfrutando del derramamiento de sangre y la furia bestial. Ahora, como la Legión elegida de Khorne, se han vuelto contra el Emperador, a quien ven como el Archibrujo. Ahora masacran a todo el que se cruza en su camino, tomando cráneos y trofeos de sus oponentes caídos para mayor gloria del Dios de la Sangre.

Historia[]

Orígenes[]

El antiguo Fenris, el mundo en el que aterrizó el joven Russ, era un planeta de violentos extremos. Atrapado en una órbita elíptica aguda, sus inviernos eran largos y oscuros, y la agitación gravitacional provocada por el paso de Fenris cerca de su sol sacudía a las dispersas islas volcánicas habitadas. Las tribus humanas estaban obligadas a vivir de los tormentosos mares, construyendo barcos a partir de los pocos árboles que llegaban a madurar y de los pellejos de los monstruos de las profundidades. Estas naves no eran vitales únicamente por la pesca, sino que también servían para trasladar comunidades enteras a nuevas islas cuando las suyas se hundían bajo las olas. Un mundo tan duro forjó a un pueblo fuerte y resistente, nómada, que se preocupaba poco por el conocimiento que no pudiera ser llevado en sus cabezas. La supervivencia no solo requería navegar, sino también arrojar al enemigo al mar, ya fueran incursores, o simplemente una tribu incapaz de defender las preciadas islas, y por tanto indigna de habitarlas.

Sin embargo, no fue por estas gentes por quien el joven Primarca fue hallado, sino por algo mucho más peligroso. Según la legendaria saga de Gnauril el Anciano, "La Ascensión del Rey Lobo", fue criado durante sus primeros años de vida por una manada de lobos de Fenris, mamando de la loba como un cachorro y cazando a cuatro patas con el resto de fieras. Fueron estas cacerías las que le llevaron a encontrarse por primera vez con las tribus de humanos. Al oír que los lobos aterrorizaban a sus vasallos, el gobernante de la isla ordenó a sus guerreros que le trajeran sus pieles. La manada fue atraída a una trampa por un wyrd, uno de sus Sacerdotes Rúnicos, que les hizo creer que uno de ellos estaba herido y pidiendo ayuda. Una vez acorralados por las empinadas paredes de una garganta, el denso sotobosque fue prendido con flechas ardientes, y los enloquecidos animales causaron una matanza al salir de allí.

El Primarca vio a su madre adoptiva cargar contra los cazadores, solo para ser derribada por el infernal relámpago del Sacerdote Rúnico. Con un aullido inarticulado de furia saltó al lado de la loba, dispersando a los humanos que buscaban matarla. A pesar de recibir varios flechazos envenenados, la rabia y el desafío aún ardían dentro de él. Al final fue la hechicería del Sacerdote Rúnico lo que le dejó inconsciente. Los lobos fueron despellejados, pero la extraña criatura salvaje fue atada firmemente y llevada de vuelta a los salones de Thengir, Rey de la tribu de los Russ. Viéndolo como un reto personal, Thengir fanfarroneó de que domaría al chico salvaje y le enseñaría la lengua humana. Aunque empezó como una apuesta por diversión, el Rey pronto llegó a contemplar al joven como hijo suyo, llamándole Leman de los Russ. Aunque conservó cierto salvajismo lupino, el chico se esforzó por adquirir su herencia humana con aplomo. Sus extraordinarias fuerzas, habilidades y astucia le hicieron ganarse un puesto dominante dentro de la tribu, y cimentar su posición como legítimo heredero al trono de Thengir.

A medida que Leman Russ ascendía a la grandeza, un grupo se vio más y más excluido de los concilios del Rey: los antaño poderosos Sacerdotes Rúnicos. Algunos dicen que Russ nunca pudo perdonarles lo que le habían hecho a la gran loba que le había criado. Otros, que al haber conseguido apenas recientemente la habilidad del habla y del razonamiento humano, al Primarca le parecía que la forma en que los wyrds usaban sus poderes para nublar las mentes y robar los pensamientos de los hombres era el peor crimen de todos. Sus instintos demostraron tener razón cuando los Sacerdotes Rúnicos usaron sus poderes para hacer que miembros leales de la tribu atacasen a Russ y al rey Thengir. Reconociendo la mancha de la hechicería, Leman Russ acabó rápidamente con los Sacerdotes Rúnicos atacantes y terminó la lucha, pero no logró evitar que Thengir sufriese una herida mortal.

Los vasallos liberados rogaron por sus vidas a los pies de Leman Russ. Dijeron que su voluntad les había sido arrebatada, que no habían sido más que marionetas indefensas en el ataque. Afirmaron también que habían oído que otros Sacerdotes Rúnicos estaban implicados y eran cómplices, tanto en la isla como en otros territorios. Sombríamente, Leman Russ les ordenó levantarse, y con una voz llena de certeza hizo la siguiente proclama:

"Derrotar a alguien en una lucha limpia y demostrar tu dominancia es correcto. Engañar a tu oponente para lograrlo... mejor todavía. Pero robar la mente de alguien con la hechicería, tomar de él lo que lo hace humano... eso no tiene perdón. Los mataremos a todos."

Leman Russ

Con este fin, la tribu de los Russ empezó a llevar torques hechos de sólido y fiable hierro. Conocidos por proteger contra la hechicería, sus cualidades eran reforzadas al empapar el brillante metal en la sangre de un enemigo. Así protegido, para cuando el Emperador llegó a Fenris el recién coronado Rey Lobo ya había purgado la mancha de la hechicería de su isla, y también de las de sus vecinos.

La primera aceptación instintiva de Russ hacia el Emperador como su verdadero padre quedó seriamente sacudida cuando se hizo evidente que no solo era lo que los fenrisianos llamaban un wyrd, sino el más poderoso de la galaxia. El Emperador explicó con paciencia la diferencia entre la salvaje hechicería y sus propios poderes psíquicos, altamente controlados, pero Russ se negó a escuchar. Incluso el honor de dirigir una Legión Astartes fue tomado como un insulto. Acusó fríamente al Emperador de no ser mejor que los Sacerdotes Rúnicos, que usaban a otros para luchar por ellos sus batallas, y arrojó al suelo con desprecio el sello dorado con el trueno y el relámpago que le había regalado. Russ se dispuso a enfrentarse a los Custodes que habían avanzado sutilmente para proteger a su señor, pero el Emperador ordenó a Sus guardias que se hicieran a un lado, y dándose cuenta de lo que haría falta para convencerle, le retó a un duelo.

El Señor de la Humanidad y el Rey Lobo lucharon con las manos desnudas toda la noche, y cuando el sol se alzó sobre las ruinas de la casa de troncos, el asunto había quedado finalmente cerrado. El Emperador había mostrado que estaba dispuesto a derramar Su propia sangre antes que exigir la de Sus súbditos, y solo por sobrevivir tanto tiempo, Russ había demostrado fuera de toda duda que era de verdad uno de los Primarcas de su padre. Todo lo que quedaba por hacer era que el Emperador estableciese su dominancia incuestionable. Con un poderoso golpe que asombró a toda la multitud reunida, el Emperador golpeó a Russ en toda la cara y lo dejó inconsciente. Entonces, ante los aplausos de los fenrisianos, el ensangrentado Señor de la Humanidad colocó su sello dorado en el cuello de Russ. Al hacerlo, el Emperador pasó formalmente el mando de la Sexta Legión a su Primarca, y a partir de entonces se la conoció como los Lobos Espaciales.

La Gran Cruzada[]

"¿Libros? ¡Nosotros guardamos el conocimiento aquí arriba! [se toca la cabeza] Cualquier tribu que usara su madera para hacer papel en vez de astas de lanza o mangos de hacha no duraría mucho en Fenris, ¡se lo puedo asegurar! Una vez nos dieron algunos libros para intentar 'civilizarnos', eso dijeron. Resultaron muy útiles para encender el fuego, y las páginas eran ciertamente más suaves y cómodas en las nalgas que las hojas de ghora después de una buena comida, [sonríe abiertamente] ¡aunque no creo que ese fuera exactamente el efecto 'civilizador' que tenían en mente!"

Jefe Bran Dientehierro, sobre los beneficios del Imperio

Cuando Russ despertó, era un hombre cambiado: a gusto con su misión de hacer cumplir la voluntad del Emperador entre las estrellas. La Legión tomó el estable y anteriormente inexplorado continente de Asaheim como su base, y estableció su Fortaleza-Monasterio, a la que se llamó El Colmillo, en la cima del pico más alto e inalcanzable. Los Legionarios terranos originales se adaptaron rápidamente a los deseos de su primogenitor, y los duros isleños de Fenris demostraron ser excelentes candidatos para recibir la Helix Lupus y unirse a ellos.

Aunque eran salvajes y poco convencionales para los estándares de muchas otras Legiones, las habilidades innatas de los Lobos Espaciales para la navegación y las incursiones se aplicaron bien a la tarea de someter a los mundos humanos perdidos para el Imperio. El encanto legendario de Russ, ampliamente respaldado por la amenaza de sus feroces guerreros, convencía a todos salvo a los más crueles gobernantes de las ventajas del floreciente Imperio. Ocasionalmente, los Lobos Espaciales lucharon junto a Marines Espaciales de otras Legiones, y aunque Russ consideraba a la mayoría de sus hermanos Primarcas firmes amigos, en el caso de los Ángeles Oscuros su rivalidad estuvo lejos de ser cordial. El gregario y testarudo Russ encontraba a Lion El'Jonson frío, arrogante y superior, y para empeorar aún más las cosas, estaba el hecho de que ellos habían sometido a un número mayor de mundos que la joven Legión de los Lobos Espaciales. Esta antipatía se extendió hasta tal punto que era normal que después de derrotar a sus enemigos comunes estallasen inauditas peleas a puñetazos o incluso duelos a muerte entre ellos.

A pesar de su completa confianza en el Emperador, la cultura de Fenris hizo que los Lobos Espaciales permaneciesen siempre atentos a la aparición de cualquier mancha de hechicería en los mundos que conquistaban. Donde otras Legiones menos "supersticiosas" se negaban a ver la verdad, los Lobos Espaciales aplicaban el mismo enfoque directo y sangriento ante lo mágico que en Fenris. Parecía que en cualquier mundo que sometían, sin importar lo pacífico que fuera, un aquelarre de wyrds permanecía oculto, como el gusano en la manzana. Aunque el mismo concepto de lo demoníaco era tratado por otros en aquel tiempo como algo risible, los Lobos Espaciales los veían como lo que eran. Frente a la posesión en masa y las manifestaciones demoníacas, incluso el olvido de la extinción global era misericordioso.

Aunque el propio Russ calmó el malestar de sus hombres por trabajar con aberraciones como los Astrópatas y los Navegantes, prohibió terminantemente la existencia de psíquicos de batalla en su Legión, y se pronunció públicamente en contra de su uso en otras Legiones. Los peores a los ojos de Russ eran los Mil Hijos. Su Primarca, Magnus el Rojo, creía de todo corazón que el talento psíquico era la clave del futuro de la Humanidad, y lo usaba como parte integral de su estrategia militar. La primera y última vez que las dos Legiones lucharon juntas, estuvieron al borde de entrar en una guerra abierta. La experiencia convenció a Russ de que las exploraciones de Magnus en la naturaleza del Inmaterium no eran más que hechicerías mal disimuladas de la peor clase.

Russ no estaba solo en su preocupación, y en el planeta Nikaea el Señor de la Humanidad convocó un Concilio para tomar una decisión sobre el asunto. El Rey Lobo fue característicamente directo al expresar su opinión, y estuvo apoyado por los testimonios de Primarcas afines a sus ideas como Mortarion, Corvus Corax e incluso Dorn, por lo que el destino de Magnus parecía sellado. Cuando el juicio llegó, los Mil Hijos no solo recibieron autorización para continuar con sus prácticas, sino que también se les permitió unir sus almas con la del Emperador mediante el ritual de la Comunión de Almas. Temiendo que Magnus hubiese usado sus corruptos poderes para influir en la decisión de su padre, Russ se marchó airado del Concilio y empezó a planear cómo salvar al Emperador de Sí mismo.

La Quema de Prospero[]

"No tengáis miedo de la forma en que la historia imperial juzgará nuestros actos. Si no actuamos hoy, el mismo Imperio pronto será historia."

Leman Russ, poco antes de la Quema de Prospero

Creyendo que el ritual de la Comunión de Almas permitiría a Magnus envenenar la esencia del Emperador con hechicería, Russ reunió a toda su Legión para atacar el mundo natal de los Mil Hijos, Prospero. Es preciso reconocerles que ni un solo hermano se resistió a obedecer las órdenes de su Rey Lobo, por terribles que fuesen.

Con toda su astucia y habilidad, los Lobos Espaciales pudieron atrapar a la Legión de hechiceros con la guardia baja, persiguiendo a su flota y destrozando sus defensas orbitales antes de desembarcar en el planeta. Lo que hallaron bajo la fachada de pureza de las brillantes ciudades blancas horrorizó completamente a los Lobos Espaciales. Descubrieron bibliotecas enteras llenas de textos sacrílegos, edificios construidos únicamente para realizar ritos oscuros, y un populacho que mostraba abiertamente la marca del mutante y de la bruja. Mientras los Lobos Espaciales estrechaban el cerco en torno a la fuertemente protegida capital, Tizca, Russ no puso objeciones al bombardeo orbital de las ciudades menores, a las que borraron de la faz del planeta.

Los Lobos Espaciales avanzaron con cautela atravesando el escudo protector de la ciudad, y al principio solo hallaron resistencia dispersa. Envalentonados, siguieron avanzando, pero se encontraron con que la ciudad se convertía en un laberinto, como si los propios edificios se moviesen y recolocasen para dividir sus fuerzas. Fue entonces cuando los Mil Hijos salieron a la luz. Aislados y sin apoyo, los Lobos Espaciales fueron atacados por todas partes con fuego brujo y encantamientos capaces de aplastar mentes. Sus torques de hierro servían de poco ante magicks tan potentes, y con su Legión muriendo a su alrededor, Russ pidió ayuda a su padre, a cualquiera, para destruir a los hechiceros.

La respuesta llegó desde lo profundo de su ser. Era la personificación de la furia bestial que había hervido dentro de su alma desde la primera vez que corrió junto a la manada de lobos de Fenris. Era la parte de él que ansiaba masacrar mundos enteros, devorar carne aún tibia y nadar en océanos de sangre. El aullido que surgió del fondo de su garganta reverberó en las brillantes torres y fue seguido por el de todos los Lobos Espaciales de la ciudad. En un instante, los encantamientos fallaron, la enloquecida cartografía volvió a la normalidad, y la luz bruja parpadeó y murió en las manos de los hechiceros.

Convertidos en poco más que bestias asesinas, los Lobos Espaciales cayeron sobre sus atormentadores. Solo después de reducir la ciudad de Tizca a una fosa de huesos regresaron a algo parecido a la cordura. Lo hicieron con el nombre de su salvador en sus enrojecidos labios: Khorne, el Dios de la Sangre y los Cráneos, y enemigo de toda hechicería. Había cuerpos de Mil Hijos en las pilas de cadáveres, pero claramente no eran todos los miembros de la Legión. Sobre todo, del propio Magnus no había ni rastro. Rebuscando por los escombros de la torre del Primarca, Russ recordó un breve episodio de la batalla que cambió a la Legión para siempre. Recordaba luchar contra el Primarca ciclópeo, intercambiando golpes que sacudían a los edificios hasta sus cimientos. Justo cuando tenía a Magnus a su merced, una figura vestida con una armadura dorada apareció de la nada y detuvo el golpe de gracia con una ornamentada lanza. El recuerdo del ataque dirigido hacia su corazón, solo desviado por los pelos por su gruesa placa pectoral, trajo consigo un océano de dolor, pero este se disolvió en el gozo de recordar cómo había desgarrado al asesino un segundo después.

Magnus el Rojo hacía mucho que se había ido, pero el cadáver del guerrero vestido de oro seguía allí. Reconoció al hombre como un miembro de la Legio Custodes, los guardaespaldas personales del Emperador. También encontró los restos del sello dorado del trueno y el relámpago que había sido destruido por el golpe de la lanza guardiana. Con una certeza férrea Russ supo la verdad. Por las acciones del Custodio, estaba claro que el Emperador no solo autorizaba la hechicería perpetrada por Magnus, sino que le defendía orgullosamente. Russ también reconoció el sello del relámpago como el foco de poder psíquico que seguramente era. Mientras lo había llevado, Russ había sido influido para ser totalmente leal a su "Padre de Todas las Cosas". Tras su destrucción, Russ podía ver lo que de verdad era el Emperador: el Archibrujo.

Con los Mil Hijos desaparecidos, las brillantes ciudades de Prospero en ruinas y su mutante población masacrada, Russ impuso un reto aún mayor a su Legión. Escuchando los susurros de su nuevo patrón, Russ declaró que destruirían el Palacio Imperial y ejecutarían al Emperador.

Ahogados en sangre[]

La noticia de que Rogal Dorn también había sido iluminado y había aplastado a tres Legiones leales al Emperador llenó a los Lobos Espaciales de júbilo. Parecía que al fin la Humanidad se estaba dando cuenta del peligro, y que se estaba alzando al unísono contra la hechicería. Altamente excitada, la Legión regresó a su flota y puso rumbo hacia Terra para unirse a la revolución. Este humor celebrativo se amargó pronto, no obstante, cuando la Legión se entregó a la adoración a Khorne, con violentos estallidos de derramamiento de sangre y de toma de cráneos. Peor aún, lo que en cualquier caso iba a ser un largo viaje parecía maldito. Las mareas de la Disformidad se habían vuelto en su contra, frenando su avance y desviándolos lejos de su rumbo.

Se echó la culpa a los Navegantes de la flota, bien por incompetencia o por hacerlo intencionadamente, pero ni los tormentos más macabros lograron corregir su rumbo. Al descubrir Russ que sus nuevos dones les permitían atravesar la Disformidad tan bien como cualquier Navegante, se puso fin a las vidas de los mutantes, pero no al apuro de la flota. Encerrados sin nadie más que ellos mismos para descargar su frustración, Russ temió que o bien los Lobos Espaciales no llegarían a tiempo, o bien se destruirían a sí mismos mucho antes de llegar a Terra.

Su salvación llegó de una fuente inesperada: los Ángeles Oscuros. Cuando otro salto disforme los depositó lejos de su rumbo y a distancia de disparo de una flota de la Primera Legión, los Lobos Espaciales se prepararon para continuar su antigua disputa. Sin embargo, fueron saludados cálidamente como compañeros iluminados por el Caos. Luther, el comandante de los Ángeles Oscuros, dijo que había matado personalmente a Jonson para mayor gloria del Caos, y además, afirmaba haber aceptado y estudiado a los Dioses Oscuros en todos sus aspectos. Con la ayuda de Luther, los Lobos Espaciales lograron controlar y dirigir su agresividad. Los nuevos métodos fueron puestos a prueba con un derramamiento simbólico de sangre en el planeta Dulan. Aunque el planeta se había unido al Caos, las dos Legiones destruyeron la Fortaleza Carmesí de su gobernante, el tirano Durath. El pacto de sangre, sellado con el destripamiento de Durath, dio a los Lobos Espaciales un entendimiento más profundo de Khorne. A partir de entonces, Russ y sus hijos tuvieron la posibilidad de dominar la marea de en vez de ser sus siervos.

Ambas flotas siguieron avanzando, acercándose de forma terriblemente lenta pero segura a Terra. Con las dos Legiones Traidoras apenas a días de distancia de su destino, y la guerra en el filo de la navaja, el Emperador se vio obligado a realizar una jugada desesperada para atacar al líder de la Herejía en su nave insignia. Aunque Dorn fue asesinado y se arrancó el corazón de las Legiones Traidoras que se encontraban en Terra, dejó al Emperador convertido en un cascarón roto y mortalmente herido.

Incluso aunque las demás Legiones Traidoras se estaban retirando a toda prisa y los Leales estaban ansiosos por vengar a su señor caído, Russ siguió avanzando. Fue solo el sabio consejo de Luther lo que le hizo apartarse del camino hacia una destrucción segura. Le dijo que debían tener fe en que todo había ocurrido según el gran plan de Khorne. Con el Imperio tan agitado, había una galaxia entera de cráneos por cosechar. La idea de que Khorne había evitado que llegaran a Terra a tiempo no sentó bien entre los Lobos Espaciales, y algunos Señores Lobo expresaron abiertamente su disgusto. Al final, sin embargo, Russ les hizo cambiar de rumbo, y se dirigió hacia Fenris, dejando una ristra de mundos masacrados a su paso.

La Purga de Fenris[]

DornianSpaceWolf2

A medida que el Imperio recuperaba sus fuerzas, se dedicó a recuperar los mundos que se habían aliado con el Caos durante la Herejía de Dorn. Los ancestrales mundos natales de las llamadas Legiones Traidoras fueron objetivos muy deseados, pero solo al alcance de las Cruzadas en masa de los Astartes Leales. Salvo por Macragge, que hasta hoy jamás ha caído, Fenris fue el último de estos mundos en caer. Durante largos periodos estuvo aislado por arremolinadas tormentas de Disformidad procedentes del Ojo del Terror que, como si hubiesen sido atraídas por la adoración al Dios de la Sangre, habían crecido hasta rodear Fenris. Incursor consumado, Russ usaba los breves periodos de calma en la Disformidad para descargar el juicio de Khorne sobre el ya debilitado Imperio, siempre regresando a Fenris justo antes de que las tormentas reaparecieran.

Finalmente, tres años antes del segundo centenario del enterramiento del Emperador dentro del Astronomicón, las tormentas de Disformidad que envolvían a Fenris amainaron brevemente y se lanzó una Cruzada para invadir el planeta con una fuerza aplastante. Los Leales habían esperado que su relativo aislamiento hubiese hecho que los tomadores de cráneos se volvieran unos contra otros, desgastando sus números, pero no fue así.

Durante la Purga de Fenris, cada isla dispersa se convirtió en un campo de batalla. Los animales e incluso el propio paisaje parecieron alzarse contra los invasores como si estuvieran guiados por la voluntad del Dios de la Sangre. La guerra de desgaste se extendió de las semanas a los meses, pero finamente, bajo un sol ardiente que llenaba el cielo con un brillo ominoso, las fuerzas imperiales penetraron los muros del propio Colmillo. Aunque había otras Legiones y Primarcas luchando por todo Fenris, solo los Mil Hijos dirigidos por Magnus, los Portadores de la Palabra comandados por Lorgar y los Templarios Negros bajo el mando del Alto Señor Abaddon pusieron pie en la poderosa Fortaleza-Monasterio de los Lobos Espaciales.

En los siglos pasados desde que el Rey Lobo y el Cíclope habían luchado en Prospero, Russ se había convertido en un Primarca Demonio y en un avatar de Khorne. En un choque así ningún simple mortal podía esperar sobrevivir, y las enormes salas del Colmillo quedaron ahogadas por los muertos de ambos bandos. Entonces, tres días después, los Leales simplemente se retiraron y volvieron a sus naves. El único rastro que los Lobos Espaciales encontraron de su Primarca fue su espada gélida, Mjalnar, y su enorme y vacía armadura demoníaca desparramada fuera de la entrada a su templo personal a Khorne.

Aunque consumidos por la desaparición de su Primarca, los Lobos Espaciales carecían de tiempo para localizar a Russ, ni siquiera de comprobar si estaba vivo. Los Leales habían huido porque el propio planeta estaba muriendo, pues su siempre excéntrica órbita lo arrastraba irremisiblemente hacia su destrucción. Los Lobos Espaciales echaron la culpa a los Mil Hijos, afirmando que solo la más horrible de las hechicerías podría haber llevado a cabo semejante hazaña. Desprovistos de su Primarca, y con su planeta desgarrándose en pedazos, la Legión hizo lo mismo. Algunos se quedaron en Fenris y saciaron su sed de sangre matando a cualquiera que pudieran encontrar antes del fin. La mayoría embarcó en sus naves, y se dispersaron por la galaxia siguiendo las mareas de la Disformidad, satisfechos simplemente con descargar su venganza sobre el Imperio.

Los Hermanos de Manada[]

Ardientes con la arrogancia y la seguridad de la juventud, y ya sin la carga de la lealtad a Leman Russ, grandes números de Garras Sangrientas rechazaron las enseñanzas de sus mayores y partieron a enseñar a la galaxia el verdadero significado de la agresión descontrolada. Ignorando voluntariamente la estructura de las enseñanzas de Luther, que veían como un anatema contra la pureza de Khorne, cada uno de ellos compitió por ser el más brutal y sediento de sangre en honor a su dios. Aunque estos "Hermanos de Manada" ahogaron a las propias estrellas en sangre, tal intensidad no podía mantenerse a largo plazo. Fueron consumidos rápidamente por la guerra, muriendo bien a manos del enemigo, o bien, igual de probablemente, asesinados por sus propios compañeros. Un destino así, no obstante, hace poco para frenar a las bandas de rebeldes Garras Sangrientas que periódicamente abandonan los confines de sus Grandes Compañías para seguir los pasos de los primeros Hermanos de Manada.

Organización[]

"Apenas había sido iniciado y estaba lleno del espíritu del Wulfen cuando el propio Primarca convocó a mi Manada de Garras Sangrientas. Nos llevó a las profundidades de los bosques de Asaheim, y puso a prueba nuestras habilidades rastreando a una manada de Lobos de Fenris.

Desde la cobertura de un promontorio rocoso observamos cómo la manada acorralaba a un rebaño de alces de nieve. Los jóvenes lobos aullaron y gruñeron, y después cargaron directamente hacia el sólido muro de bestias que tenían ante sí. Me sorprendí ante una estupidez tan valerosa, murmurando que serían desgarrados por las afiladísimas cornamentas de los alces, pero Russ solo se rió suavemente y señaló a un grupo de arbustos. De allí saltaron los miembros más viejos y sabios de la manada. Habían aprovechado la ruidosa distracción para infiltrarse por los mal defendidos flancos del rebaño. En el pánico, la línea defensiva fue dispersada y los jóvenes lobos no tuvieron problemas para acabar con los poderosos alces uno por uno sin una sola baja.

Mientras la manada empezaba a comer, Russ se volvió hacia mí y dijo: 'Así es como lucha un verdadero lobo, Bjorn. Así es como luchamos nosotros...'
"

Guardia del Lobo Bjorn Garra Implacable

Tras la desaparición de Leman Russ, la naturaleza fiera, testaruda e independiente de los Lobos Espaciales hizo que ningún Señor Lobo pudiese reclamar el apoyo unánime de sus iguales. Como consecuencia, las Grandes Compañías de la Legión se separaron, con carismáticos Señores Lobo como Kyrl Sangresombría, Hengst Melenasangrienta y Bjorn Garra Implacable dirigiendo a sus hermanos en dispares y descoordinadas masacres. Con el tiempo, incluso estas agrupaciones empezaron a fracturarse. Los primeros en separarse fueron grupos de jóvenes Astartes que buscaban apartarse del gobierno de sus comandantes, para ellos estancado y complaciente. A medida que la muerte o la mutación se llevaban a los Señores Lobo originales, estallaron luchas entre los que buscaban sucederles. Tales enfrentamientos terminaban generalmente con el vencedor reclamando los cráneos de sus contrincantes, pero en ocasiones ha llevado a la agria división de antaño poderosas Grandes Compañías.

Los Marines recién iniciados empiezan agrupados en grandes Manadas, y se los conoce como Garras Sangrientas. Con la vitalidad de la juventud, cargan de frente hacia el enemigo para derramar sangre en nombre de Khorne. Aquellos con la habilidad o la fortuna suficientes para sobrevivir hasta asimilar las enseñanzas de Luther toman un enfoque más mesurado y aún más efectivo en combate. Estos Cazadores Grises usan la infiltración y la astucia para colocarse silenciosamente en posición, para descargar mejor una muerte rápida sobre sus confiados enemigos. Los mejores exponentes del arte de Khorne suben a la posición de Guardias del Lobo. Se les encargan las misiones más importantes, como aplicar la voluntad de su amo sobre una Manada díscola, o abrir paso al Señor Lobo para que rete a los líderes enemigos.

La Legión ni ama ni necesita la escritura, almacenando todo su conocimiento e historia en forma de sagas recitadas de viva voz. Aunque cada hermano ansía contar la épica historia de sus hazañas en el campo de batalla, los especialistas de la Legión lo usan como una ayuda para sus propias tareas. Los Sacerdotes de Hierro memorizan todo de esta forma, desde la manera de operar naves espaciales a la de reparar armas y armaduras, mientras que los Selectores de los Muertos usan las sagas para recordar el proceso de creación de nuevos Marines Espaciales.

Las naves de los Lobos Espaciales están tripuladas por humanos llamados siervos. Atienden a las necesidades de los Marines e incluso los siguen al campo de batalla. Algunos son cultistas de Khorne que han buscado voluntariamente a la Legión en un vano intento de demostrar su valía como Astartes. La mayoría de ellos simplemente son personas capturadas en lugar de asesinadas durante las incursiones. En cualquier caso, estos debiluchos no duran mucho con vida, sufriendo los accesos de ira de sus amos, o convirtiéndose en comida para los lobos de Fenris en los largos viajes entre combates.

Doctrina de combate[]

En el campo de batalla, los Garras Sangrientas se lanzan enloquecidos contra el enemigo. En su deseo de luchar, estos jóvenes Astartes, a menudo transformados en bestiales Wulfen, olvidan todo pensamiento sobre tácticas o sigilo. Los Astartes más maduros emplean sus años de experiencia para colocarse en posición, listos para atacar al enemigo en sus vulnerables flancos. El efecto psicológico de esto no puede subestimarse. Incluso la línea de disparo más disciplinada ha flaqueado y se ha roto al darse cuenta de que no solo se enfrenta a una veloz marea de garras y dientes, sino que además el enemigo ya está tras ellos y se está abriendo camino a sangre y fuego para acabar con ellos.

Aunque la Legión no invoca intencionadamente Demonios, pues consideran que tales actos se parecen demasiado a la hechicería para su gusto, las entidades se ven arrastradas a sus carnicerías de todas formas. Se ha observado que algunos Demonios Menores surgen de los cadáveres o se forman a partir de los charcos de sangre recién derramada para ayudar en la matanza. Después de ganar el combate, y como corresponde a su naturaleza nómada, la Legión y sus acompañantes se dedican a saquear el campo de batalla. Guiados por su olfato, los Hermanos de Batalla regresan a donde mataron para tomar trofeos de enemigos dignos. En el caso de otros Astartes, esto puede incluir armas y piezas de armadura para reemplazar las que se les van estropeando. Rara vez las repintan, prefiriendo que queden como recordatorio de otras batallas, y como una provocación a sus enemigos que les recuerde sus anteriores derrotas.

Tras ellos vienen los Selectores de los Muertos. Acechan el campo de batalla seleccionando los cráneos que consideran más valiosos para Khorne. También recogen la semilla genética de los Lobos Espaciales caídos y seleccionan a aquellos enemigos que lucharon lo bastante bien para ser salvados del borde de la muerte e iniciados forzosamente en la Legión. Bajo la dirección de los Sacerdotes de Hierro, los siervos de la Legión son enviados a rastrear el área en busca de cualquier cosa de utilidad. Como los Lobos Espaciales tienen poca capacidad de manufacturar, y menos interés aún en asentarse para emplearla, casi todo lo que tienen debe ser saqueado, desde la munición bólter a Land Raiders enteros. Solo cuando los lobos de Fenris han regresado de cazar y devorar a los enemigos que huyeron cobardemente de la batalla la Legión comienza su viaje hacia la siguiente batalla.

Semilla genética y reclutamiento[]

Desde los primeros días de la Legión, el método de implantación de la semilla genética de los Lobos Espaciales ha sido brutalmente idiosincrásico. Desde su conversión a Khorne, esto no ha hecho sino agudizarse. Después de que los jóvenes Primarcas hubiesen sido abducidos y dispersados por la galaxia, el Emperador ordenó que los implantes de las Legiones fuesen creados en base a lo que quedó de sus patrones genéticos. En el caso de los Lobos Espaciales, el proceso fue defectuoso, lo que dio lugar a extensos y devastadores niveles de rechazo y mutación. Se investigaron varias terapias alternativas basadas en la secuencia genética del Primarca, pero la que resultó finalmente elegida se conoció como la Helix Lupus. Al principio el proceso estuvo a punto de ser rechazado, pues transformaba a los aspirantes en salvajes incoherentes, carentes de raciocinio. Sin embargo, cuando los cambios hubieron remitido, se lo reconoció como la pieza que faltaba en el puzle, reconfigurando el cuerpo del aspirante a una forma mucho más receptiva hacia las rarezas de la línea genética de Russ.

Inicialmente esto se hizo en condiciones controladas, con los sujetos atados durante el proceso y alimentados por vía intravenosa con los nutrientes necesarios para alimentar su transformación. Al tomar el mando de la Legión, Russ cambió dramáticamente estos procedimientos. Un laboratorio esterilizado no era lugar para el nacimiento de un lobo de Fenris, y por tanto una vez que se administraba la Helix Lupus, los aspirantes eran arrojados a los desiertos montañosos de Asaheim. En mitad del cambio, se esperaba de estas bestiales criaturas que siguieran sus instintos, que cazaran y consumieran la carne necesaria para reconfigurar sus cuerpos. Después, debían demostrar la compostura suficiente como para regresar al Colmillo para que pudiera completarse el proceso y su entrenamiento empezara lo antes posible.

Tras la Herejía, la aplicación de la Helix Lupus se volvió incluso más brutal. En el campo de batalla, la Legión masacra indiscriminadamente, dedicando sus victorias a Khorne, su Dios de la Sangre y los Cráneos. Acechando a través de la matanza como espectros cadavéricos se encuentran los Selectores de los Muertos. Parte Apotecarios, parte acólitos de Khorne, atienden a los hermanos caídos, decidiendo si son dignos de seguir viviendo, o de entregar su semilla genética a la Legión y sus cráneos al trono de su deidad. Los Selectores también eligen a aquellos enemigos que han luchado con especial valor y ferocidad, y que han demostrado ser dignos de unirse a la Legión de Khorne. Están tocados por la voluntad del propio Dios de la Sangre, con habilidades que superan de lejos hasta las del más capaz de los cirujanos. Bajo sus administraciones, y con la aplicación de la Helix Lupus, hasta una herida mortal puede ser curada.

Una vez marcados por Khorne de esta forma, la bestia interior se desata, y el largo y agónico proceso de transformar sus cuerpos y mentes en los de los Hijos de Russ puede comenzar. Aunque los procesos tradicionales de implantación de semilla genética requieren que el aspirante no haya superado más que el inicio de la pubertad, parece ser que la corrupta Helix Lupus permite que el proceso pueda aplicarse a candidatos completamente adultos. Se ha sugerido que puede incluso ser usada para corromper forzosamente a Astartes de otras Legiones para que sirvan a Khorne. Aunque ninguna de las Legiones Leales ha admitido jamás que esto haya ocurrido a uno de sus hermanos, supondría un nuevo peligro añadido a la lucha contra los Lobos Espaciales: que al hacerlo se arriesguen a un destino peor que la muerte.

Además de la naturaleza bestial de la Helix Lupus, la línea genética de Russ siempre ha exhibido ciertas rarezas, como sus sentidos increíblemente desarrollados, o la forma en que sus incisivos se alargan y se asemejan a colmillos con la edad. A lo largo de los milenios, el retorcido poder del Caos ha concedido aún más cambios beneficiosos que potencian sus ya considerables fuerza y brutalidad. Bajo la atenta mirada de los Selectores de los Muertos, este proceso ha sido guiado para llevarlos cada vez más cerca de su ideal del asesino perfecto.

Mundo natal[]

Fenris, el lugar donde nació la Legión, era un mundo letal antes ya de que fuese reclamado por Khorne. Sus islas se hundían periódicamente bajo las olas, obligando a la población a lanzarse a los mares plagados de kraken en busca de nuevos hogares. Los fértiles suelos volcánicos les permitían cultivar cosechas durante la estación cálida para alimentarlos a ellos y a sus animales durante los largos y fríos inviernos, así como grano para fermentar cerveza.

El único continente del planeta, Asaheim, era el único lugar aislado de esta agitación tectónica. Permanentemente alzado por encima de los mares, su costa era un único y escarpado acantilado, lo que hizo que la primera vez que la Humanidad logró poner pie en él fue cuando llegó el Imperio. Los animales que acechaban en los bosques y los picos de las montañas de Asaheim no eran menos peligrosos que los que se encontraban en los océanos: osos, mamuts y los más peligrosos e icónicos de todos, los lobos de Fenris. Se habían visto manadas de ellos en las islas, cazando al ganado y a la población, y eran muy capaces de lanzarse al mar en busca de nuevas presas.

Aunque Fenris murió cuando su errática órbita lo lanzó hacia el corazón de su sol, una muerte más sutil tuvo lugar cuando Russ regresó tras la Herejía. Aquellos que no se sometieron a Khorne fueron diezmados, y los turbulentos mares se enrojecieron con la sangre de los "no iluminados". La pérdida simultánea de su Primarca y de su mundo natal dividió a la Legión en partidas de guerra que zarparon hacia el mar de las estrellas en busca de nuevos planetas en los que dedicarse a su asesino oficio.

En ocasiones, estas partidas de guerra se cansan del Imperio y vuelven al Ojo del Terror para probar sus habilidades contra los adoradores de otros Dioses del Caos y tomar sus cráneos. Como muchas otras Legiones, han tomado para sí un mundo en esa región, aunque no como un hogar, sino como un santuario. Es en este mundo muerto, muy alejado de los observadores sensores de las naves del Imperio, donde la Legión acude a hacer sus ofrendas a Khorne. Las montañas de cráneos votivos se alzan hasta las nubes plagadas de Demonios, y cada calavera añadida se dice que sostiene y alza aún más el trono de Khorne. En un reino donde la Disformidad y el plano material se mezclan, ¿quién puede decir que se equivocan?

Incapaces de aceptar que su hogar ancestral se ha desvanecido de verdad, los Lobos Espaciales se sienten arrastrados a regresar al sistema Fenris. Esto ha sido empleado por el Imperio, y en especial por los Mil Hijos, para tenderles emboscadas o provocarles a entrar en batalla. La visión de los enemigos de sangre de la Legión profanando con su presencia el lugar donde se encontraba su mundo natal es un insulto que ningún verdadero hijo de Russ puede ignorar. Más de una partida de Lobos Espaciales se ha lanzado voluntariamente hacia una trampa, siendo el destino más glorioso el del Señor Lobo Skyrar y sus Lobos Oscuros. Destruyeron tres Fragatas de escolta, e incluso con su nave debilitada por salvajes magicks, lograron embestir la Barcaza de Batalla de los Mil Hijos y romper catastróficamente su motor de Disformidad. Mucho después de que se haya cerrado, los ecos de la Fisura de Skyrar aún resuenan a través del sistema Fenris como señal de su desafío.

Creencias[]

Desde su iluminación en Prospero, los Lobos Espaciales se han dedicado a la adoración de Khorne, masacrando sistemas enteros en su nombre. Sin las estructuras de fe que les dio Luther, sus salvajes y autodestructivos excesos habrían llevado a la Legión a extinguirse hacía mucho. Como muestra de respeto, los Ángeles Oscuros son una de las pocas Legiones del Caos a cuyo lado los Lobos Espaciales desean luchar. Normalmente prefieren luchar solos, confiados en que aunque sean superados ampliamente en número, son rivales más que dignos para cualquier oponente.

Aunque el destino de Leman Russ se desconoce, cada Lobo Espacial tiene una teoría. Algunos dicen que, como Roboute Guilliman, fue capturado por los Primarcas imperiales y llevado de vuelta a Terra encadenado. Otros dicen que fue expulsado a la Disformidad, o que su misma esencia fue aniquilada por los poderes psíquicos de Magnus. Todos aseguran, no obstante, que ni siquiera la misma muerte podrá evitar que Russ regrese a reunificar a la Legión para su gran batalla final, la Hora del Lobo. Algunos creen que con las fuerzas del Caos reuniéndose y organizándose por fin para un ataque todopoderoso sobre el Imperio, el Fin de los Días está cerca, y que el regreso de Russ es inminente. Como se le negó poner pie en Terra durante la Herejía de Dorn, creen que ningún poder en este universo podrá impedirle ahora que tome parte en la destrucción final del Archibrujo.

Los Collares de Khorne[]

Portados por los guerreros de Fenris como una defensa contra la magia, los torques de hierro se hicieron comunes incluso entre los Lobos Espaciales terranos. Después de que la Legión se entregase a la adoración al Dios de la Sangre, empezaron a llamarlos "Collares de Khorne", y grabaron elaborados símbolos de cráneos en el metal. Más allá de la simple superstición, estos objetos tienen un potente efecto protector contra los psíquicos y la magia, pues Khorne es anatema para ellos. Como la costumbre es ungir el collar con la sangre de un oponente derrotado, el pectoral de un Lobo Espacial siempre está salpicado de color carmesí. Tanto se hace esto, que se ha observado que algunos collares tomados de Lobos Espaciales muertos han exudado sangre durante meses o incluso años. El collar más infame fue fabricado por Bjorn Garra Implacable, supuestamente a partir del hierro de la sangre de los miles de enemigos que había matado personalmente. Se dice que Khorne se enfureció ante el orgullo de Bjorn, quien estaba reteniendo lo que era legítimamente suyo, y condenó al Señor Lobo por sus actos. En el clímax de la Rebelión de Proxima, el momento de su mayor triunfo, Bjorn fue derribado y encerrado para toda la eternidad dentro de un Dreadnought. Cualquier hijo de Russ que se atreva a vestir este collar queda imbuido de la legendaria furia y habilidad de Bjorn, aunque parece ser que no de una gran esperanza de vida.

Grito de guerra[]

Normalmente lo único que los oponentes de los Lobos Espaciales oyen antes del ataque es el hambriento aullido de berserker de las Manadas de Garras Sangrientas, pero en las ocasiones en que toda la fuerza ataca abiertamente, "¡Por Russ, por los cráneos, por la Hora del Lobo!" suele ser empleado como grito de guerra por el Señor Lobo.

Leer más[]

Herejía de Dorn - Historia y Legado de la Traición de Dorn (No Oficial).

Fuentes[]

Extraído y traducido de The Dornian Heresy - The Legio Imprint, creado por el foro Bolter and Chainsword.

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